Marruecos deber¨ªa preocuparnos
Francia no lo vio venir en T¨²nez y EE UU tampoco pudo imaginar lo que se avecinaba en Egipto. ?Le ocurrir¨¢ a Espa?a lo mismo con Marruecos y tendr¨¢ que lamentarse a posteriori de haber ignorado las se?ales que apuntaban a lo que finalmente terminar¨ªa ocurriendo? Siendo honestos, no lo sabemos. Lo que s¨ª que sabemos es que la combinaci¨®n de altas temperaturas, sequedad del aire y viento elevado incrementan sustancialmente la probabilidad de un incendio. En el caso de Marruecos, desconocemos si el intento de movilizaci¨®n popular convocado para el d¨ªa 20 de febrero v¨ªa las redes sociales lograr¨¢ sus objetivos. Pero s¨ª que sabemos que muchos de los elementos que han desencadenado las revoluciones de T¨²nez y Egipto est¨¢n presentes y que las demandas de los j¨®venes marroqu¨ªes que lo animan son muy similares.
T¨²nez y Egipto representan una buena oportunidad para que la UE impulse las reformas en Rabat
Primero, la temperatura. La poblaci¨®n marroqu¨ª es igual de joven (casi un tercio del total son j¨®venes entre 15 y 29 a?os) y sufre una tasa de desempleo igualmente masiva. De hecho, en Marruecos los j¨®venes representan el 82% de todo el desempleo (cuando en T¨²nez y Egipto eran el 56% y 73%, respectivamente). Y al igual que en los otros dos pa¨ªses, el paro se ceba en los j¨®venes con estudios secundarios (m¨¢s de la mitad de los cuales, el 58%, se encuentran en paro).
A los datos objetivos, que muestran el elevado coste de la vida en Marruecos, se suman las percepciones subjetivas: en la ¨²ltima encuesta realizada por el Instituto Gallup, el 80% de los marroqu¨ªes se mostraban frustrados por las dificultades que experimentan diariamente para salir adelante, lo que situaba a Marruecos en la posici¨®n 119, por debajo de Argelia (86), T¨²nez (97) y Egipto (116). Parece, por tanto, que el crecimiento econ¨®mico de los ¨²ltimos a?os no se ha filtrado de manera que alcance a los j¨®venes: mientras que el sector p¨²blico ya est¨¢ inflado y no absorbe m¨¢s empleo, el sector privado no tiene capacidad de dar salida a los j¨®venes educados que se incorporan al mercado de trabajo. Y seg¨²n los datos disponibles, esos j¨®venes tienen el mismo nivel de acceso a Internet que sus colegas tunecinos y egipcios. As¨ª pues, sequedad del aire.
A la falta de expectativas hay que a?adir la corrupci¨®n, que a?ade combustible al descontento. Si ya todos los indicadores internacionales sit¨²an a Marruecos en posiciones preocupantes (incluso peor que T¨²nez), los telegramas de la Embajada de EE UU en Rabat filtrados por Wikileaks ponen de manifiesto hasta qu¨¦ punto esa corrupci¨®n est¨¢ extendida y se practica con toda impunidad debido a que el monarca, la casa real y sus aleda?os son sus primeros agentes. Seg¨²n la revista Forbes, los negocios bancarios, aseguradores, inmobiliarios, de telecomunicaciones, mineros y agr¨ªcolas de Mohamed VI le han llevado a convertirse, con solo 45 a?os, en el s¨¦ptimo monarca m¨¢s rico del mundo, con un patrimonio personal estimado en 2.500 millones de d¨®lares. Que el autodenominado "rey de los pobres" haya logrado duplicar su patrimonio en un contexto de crisis econ¨®mica global es un dudoso honor. Pero si adem¨¢s tiene lugar en un pa¨ªs con un PIB por habitante de 4.773 d¨®lares (sensiblemente inferior al de Egipto y T¨²nez), un 40% por ciento de analfabetismo y un tercio de la poblaci¨®n viviendo bajo el umbral de la pobreza, tal nivel de avaricia resulta una insensatez que sin duda socava la legitimidad y la estabilidad del r¨¦gimen. Cierto que en Marruecos se celebran elecciones regularmente y que hay alternancia pol¨ªtica, pero, una vez m¨¢s, todos los indicadores sobre libertad de prensa e independencia del poder judicial ponen de reflejo hasta qu¨¦ punto los marroqu¨ªes disfrutan de una libertad sumamente limitada y tutelada. La reciente creaci¨®n, por inspiraci¨®n real, del partido Autenticidad y Modernidad muestra que la apuesta del monarca est¨¢ lejos de ser la reforma pol¨ªtica, sino m¨¢s bien la institucionalizaci¨®n del poder pol¨ªtico y econ¨®mico de una reducida ¨¦lite.
Los acontecimientos en T¨²nez y Egipto representan una buena oportunidad para que la UE impulse las reformas en Marruecos. "La mejor protecci¨®n para nuestra seguridad es un mundo de Estados democr¨¢ticos bien gobernados. El mejor medio para consolidar el orden internacional es difundir el buen gobierno, apoyar las reformas pol¨ªticas y sociales, combatir la corrupci¨®n y el abuso de poder, instaurar la supremac¨ªa de la ley y proteger los derechos humanos". Cita literal de la Estrategia Europea de Seguridad de 2003 redactada por Javier Solana que los Gobiernos de los 27 firmaron, aparentemente sin haberla le¨ªdo. jitorreblanca@ecfr.eu
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