Ligera
Hermoso reencuentro con uno mismo mir¨¢ndose en la estrella que ocupa el escenario. Una vez m¨¢s. En esta ocasi¨®n fue Sylvie Vartan quien hizo las veces de espejo que devuelve la imagen de nosotros mismos a?os despu¨¦s de que la rubia estrella y cantante arrebolase con esa ingenuidad picante y pizpireta propia de quien tiene los incisivos separados. Cierto es que ya nada es como antes, los incisivos ya est¨¢n juntos y su posici¨®n en el maxilar carece del protagonismo de anta?o, pero no hay nada como lo intangible para salvar hasta los m¨¢s severos obst¨¢culos que separan de la adorada estrella. Tanto es as¨ª que ni su concierto empa?¨® la imagen de la Vartan.
Fue su actuaci¨®n un paseo por las diversas habilidades que tiene como artista. Sali¨® m¨¢s o menos airosa de su faceta de cantante, aunque no super¨® la prueba como actriz, ya que su cordialidad siempre pareci¨® de metacrilato, su sonrisa una mueca simp¨¢tica y su actitud, que deseaba recrear la clase de una mujer madura, hubo de ser apoyada por los deseos de quienes deseaban verla tal como ella quer¨ªa ser vista. Por el contrario, sus registros como vocalista, aunque no deslumbran, cumplieron las expectativas mostrando a una int¨¦rprete razonable.
SYLVIE VARTAN
Palau de la M¨²sica
10 de febrero de 2011
Aun con todo, el deseo de la Vartan de navegar por aguas diversas -chanson, country, pop, swing, tango-, restaron credibilidad a su interpretaci¨®n o, mejor dicho, la dejaron circunscrita al mundo de las intenciones, pues no siempre hall¨® el registro adecuado. Sylvie no tiene la capacidad para, por ejemplo, hacer cre¨ªble un tango o una pieza country. Fue la suya una actuaci¨®n ligera y amable, un canto al mundo de las variedades que satisfizo en medida directa a la altura de las expectativas que cada asistente se forjase antes.
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