"El miedo es mayor ahora"
Monica Mbaru, abogada keniana de 40 a?os, coordina en ?frica la Comisi¨®n Internacional de Derechos Humanos de Gais y Lesbianas, con sede en Sud¨¢frica.
Pregunta. La polic¨ªa en Uganda ha detenido a una persona por el asesinato del activista David Kato. ?C¨®mo est¨¢ la comunidad gay?
Respuesta. La polic¨ªa ha sido muy r¨¢pida en atribuir los hechos a un robo y no a la homofobia. Hay m¨¢s miedo ahora que el a?o pasado, cuando el Parlamento amenazaba con aprobar la ley que condenaba a muerte a homosexuales reincidentes. Hab¨ªa mucho miedo entonces, pero ahora el miedo es real. El asesinato de Kato, tras la publicaci¨®n de sus datos y fotograf¨ªa en un peri¨®dico sensacionalista, viene a decir a la comunidad gay que se est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica la ley, aunque no haya sido aprobada. Sugiere que el Gobierno no afronta sus responsabilidades y no protege a sus ciudadanos. Aquellos que, como David, vieron sus fotos y datos publicados est¨¢n muy intimidados, pero el miedo es general.
"Yo soy quien soy. Y su negaci¨®n no va a cambiar mi sexualidad"
P. Veintinueve pa¨ªses en el continente mantienen leyes antisodom¨ªa, heredadas de la ¨¦poca colonial. ?Cu¨¢les son los pa¨ªses por los que m¨¢s temen ahora?
R. Uganda, por supuesto. Ahora por el asesinato de Kato, pero tambi¨¦n porque en cualquier momento, y este a?o hay elecciones, se puede poner sobre la mesa el proyecto de ley. El debate se silenci¨®, pero cualquier chispa puede volver a encenderlo. Y estamos muy preocupados por la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, donde un proyecto que es un calco del de Uganda podr¨ªa aprobarse.
P. Usted es de Kenia. A finales del pasado a?o, el vicepresidente, Raila Odinga, dijo que era necesario detener a los homosexuales. Pero Kenia tiene una constituci¨®n progresista, ?qu¨¦ pas¨®?
R. Odinga se desdijo m¨¢s tarde. Pero no lo hizo como pedimos: en la misma poblaci¨®n, ante la misma gente... Hay un ambiente liberal en apariencia, La poblaci¨®n conoce a los homosexuales en la comunidad. Pero en el momento en que se habla de ellos, entonces son atacados.
P. ?Y en las familias?
R. Cuando yo era una ni?a no se hablaba como ahora de sexualidad. Iba a una escuela de monjas, cat¨®lica, y me llamaban chicazo, porque no me comportaba como se supon¨ªa que se comportaban las ni?as, pero como no se hablaba de eso, yo tampoco pod¨ªa definirme. Tuve suerte porque sacaba muy buenas notas, as¨ª que aunque los profesores hac¨ªan comentarios no me pod¨ªan expulsar. Y, luego, y eso lo he notado tambi¨¦n en Sud¨¢frica, depende del nivel socioecon¨®mico. Soy abogada y en parte la familia depende de m¨ª. No critican abiertamente, pero tampoco hablan de ello, no preguntan por mis parejas, no hablan de bodas, ni de hijos.
P. ?Qu¨¦ pasa entre las clases dirigentes en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Africa? ?Por qu¨¦ dicen que ser gay es algo de occidentales y no de africanos?
R. Eso no se aguanta por ning¨²n lado. No tiene ninguna base. Est¨¢n en un estado de negaci¨®n, de no querer ver que somos africanos gais. No puedo hacer nada con mi sexualidad, no la puedo cambiar. Yo soy quien soy. Y su negaci¨®n no me va a cambiar. Utilizan a los homosexuales como cabezas de turco cuando les conviene desviar la atenci¨®n. Es una cuesti¨®n de deshonestidad, de no hacerse responsables de sus ciudadanos, de culpar a los m¨¢s vulnerables.
P. ?Qu¨¦ hay que hacer?
R. Los derechos de los homosexuales son derechos humanos universales. No es una cuesti¨®n de Europa y ?frica. Debemos seguir peleando, agitando, asegurando una mayor informaci¨®n entre la poblaci¨®n.
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