El narrador del cuento tiene dos mam¨¢s
Los libros infantiles ense?an a abordar con naturalidad realidades y asuntos familiares minoritarios o tab¨²
"Un ni?o de siete a?os deber¨ªa conocer algunos acontecimientos de la historia familiar, de la vida o de la infancia de los padres o de los bisabuelos. Y algo de la propia biograf¨ªa, para poder contar un par de an¨¦cdotas sobre uno mismo cuando era m¨¢s peque?o...", afirma la pedagoga alemana Donata Elschenbroich en Todo lo que hay que saber a los siete a?os (Destino, 2010). Y la pregunta es: ?los peque?os saben hablar de su entorno? No hay un tipo de familia ¨²nica y las editoriales se hacen eco en sus cuentos de esta realidad. Estas p¨¢ginas pueden ser protagonizadas por Paloma Li, que naci¨® en China y fue adoptada; Carmen, que tiene dos mam¨¢s o Antonio, de padre desconocido. El arco de la tem¨¢tica infantil se abre tambi¨¦n a temas espinosos como el alzh¨¦imer, la discapacidad o la muerte. No vale decir "se ha dormido para siempre" porque a edades tempranas uno tiende a quedarse con una interpretaci¨®n literal.
"Los adultos transmiten sus prejuicios", dice la due?a de A Fortiori
"Antes nuestros textos ten¨ªan moralina", reconoce Interm¨®n Oxfam
"Cuando los estudios dicen que la mayor¨ªa de los chicos de 13 a?os piensan que la homosexualidad es una enfermedad, el problema es de los adultos. El ni?o nace sin prejuicios, son los mayores quienes los transmiten", sostiene Natividad de la Puerta, due?a de A Fortiori, un sello "peque?o, perif¨¦rico, independiente y suicida". Con su colecci¨®n En favor de la familia pretende "ense?ar que el valor universal es el amor, con independencia del tipo de familia". En sus libros -tambi¨¦n editados en euskera- la novia de pap¨¢ no es una madrastrona o los ni?os no est¨¢n sobreprotegidos. "De repente, los padres quieren que sean capaces de tomar sus propias decisiones y ellos no saben. ?C¨®mo van a saber? Para eso hay que entrenarse", se queja esta ex directora de un colegio y doctora en Historia Econ¨®mica.
"En Interm¨®n Oxfam empezamos a editar libros infantiles hace 15 a?os", cuenta Cristina Concell¨®n, su responsable. "Eran multiculturales, protagonizados por ni?os de otros ¨¢mbitos geogr¨¢ficos y ocurr¨ªan all¨ª. Y nos dimos cuenta de que no llegaban a los lectores. Ten¨ªan demasiada moralina. Intent¨¢bamos meter el mensaje de la tolerancia de forma obvia y el ni?o lo rechazaba". Por eso hace siete a?os empezaron a sacar libros interculturales -un escenario cercano al peque?o lector, que en muchas ocasiones comparte pupitre con alumnos inmigrantes- con una trama divertida y en la que su situaci¨®n personal se lleva con naturalidad, es anecd¨®tica.
De esta moralina quiso huir Luc¨ªa Moreno cuando fund¨® Topka en 2006. No encontraba libros que dibujasen la realidad de su hija "magreb¨ª, con zapatos ortop¨¦dicos y dos mam¨¢s". Moreno sostiene que en los libros la diversidad suele ser la protagonista, y no el tel¨®n de fondo. En su colecci¨®n de libros sobre Manu -un trasto de tres a?os- "no se hace hincapi¨¦ en que ¨¦l tiene dos mam¨¢s, porque eso no es lo que les interesa a los ni?os, sino si se cae o no de la silla".
"No es verdad que ahora haya m¨¢s familias singulares. Siempre se adopt¨®, pero no se dec¨ªa, los homosexuales adopt¨¢bamos como solteros... Lo que s¨ª que hay es una mayor concienciaci¨®n", prosigue Moreno. Una parte considerable de sus ventas provienen de EE UU, "un pa¨ªs conservador pero con tradici¨®n en diversidad por su componente racial". En este momento de crisis no se plantea sacar ning¨²n t¨ªtulo -siempre biling¨¹es- a la espera de tiempos mejores. "No quiero traducciones, sino crear el libro desde el principio. Lo que recibo no me gusta: es racista o paternalista..."
Algunas editoriales grandes dedican atenci¨®n a estos temas, como La Galera, con su colecci¨®n Llegu¨¦ de..., protagonizada por ni?os adoptados en Etiop¨ªa, Rusia o Colombia. Los vol¨²menes concluyen con informaci¨®n del pa¨ªs de origen. O peque?os proyectos como Diario de Abel, de Eduardo Ochoa, en la Fundaci¨®n Quinta. "No es un tebeo, ni un c¨®mic, ni siquiera una agenda para anticipar o estructurar el tiempo. Se trata de un diario, del diario de un ni?o con autismo, mi hijo. Tiene ocho a?os y se llama Abel", escribe Ochoa, que ha llenado el libro de vi?etas.
Ana Folgueira, economista, y Laura S¨¢nchez-Ostiz, periodista, due?as de Syllabus Ediciones, tambi¨¦n se las ven y se las desean, como Moreno, para encontrar material. "Desde octubre queremos editar un libro sobre un ni?o discapacitado y no hay nada apropiado", explica frustrada Folgueira. "El libro nos tiene que enamorar, como Se?or mayor -el caso de un abuelo con alzh¨¦imer- un texto po¨¦tico que casa muy bien con la ilustraci¨®n. El se?or parece salido de una corteza...".
Su proyecto naci¨® en 2009 a lo grande. Consiguieron que un banco comprase 3.000 ejemplares de En alg¨²n lugar de China -escrito por Folgueira, madre de dos ni?as adoptadas e ilustrado por Emilio Amade- y que unos grandes almacenes lo comercializase sin recibir nada a cambio. Eso les permiti¨® donar 36.000 euros -el 50% de la recaudaci¨®n- para la operaci¨®n de ni?os hu¨¦rfanos en China. "Esperamos cerrar un acuerdo con un autor de prestigio y, de ser as¨ª, intentaremos repetir la iniciativa". Mientras tanto, un euro de sus cuentos solidarios se destina a ayudar.
No todos los sellos han tenido tanta suerte. "Mis libros los compran docentes para trabajar en el aula, facultades de psicolog¨ªa o magisterio, muchas bibliotecas... Pero en las librer¨ªas es muy complicado tener visibilidad y el poco dinero que tengo lo gasto en acudir a seminarios", explica la due?a de A Fortiori, que cuelga sus libritos en su web. Se muestra orgullosa: "No creo que reste ventas y la cultura hay que compartirla para seguir creando. En una escuela de Quito se han bajado un cuento y tienen en la web un debate muy divertido".
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