La calidad de las Universidades y los milagros
La crisis econ¨®mica y la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo econ¨®mico basado en el conocimiento han estimulado un inter¨¦s creciente por la calidad de nuestras Universidades y su situaci¨®n relativa (ranking) respecto a las de otros pa¨ªses. La sociedad espa?ola parece haber descubierto con sorpresa que sus Universidades no aparecen en lugares destacados en los rankings internacionales. ?C¨®mo podr¨ªa ser de otro modo? Cualquier ranking muestra que la posici¨®n relativa depende mucho de los recursos disponibles.
Por ejemplo, los rankings est¨¢n encabezados por las prestigiosas Universidades investigadoras de Estados Unidos, como Harvard, MIT o Princeton, que tienen un presupuesto de alrededor de 150.000 euros por estudiante y a?o. En Europa destacan Oxford y Cambridge, con un presupuesto de unos 50.000 euros. A continuaci¨®n, se encuentran las buenas Universidades p¨²blicas continentales, como Leiden en Holanda, Pierre et Marie Curie en Francia o Heilderberg en Alemania, con un presupuesto promedio de unos 20.000 euros. Junto a ellas se sit¨²an ya las mejores Universidades de los pa¨ªses emergentes, como Corea del Sur, Singapur, Brasil o China, con presupuestos algo m¨¢s altos que las europeas, de unos 25.000 euros. Las espa?olas aparecen a la cola de los pa¨ªses desarrollados, con un presupuesto promedio algo menor de los 10.000 euros por estudiante. ?No ser¨ªa un milagro que pudieran competir de forma efectiva con las mejores Universidades del mundo? ?Podemos tener Universidades de excelencia con recursos de pa¨ªs subdesarrollado?
Debemos asignar m¨¢s recursos p¨²blicos y hacer depender los recursos de los resultados
Puede argumentarse que la financiaci¨®n no determina los resultados, que dependen mucho de la eficacia y eficiencia en el uso de los recursos. En particular, la forma de gobernanza y la endogamia se citan como factores negativos de nuestro sistema. Es cierto que hay mucho que mejorar en la eficiencia de nuestras Universidades y en su cultura de rendici¨®n de cuentas, pero no aspiremos con medidas legislativas a multiplicar los panes y los peces: es imposible que nuestras mejores Universidades ocupen puestos destacados en los rankings internacionales si carecen de recursos para competir en un mundo globalizado. Es como aspirar a que con mejores camisetas un equipo de f¨²tbol con ingresos de Tercera Divisi¨®n gane la Champions, y no un a?o, sino habitualmente.
Los problemas econ¨®micos de las Universidades espa?olas no van a resolverse subiendo las tasas acad¨¦micas. Las Universidades l¨ªderes en los rankings son siempre instituciones sin ¨¢nimo de lucro, que reciben fondos, sin esperar dividendos, que invierten en docencia e investigaci¨®n de excelencia. Existe la falsa idea de que las prestigiosas Universidades privadas de Estados Unidos se financian con las tasas de los estudiantes, que son una peque?a fracci¨®n de su presupuesto. Por ejemplo, la Universidad de Princeton obtiene el 20% de sus ingresos de las tasas, proporci¨®n similar al de las Universidades p¨²blicas espa?olas. Sus recursos provienen de subvenciones, p¨²blicas y privadas, dirigidas principalmente a financiar su investigaci¨®n. En Espa?a debemos asignar m¨¢s recursos p¨²blicos y, sobre todo, hacer depender los recursos de los resultados para que, como en el norte de Europa y Norteam¨¦rica, pero tambi¨¦n en Brasil, Corea o China, las instituciones m¨¢s prestigiosas dispongan siempre de mayores ingresos.
La financiaci¨®n de una Universidad en Espa?a depende poco de su calidad y mucho de su localizaci¨®n. La partida principal de su presupuesto, entre el 40% y el 75%, es la transferencia de la comunidad aut¨®noma, que, en 2008, fue en promedio de 5.864 euros por estudiante. Pero esta cantidad oscila desde los 8.354 euros en Navarra a los 3.893 en Extremadura. Adem¨¢s, los recursos recibidos no dependen de la riqueza relativa de la comunidad: algunas hacen un gran esfuerzo por sus Universidades p¨²blicas con relaci¨®n a su PIB, como Castilla-La Mancha o Valencia, mientras que otras tienen otras prioridades, como Madrid o Baleares (v¨¦ase La Universidad espa?ola en cifras, 2008). Aunque en teor¨ªa muchas comunidades asignan recursos en funci¨®n de los resultados, en la pr¨¢ctica, las Universidades de la misma comunidad reciben recursos similares. La consecuencia es una falta de relaci¨®n entre calidad y recursos p¨²blicos recibidos por las Universidades.
Consciente de esta grave deficiencia de nuestro sistema universitario, el Gobierno ha tenido la oportuna iniciativa de establecer el programa de Campus de Excelencia Internacional (CEI) para asignar recursos adicionales a las mejores Universidades. Est¨¢ inspirado en los programas ya implantados con ¨¦xito en Alemania y Francia, cuyos Gobiernos han dedicado importantes recursos a este objetivo: unos 1.900 millones de euros en Alemania y 5.000 millones en Francia. En Espa?a la convocatoria CEI 2010 cuenta con un presupuesto conjunto del MEC y del MICINN de unos 240 millones de euros, de los que cerca del 90% son pr¨¦stamos reembolsables. Esto implica que en Francia o Alemania las Universidades seleccionadas han obtenido subvenciones de hasta 600 millones de euros, mientras que en Espa?a pueden recibir un cr¨¦dito de menos del 5% de esta cantidad, que deber¨¢n, adem¨¢s, devolver en el futuro. Con estos exiguos recursos el programa CEI aspira a situar nuestras Universidades entre las mejores de Europa. ?No ser¨ªa un prodigioso milagro?
Daniel Pe?a es rector de la Universidad Carlos III de Madrid.
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