Sin retroceso
La apuesta de Batasuna no tiene marcha atr¨¢s, pero su discurso todav¨ªa incluye puntos d¨¦biles
En los estatutos del nuevo partido que la ilegalizada Batasuna presentar¨¢ ma?ana en el registro del Ministerio del Interior se rechaza la violencia de ETA "si la hubiera", seg¨²n explic¨® ayer el dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria. Bastar¨ªa que el Gobierno no impugnase la inscripci¨®n para que la nueva formaci¨®n quedase legalizada, pero har¨¢ bien el Gobierno en evitar hacerlo. Tal como est¨¢n las cosas es mejor que la decisi¨®n, cualquiera que sea, la tomen los tribunales competentes, lo que acabar¨¢ ocurriendo si, como ayer anunci¨® Rubalcaba, el Ejecutivo insta al ministerio fiscal y a la Abogac¨ªa del Estado a oponerse.
Este movimiento de Batasuna se produce en plena tregua de ETA, pero sin indicios de que la banda est¨¦ pensando en retirarse definitivamente, que es el objetivo de la estrategia antiterrorista de la que forma parte la ilegalizaci¨®n. La cuesti¨®n es por ello si el compromiso de condenar la violencia de ETA "si la hubiera" servir¨¢ para que no la haya. Es posible que as¨ª sea porque la banda arriesga quedarse sin brazo pol¨ªtico y sufrir una escisi¨®n interna si vuelve a las andadas. Y Batasuna ha ido demasiado lejos como para pensar en dar marcha atr¨¢s.
En lo que se conoce de los estatutos de la nueva formaci¨®n se dicen cosas impensables hasta hace poco, como que el nuevo proyecto supone la ruptura con el anterior modelo organizativo y con sus v¨ªnculos de dependencia, o el compromiso de contribuir a la definitiva desaparici¨®n de ETA y el reconocimiento y reparaci¨®n de todas de las v¨ªctimas, o la garant¨ªa de expulsar a quienes incurran en algunas de las conductas que la Ley de Partidos considera motivo de ilegalizaci¨®n, como dar apoyo al terrorismo, legitimar la violencia o la persecuci¨®n de quienes se oponen a ella.
Pero hay puntos d¨¦biles en el planteamiento expuesto por Etxeberria. Se evita proyectar hacia el pasado el rechazo de la actividad terrorista, lo que seguramente guarda relaci¨®n con la vieja hip¨®tesis de Otegi seg¨²n la cual gracias a la lucha armada es posible hoy alcanzar la independencia sin ella. Esto es poco coherente con el eventual rechazo futuro y resta credibilidad al compromiso con las v¨ªas exclusivamente pol¨ªticas y democr¨¢ticas. Sobre todo si se mantiene la referencia al "proceso democr¨¢tico", es decir, a un procedimiento en el que se "consens¨²e una formulaci¨®n" de la autodeterminaci¨®n y la integraci¨®n de Navarra, seg¨²n interpretaba ETA en su ¨²ltimo comunicado. Algo que resulta incongruente con la afirmaci¨®n de ruptura con la estrategia anterior, basada en el intento de rentabilizar pol¨ªticamente la violencia de ETA.
Si la legalizaci¨®n debe decidirla el Tribunal Supremo (y el Constitucional si hubiera recurso) los promotores del nuevo partido tendr¨¢n ocasi¨®n de aclarar esos puntos, decisivos para probar que se ha roto el v¨ªnculo con la estrategia de ETA que determin¨® la prohibici¨®n de Batasuna. Por tanto, el desenlace sigue dependiendo de lo que hagan sus dirigentes.
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