EE UU retrata al presidente yemen¨ª totalmente alejado de la realidad
"Si le digo que el pa¨ªs tiene problemas, se enfada", confes¨® un parlamentario
En la capital de Yemen, uno de los pa¨ªses ¨¢rabes m¨¢s pobres, existe un hospital de 16 camas construido para un solo hombre: el presidente Ali Abdal¨¢ Saleh, en el poder desde 1978 (primero en Yemen del Norte y, desde 1990, en el Yemen unificado). Inaugurado en mayo de 2009, el centro sanitario presidencial cost¨® 5,8 millones de euros, una fortuna en un pa¨ªs donde la renta per c¨¢pita es de 1.900 euros anuales.
"La plantilla est¨¢ compuesta por m¨¦dicos alemanes e indios, los equipos son lo ¨²ltimo en ortopedia y otorrinolaringolog¨ªa", escribe el embajador estadounidense en San¨¢, Stephen Seche, en un informe confidencial fechado en octubre de 2009 y difundido por Wikileaks a EL PA?S y otros cuatro medios.
Seche a?ade que el presidente yemen¨ª, de 64 a?os, fue tratado all¨ª tras caerse de una bicicleta de monta?a.
Los cables relatan c¨®mo las cr¨ªticas al presidente, al nepotismo, a la corrupci¨®n, afloran incluso en su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo, algo in¨¦dito hasta hace poco y que, en palabras del embajador, "presagia una escasa capacidad de recuperar la confianza del pueblo".
El propio Saleh es cada vez m¨¢s desconfiado. "He intentado decirle que Yemen tiene problemas graves, pero se enfada y me grita que me vaya. ?l y yo peleamos a menudo por sus hijos. No escucha a nadie", contaba en el verano de 2009 un pariente de Saleh y parlamentario del gubernamental Congreso General del Pueblo. Y a?ad¨ªa: "Ha ido dejando fuera [a sus antiguos confidentes y asesores] y ha empezado a confiar solamente en s¨ª mismo y en su familia m¨¢s cercana para la toma de decisiones". Para esta fuente "el quid del problema es que su Parlamento, el sistema judicial y todos los ministerios obedecen directamente al presidente".
Un telegrama sintetiza as¨ª la actitud de Saleh hacia EE UU, actitud que el diplom¨¢tico autor de la nota extiende a otros l¨ªderes ¨¢rabes: "Saleh detesta que se le perciba como servil a los intereses de Estados Unidos o de Occidente. No es nuevo que esgrima la amenaza dual de terrorismo e inestabilidad cuando se refiere a conflictos internos. Saleh usa sistem¨¢ticamente esta t¨¢ctica cuando intenta atraer el apoyo del Gobierno de EE UU".
Los mensajes cifrados de la Embajada en San¨¢ dibujan un presidente de humor muy cambiante y pedig¨¹e?o. Un cable menciona "su car¨¢cter colorido y su tendencia a ser teatrero". Otra describe as¨ª una reuni¨®n: "Durante los 40 minutos se mostr¨®, alternativamente, desde?oso, aburrido e impaciente".
En una reuni¨®n con un alto cargo de seguridad nacional de la Administraci¨®n de Obama, mientras negocian el destino de los presos yemen¨ªes de Guant¨¢namo, le espeta: "?Cu¨¢ntos d¨®lares va a traer EE UU?". Y, cuando su interlocutor se declara preocupado de que las ayudas econ¨®micas puedan ser desviadas a otros fines por funcionarios corruptos, Saleh le propone un cambio: "Que EE UU done suministros y maquinaria en vez de fondos en met¨¢lico para frenar la corrupci¨®n". Para el embajador que redacta el telegrama la propuesta presidencial "evidencia una falta de confianza en la capacidad de su propio r¨¦gimen para gestionar dinero en efectivo y dif¨ªcilmente ofrece una soluci¨®n para frenar la corrupci¨®n a largo plazo".
Saleh, como algunos de sus hom¨®logos ¨¢rabes, prepara hace a?os a uno de sus hijos para la sucesi¨®n. Ahmed Ali Abdal¨¢ Saleh es el comandante de la Guardia Republicana. Otro parlamentario del partido gubernamental insiste en que la familia Saleh mueve todos los hilos. "Sus [hijos] y sobrinos, que son como sus hijos, lo manejan todo". El diputado opina que el presidente debe echar "a sus generales corruptos y a sus parientes".
Un funcionario de Sanidad cuenta que el presidente accedi¨® a que su hospital personal atendiera a un pu?ado de generales y casos cr¨ªticos "para que los m¨¦dicos no se aburran ni pierdan destreza en el quir¨®fano", explic¨® la fuente.
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