La muerte del romanticismo
- "Todo el mundo tiene problemas
y el f¨²tbol termina siendo
el psic¨®logo m¨¢s barato."
Aqu¨ª, traducida, la letra de la canci¨®n que los aficionados del Liverpool dedicaban a Fernando Torres hace apenas una semana: "Otra vez demostr¨® que era un red. ?Torres! ?Torres! Dijo no a ser traspasado. ?Torres! ?Torres! Ama al club y ama a la afici¨®n. Fernando Torres, ?el n¨²mero 9 del Liverpool!"
El lunes varios de los mismos devotos quemaron camisetas del club con el nombre y el n¨²mero del jugador espa?ol.
?Qu¨¦ conclusiones se pueden sacar de un comportamiento tan bipolar, provocado por la noticia de que el ya no tan Ni?o hab¨ªa fichado por el Chelsea?
Bueno, constatar, primero, que la relaci¨®n que tienen muchos aficionados con su equipo es muy parecida a la que tienen los fieles m¨¢s medievales con la religi¨®n. En un pa¨ªs tan tenazmente infiel como Inglaterra, en la era posideol¨®gica en que vivimos, el f¨²tbol alimenta la necesidad humana de creer a muerte en algo m¨¢s all¨¢ de las banales necesidades cotidianas. Segundo, nos recuerda una vez m¨¢s lo infantil que es el seguidor de un equipo, su susceptibilidad a los arrebatos de rabia, su incapacidad de imponer la fr¨ªa raz¨®n a sus procesos mentales. Lo cual es fant¨¢stico. Aquellos que desconocen el refugio que ofrece la pasi¨®n futbolera ante las penurias o el aburrimiento de la vida adulta no saben lo que se pierden.
Torres, tras dejar el Liverpool: "Cuando vas a un club, quieres lo mejor para ti y para el club. Eso es todo"
Cualquiera que se detuviera un momento a reflexionar de forma madura y ponderada sobre la decisi¨®n de Torres de cambiarse al Chelsea ver¨ªa que ha hecho lo que cualquiera har¨ªa en su lugar. El espa?ol es un gran profesional que pronto cumplir¨¢ 27 a?os. El tiempo pasa y lo que ha ganado en t¨ªtulos con sus clubes (pr¨¢cticamente nada) no se corresponde en absoluto con su talento. El Chelsea pasa por una racha no muy buena, pero, a diferencia del Liverpool, est¨¢ en la Champions y seguramente lo seguir¨¢ estando la temporada que viene. El mismo Torres subray¨® el viernes la diferencia en la actitud hacia el f¨²tbol entre el jugador y el aficionado: "El romance en el f¨²tbol ha desaparecido... Cuando te incorporas a un club, quieres hacer lo mejor para ti y para el club. Eso es todo".
Bien. Pero un aficionado no puede permitirse pensar de esta manera. Le privar¨ªa de la posibilidad de vivir las intensas emociones que la vida real le niega. Por eso prefiere el romance de dar rienda suelta a sus emociones, quemar camisetas y odiar a los traidores. Comportamiento, en fin, absolutamente normal y previsible en un seguidor de verdad. En el partido de hoy que enfrenta al Chelsea y el Liverpool en Stamford Bridge, los fans vestidos de rojo se lo pasar¨¢n de lo lindo.
Quiz¨¢ incluso se les ocurra tomar algunas lecciones de los menos previsibles aficionados de Osasuna. Lo que hicieron algunos en el partido del fin de semana pasado contra el Madrid fue realmente rompedor. Descubrieron un m¨¦todo mucho m¨¢s eficaz que el mero insulto ("?Mourinho, mu¨¦rete!" y tal) para influir en el resultado de un partido. Tres veces interrumpieron jugadas peligrosas del Madrid tirando balones al campo, acci¨®n que no dej¨® al ¨¢rbitro m¨¢s remedio que detener el juego. ?Imag¨ªnense la que se habr¨ªa armado si en una de esas jugadas el Madrid hubiera estado a punto de marcar!
La federaci¨®n no se lo imagin¨®. No se pararon a pensar que, si esta ingeniosa irrupci¨®n en el juego de parte de los espectadores se convirtiese en una tendencia general, el f¨²tbol, como deporte serio, competitivo, estar¨ªa perdido. Con lo cual le impusieron al club navarro una multa risible de 602 euros (?por qu¨¦ no 601 o 603?). Deber¨ªan haber cerrado el estadio por tres partidos, uno por bal¨®n.
Comparado con esto, la quema de camisetas o incluso los c¨¢nticos obscenos son chiquilladas. Igual que la reacci¨®n de la afici¨®n del Liverpool el mi¨¦rcoles por la noche al gol que marc¨® el sustituto de Torres, Luis Su¨¢rez, reci¨¦n fichado del Ajax, 16 minutos despu¨¦s de salir al campo. Les hizo olvidarse de Torres en un parpadeo. "?El rey ha muerto! ?Viva el rey!" escribi¨® en un sms un fan del Liverpool. De la furia a la euforia en poco m¨¢s de 602 segundos. Ni?os, ?pero qu¨¦ bien se lo pasan!
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