Un masivo despliegue policial aborta en Argelia la protesta por el cambio
Apenas 2.000 personas lograron concentrarse en la plaza del 1 de Mayo de Argel
La plaza del 1 de Mayo de Argel no es, por ahora, la de Tahrir en El Cairo. Ayer concentr¨® como mucho a unos 2.000 manifestantes rodeados por decenas de miles de polic¨ªas. El cortejo, que quer¨ªa reivindicar el "cambio de sistema" a lo largo de un recorrido de cuatro kil¨®metros, se transform¨® en una concentraci¨®n en la capital y otro tanto sucedi¨® en varias grandes ciudades de Argelia.
Uno de los primeros en llegar a la plaza fue el nonagenario Ali Yahia Abdennour, presidente honor¨ªfico de la Liga Argelia de Defensa de los Derechos del Hombre, al que los antidisturbios le espetaron: "v¨¢yase usted a su casa". "?No nos van a impedir que nos manifestemos!", le respondi¨® con voz a¨²n firme. "Su demostraci¨®n de fuerza no nos impresiona", a?adi¨® sacando pecho.
"Es la demostraci¨®n del miedo del r¨¦gimen", dice un l¨ªder de la oposici¨®n
Los ¨¢nimos se caldearon, el opositor fue zarandeado y recibi¨® un golpe en la mano. Aun as¨ª Abdennour sac¨® fuerzas para gritar con los all¨ª congregados: "?Argelia libre y democr¨¢tica!", "?no al Estado policial!", "?Buteflika ladr¨®n!", "?el pueblo exige que cambie el r¨¦gimen!" y "?seguimos siendo revolucionarios!".
Llegar hasta el 1 de Mayo era ya una peque?a proeza. Para abortar las manifestaciones el Ministerio del Interior decidi¨® paralizar las grandes ciudades. En Argel no circulaban los autobuses, ni muchos taxis, ni los trenes de Cercan¨ªas y muchas calles quedaron cortadas para impedir a los convocados acudir a la cita. La conexi¨®n a Internet no fue cortada, como s¨ª sucedi¨® en Egipto, pero los usuarios se quejaban de que se navegaba con mucha lentitud.
La capital amaneci¨® tomada por entre 26.000 y 30.000 antidisturbios que iniciaron su despliegue el viernes por la tarde e intentaron acallar las muestras de j¨²bilo espont¨¢neas por la ca¨ªda de Hosni Mubarak en Egipto. Los agentes llevaban su material preceptivo -porras, granadas lacrim¨®genas etc¨¦tera- pero no armas de fuego para evitar males mayores. El Ministerio del Interior requis¨® autobuses civiles para trasladar a sus agentes porque sus propios veh¨ªculos no bastaban.
El despliegue desproporcionado "es la demostraci¨®n del miedo que tiene un r¨¦gimen en las ¨²ltimas", declar¨® Said Sadi, l¨ªder de un peque?o partido laico de oposici¨®n, el Reagrupamiento Constitucional Democr¨¢tico (RCD), integrado en la Coordinadora Nacional para el Cambio y la Democracia que convoc¨® la protesta.
El Gobierno Civil de Argel la prohibi¨® el 7 de febrero porque desde hace 19 a?os sigue vigente la legislaci¨®n de emergencia que veta las manifestaciones al aire libre. El presidente, Abdelaziz Buteflika, prometi¨® que la levantar¨ªa en breve en todo el pa¨ªs excepto en la capital, donde "razones de orden p¨²blico" aconsejan mantener la prohibici¨®n.
Poco despu¨¦s de las 11.00, la hora del arranque de la marcha, fue cuando m¨¢s gente se congreg¨® en la plaza. Eran unas 2.000 personas, acaso 2.500, seg¨²n estimaciones de periodistas argelinos. Fuentes policiales redujeron la cifra a un millar; los convocantes la elevaban a 10.000.
Se consolaban as¨ª de que muchos aspirantes a manifestarse se quedaron bloqueados por las barreras humanas uniformadas que constitu¨ªan los antidisturbios en las calles que conduc¨ªan a la plaza o en los controles callejeros establecidos a veces a kil¨®metros del lugar de la cita. Una buena proporci¨®n de los agentes eran mujeres y se encargaban especialmente de parar a las manifestantes de su mismo sexo.
Abdenour denunci¨® "m¨¢s de 400 detenciones" en Argel y el diputado del RCD Arezki Aider se quej¨®: "?he sido detenido cinco veces en una ma?ana!". Interior solo reconoci¨® 14 detenidos. El resto son, aparentemente, meras retenciones. En Or¨¢n los detenidos fueron 70 y en Annaba 30, seg¨²n la web del diario El Watan.
Los choques entre polic¨ªas y j¨®venes manifestantes en los aleda?os del 1 de Mayo fueron moderados, comparados con la violencia de las protestas de principios de enero por la p¨¦rdida de poder adquisitivo. Una veintena de j¨®venes partidarios del presidente, a los que la prensa independiente tacha de gamberros a sueldo, irrumpieron en la plaza gritando "?Buteflika no es Mubarak!". Minutos antes de las cuatro se desvanec¨ªan los ¨²ltimos manifestantes.
?l que s¨ª fue detenido manu militari, introducido a la fuerza en una furgoneta policial y trasladado a comisar¨ªa, fue Ali Belhadj, de 54 a?os, uno de los dos principales dirigentes del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n que hubiera ganado las elecciones en 1992 de no ser porque el Ej¨¦rcito dio un golpe de Estado para impedirlo. Belhadj cumpli¨® una condena de 12 a?os y, tras su puesta en libertad, tiene prohibida cualquier actividad pol¨ªtica.
Rodeado de varios cientos de fieles que repet¨ªan a gritos "?el sistema debe caer!", Belhadj, vestido con el kamis islamista, se sum¨® a una manifestaci¨®n convocada por una coordinadora integrada por formaciones laicas. La presencia de este expredicador para el que la Constituci¨®n debe inspirarse en el Cor¨¢n fue una gran sorpresa.
Los movimientos islamistas argelinos se han apuntado a otra agrupaci¨®n, la Alianza Nacional para el Cambio, que no era partidaria de echarse a la calle. Tampoco quiso manifestarse el Frente de Fuerzas Socialistas, de ideolog¨ªa socialdem¨®crata, aunque algunos de sus miembros s¨ª acudieron a la plaza a t¨ªtulo individual.
Es el caso, por ejemplo, de Ali Rachedi, que opinaba mientras la concentraci¨®n se dispersaba: "m¨¢s all¨¢ del n¨²mero de asistentes, la manifestaci¨®n es un ¨¦xito porque hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada que la gente no intentaba desfilar en la capital". "El muro psicol¨®gico del miedo se ha derrumbado hoy". "Ahora hace falta poner en marcha una din¨¢mica para que caiga el r¨¦gimen".
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