"?Que acaben la Cidade da Cultura de una vez!"
Defiende enfrentar la arquitectura con una actitud cr¨ªtica, ¨¦tica y vital. "No podemos aceptar todo lo que nos cuentan, hay que cuestionarse la realidad, ver si es verdad o no y adoptar una actitud". Y hay que huir de las modas, alert¨® Manuel Gallego Jorreto (O Carballi?o, 1936) al recoger hace 15 d¨ªas la Medalla de Oro de la Arquitectura, un reconocimiento del Consejo Superior de su profesi¨®n a toda una carrera. Jubilado como catedr¨¢tico, este arquitecto que nunca construy¨® nada fuera de Galicia -aunque es reclamado para ense?ar en el extranjero- sigue plenamente activo. El autor del Museo de Belas Artes (Premio Nacional de Urbanismo) o de la residencia del presidente de la Xunta en Monte P¨ªo no est¨¢ dispuesto a tirar la toalla.
"Rehabilitar es una exigencia l¨®gica y razonable, y m¨¢s en tiempo de crisis"
Pregunta. Trabaja en rehabilitaciones, como la que ser¨¢ el Museo de las Peregrinaciones. ?Se debe conservar todo?
Respuesta. Es una obra compleja porque es un edificio nada atractivo que forma parte del monumento de la ciudad de Santiago. El patrimonio es lo que tiene valor o lo que lo adquiere por circunstancias, no s¨®lo por los a?os, que suelen acarrear calamidades.
P. ?Debe haber m¨¢s rehabilitaci¨®n que la que hay?
R. Debe hacerse con sentido com¨²n. En una situaci¨®n de penuria, si hay algo usado, hay que rehabilitarlo. Pero muchas veces hay que dejar tranquilas las ruinas, testimonio del paso del tiempo. No hay que obsesionarse con rehabilitar, pero creo que es una exigencia l¨®gica y razonable, y m¨¢s en una crisis.
P. El jurado calific¨® de ¨¦tica su arquitectura.
R. Me parece un piropo quiz¨¢s excesivo. Lo entiendo en el sentido de que en la arquitectura no vale todo. Toda est¨¦tica encierra una actitud ¨¦tica.
P. Se opone a la tendencia actual del exceso arquitect¨®nico.
R. Hay mucha gente que piensa como yo pero no se atreven a decirlo p¨²blicamente. El arquitecto ha pasado a ser una figura social, una estrella. Es un fen¨®meno relativamente reciente pero que se va agrandando.
P. ?La crisis puso coto a los excesos de la arquitectura?
R. En cierta medida evidenci¨® que muchas cosas eran irracionales. Fue una llamada de atenci¨®n, aparte de demostrar el disparate, el despilfarro y el coste energ¨¦tico desaforado de lo inmobiliario. Me parece bien, lo que es triste es que sea consecuencia de un drama social como es la crisis.
P. ?Existe una alternativa?
R. La ecolog¨ªa, el control energ¨¦tico, la sostenibilidad, son estrategias para enfrentarse a la realidad, aunque se mezclan el que verdaderamente la quiere usar como instrumento de cambio social y el que lo utiliza para vender otro producto.
P. ?A¨²n se est¨¢ a tiempo de salvar la costa?
R. Parte no es recuperable, pero si de aqu¨ª no pasa, pues qu¨¦ bien. S¨ª, se est¨¢ a tiempo pero tambi¨¦n de hacerlo mucho peor. Se cree que todo plan urban¨ªstico es la salvaci¨®n y no, es su calidad y su seguimiento lo que dan garant¨ªas.
P. Debe estar harto de la Cidade da Cultura, la gran obra arquitect¨®nica de Galicia, sin esa contenci¨®n que usted propugna.
R. La Cidade da Cultura me tiene aburrido. Y a la mitad de los gallegos tambi¨¦n. Hay dos temas, uno social y otro de arquitectura. Yo cre¨ª que iba a ser un debate de arquitectura cuando se plante¨®, y no fue as¨ª, se transform¨® en una pelea social. Es un tipo de arquitectura totalmente respetable pero que no me interesa. Y luego, el tema social: ?c¨®mo un edificio puede acabar costando tanto dinero y tanto tiempo? No hay quien lo entienda.
P. ?Por el af¨¢n de las ciudades de tener edificios de referencia?
R. Todas tienen ese af¨¢n pero con reglas de juego y l¨ªmites. Lo que es sorprendente es c¨®mo ha cambiado y desvirtuado el proyecto en este tiempo. No lo entiendo. ?Que acaben con el tema de una vez! Lo que me da verg¨¹enza es que sea el tema b¨¢sico de nuestra existencia como gallegos, es un cierto cachondeo. No puede ser, dejemos las cosas en su sitio. Y luego en el plano social, que los ciudadanos opinen votando. Aqu¨ª lo tienen dif¨ªcil, porque todos los partidos lo aceptaron. Tambi¨¦n es verdad que es una situaci¨®n cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Nace de una forma, se desvirt¨²a y nadie se atreve a decir que no, luego ya est¨¢ hecho la mitad y a ver qu¨¦ se hace. Requiere m¨¢s valent¨ªa.
P. Dice que no hay una escuela gallega de arquitectura aunque s¨ª una forma distinta de hacer las cosas.
R. Hay una forma de ser gallego. Igual que hay un acento al hablar. No hay una arquitectura gallega, hay una forma de expresarse y a partir de ah¨ª se van creando actitudes, estilos. La arquitectura gallega es barroca, rom¨¢nica y es actual. Y en todas ellas hay una forma de ser espec¨ªfica. Cuando uno se compromete vitalmente con un lugar, sin querer se va empapando y eso sale en las obras.
P. ?Le molesta que olvidasen el proyecto para el Castro de Elvi?a?
R. Es una decepci¨®n. Hubo un concurso y se par¨® por falta de dinero. Ahora hay menos, pero el lugar requiere una protecci¨®n. Se convocan demasiados concursos que no salen adelante. ?C¨®mo es posible ese despilfarro de esfuerzos y de dinero?
P. ?Tiene preferencia por alguna de sus obras?
R. Siempre tengo preferencia por las que no se han podido ejecutar. Son espinas clavadas.
P. ?Y de las construidas, hay alguna con la que est¨¦ disgustado porque se ha desvirtuado?
R. Las construidas es mejor no mirar para ellas. Todas tienden a desvirtuarse, es una ley infalible. Cada vez que hacen una modificaci¨®n en una obra p¨²blica es para peor.
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