Se busca mezquita
La denuncia de un vecino obliga a la comunidad musulmana de Arteixo a cerrar su local - Residentes en la zona se quejan de que el colectivo provoca atascos
La comunidad magreb¨ª de Arteixo lleva a?os siendo una excepci¨®n de la regla period¨ªstica de que las buenas noticias no son noticia. Todas las informaciones, incluida una visita electoral del entonces candidato de Esquerda Unida, Anxo Guerreiro, a lo que los arteixanos llaman la mezquita, reflejaban la buena integraci¨®n de este colectivo en esta localidad, mezcla de n¨²cleos rurales, zona industrial y centro urbano en expansi¨®n un tanto ca¨®tica, que ronda los 30.000 habitantes. Estos d¨ªas, sin embargo, los titulares reflejan la reticencia de algunos vecinos a la asociaci¨®n Aboubaker, la que regenta lo que para unos es mezquita y para otros local social. La situaci¨®n preocupa tanto al colectivo de inmigrantes como al Ayuntamiento de Arteixo por si, adem¨¢s de un contencioso puntual, es la punta del iceberg de un desacuerdo larvado.
El bajo no cumple las condiciones que exige la normativa para usos religiosos
Las sedes del resto de colectivos del pueblo nunca se han inspeccionado
"Tienen problemas con nosotros los que no son abiertos de cultura", dice Omar
"Pas¨¦ 15 a?os en el S¨¢hara y s¨¦ c¨®mo act¨²an", esgrime un arteixano molesto
Los magreb¨ªes comenzaron a llegar a Arteixo hace unos 30 a?os. Ahora son medio millar, la mayor¨ªa marroqu¨ªes, pero tambi¨¦n argelinos y de otras nacionalidades. El 60% son feriantes y el resto, como los dem¨¢s vecinos, trabajadores por cuenta ajena, "sus labores" o parados. Un centenar tiene nacionalidad espa?ola, algunos por casamiento o nacimiento. Hay matrimonios mixtos, los ni?os est¨¢n escolarizados y en las calles se pueden ver pandillas de ni?as con velo y chavales con atuendo de raperos. Hace unos seis a?os, el ganador de un concurso de mon¨®logos en gallego organizado por los equipos de normalizaci¨®n fue un alumno del colegio Manuel Murgu¨ªa de Arteixo llamado Essam Nmechahi.
El pasado martes, La Opini¨®n de A Coru?a publicaba que la Comunidad Aboubaker ten¨ªa que dejar el local que tiene como sede desde hace 10 a?os porque no reun¨ªa las condiciones para el uso religioso. Al d¨ªa siguiente, que un grupo de vecinos hab¨ªa entregado numerosas firmas de protesta en el Ayuntamiento, "ante los rumores" de que la asociaci¨®n pretend¨ªa comprar una casa en A Baiuca y por los problemas de tr¨¢fico que generar¨ªa en la zona, donde hay varios centros sociales y la casa consistorial.
El desalojo se determin¨® a ra¨ªz de una denuncia de que el bajo de la mezquita no reun¨ªa las condiciones previstas para usos religiosos. Los t¨¦cnicos municipales inspeccionaron el local y determinaron que la entreplanta no ten¨ªa la altura exigible para que se reuniese gente. El Ayuntamiento le comunic¨® a Aboubaker que deber¨ªa hacer obras o cambiar de sitio y sus dirigentes contestaron que llevaban tiempo buscando otra ubicaci¨®n y que desalojar¨ªan en un par de meses. "En realidad, para el uso que le dan no es necesaria una licencia de actividad, y ninguno de los locales que utilizan otras confesiones, asociaciones vecinales o culturales ha sido revisado, pero en esta caso hay una denuncia", reconocen fuentes municipales.
En la asociaci¨®n no ponen ning¨²n problema para entrar. "Lo que queremos es que la gente y los medios vengan y vean lo que hay. No es una mezquita, es un lugar para rezar, para ense?ar ¨¢rabe, y tambi¨¦n vendemos CD o aceite", dice Omar, el m¨¢s joven si se except¨²a a Abdul Jalil, de ocho a?os, que asegura hablar ¨¢rabe, castellano y gallego. "No tenemos ning¨²n conflicto con nadie, nuestra religi¨®n nos obliga a llevarnos bien con los vecinos", asegura.
Sin embargo, entre ¨¦l y Hassan van desgranando un rosario de acusaciones y de desmentidos: "Dicen que llenamos la calle de coches, pero ya decimos a los asociados que aparquen lejos. Tambi¨¦n que hacemos ruido, o que nos juntamos muchos, y dime t¨² si es verdad", concluye Omar. Se acercan las 20.30, la hora del rezo, y se suman a la conversaci¨®n algunos hombres. Los reci¨¦n llegados tambi¨¦n niegan que haya problemas con el resto de los vecinos, pero uno comenta que su hija tiene problemas en el colegio nuevo por llevar velo. Fue a hablar con el director, sin resultado. "Los ¨²nicos que tienen problemas con nosotros son los que no son abiertos de mente y de cultura", resume Omar.
Todos apuntan como iniciador del contencioso al vecino del 3?. El aludido niega ser el autor de la denuncia, pero reconoce ser "el ¨²nico que se les enfrenta y da la cara". "Pas¨¦ 15 a?os en el S¨¢hara y por eso conozco c¨®mo act¨²an", dice. "La primera vez porque uno me golpe¨® el coche y quer¨ªa irse como si nada. Otro d¨ªa porque entr¨® mi mujer a quejarse de que no pod¨ªa sacar el coche y la zarandearon porque no pod¨ªan entrar mujeres. Habl¨¦ con el im¨¢n, pero nada. Nos quejamos varias veces, pero el Ayuntamiento no hace nada. Incluso les da dinero, en vez de atender a los pobres".
El bar m¨¢s cercano se llama Era o que faltaba, y hay parroquianos que le dan la raz¨®n. "A veces meten ruido a las seis de la ma?ana, y aparcan donde quieren, y eso que el Ayuntamiento les habilit¨® una acera", dice uno. "Tambi¨¦n est¨¢ lleno de coches cuando hay un entierro en la iglesia de Santiago, ah¨ª al lado", se encoge otro de hombros.
La alcaldesa, la socialista Pilar Souto, niega que Aboubaker tenga subvenci¨®n municipal: "Ni la tienen ni la pidieron". "Salvo una denuncia en 2003, tampoco la Polic¨ªa Local tiene constancia de que haya habido ning¨²n incidente serio", a?ade. "Hay quien dice que 'la alcaldesa defiende a los moros', pero yo al colectivo magreb¨ª no le voy a dar un trato mejor o peor que a los dem¨¢s vecinos. Lo que me extra?a es que se agiten ahora estas cosas, despu¨¦s de a?os sin problemas. Creo que hay una intencionalidad pol¨ªtica clara por parte de gente que no mide las posibles consecuencias".
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