Alemania
Hay ¨²ltimamente dos asuntos que est¨¢n consiguiendo reducir significativamente mi Estado del bienestar; m¨¢s incluso que la reforma de las pensiones o las comparecencias de Gonz¨¢lez Pons en televisi¨®n. La primera es comprobar que a¨²n hoy, en la era de la globalizaci¨®n, si se te aver¨ªa un grifo, un calentador electr¨®nico de agua o un coche, el fontanero o el mec¨¢nico te dicen que no puede arreglarlo ?porque necesitan una pieza que viene de Alemania! (o de Barcelona, si tienes suerte). Y claro, la pregunta es ?qu¨¦ es lo que ocurre en Alemania o en Barcelona que all¨ª tienen de todo y aqu¨ª no tenemos nunca de nada? O dicho de otra manera ?por qu¨¦ a la hora de vendernos cualquier clase de objetos y aparatos mec¨¢nicos todo son facilidades, y luego nadie se ocupa de su mantenimiento someti¨¦ndonos a unos niveles de estr¨¦s posventa que no nos merecemos?
La segunda es a¨²n m¨¢s importante porque afecta a mucha m¨¢s gente y adem¨¢s se produce todos los d¨ªas. A saber ?c¨®mo es posible que los directivos del Metro de Valencia no se hayan percatado todav¨ªa de la ansiedad y desasosiego que nos genera a los usuarios estar todo el tiempo pendientes de los innumerables y aleatorios cambios que se producen en el panel luminoso que marca la hora prevista de llegada, sin saber nunca cu¨¢l ser¨¢ el resultado final? ?Por qu¨¦ en esta ciudad resulta tan dif¨ªcil conseguir lo que todos los metros del mundo consiguen con total normalidad; o sea, saber cu¨¢ndo llega el pr¨®ximo tren? Es m¨¢s ?c¨®mo es posible que los autobuses de la EMT, que tienen que librar con sem¨¢foros y embotellamientos varios, se ajusten de manera tan exacta a los horarios (enhorabuena a sus directivos), y en el metro esto mismo resulte pr¨¢cticamente imposible?
Los que usan habitualmente este medio de transporte habr¨¢n observado estas ¨²ltimas semanas que algunos trenes hacen su entrada en la estaci¨®n varios minutos m¨¢s tarde de lo que marca el panel, pero ahora sin cambiar la hora prevista para aquella. O sea, que aunque el tren llegue, pongamos por caso, a las 18.50, en el panel sigue indicando las 18.47, para perplejidad de los sufridos viajeros. De esta forma tan ingeniosa la empresa garantiza ahora que, sea cual sea la hora de llegada de los trenes, estos lo har¨¢n siempre a la hora prevista. Chapucero, pero brillante. Eso hay que reconocerlo.
Y una ¨²ltima cosa; es un secreto a voces entre los usuarios del Metro (al menos entre los de la estaci¨®n de Facultats, que es la m¨ªa) que los mensajes que se transmiten por el sistema de megafon¨ªa no se entienden en absoluto. Y yo pregunto ?alguien ha pensado alguna vez que en una verdadera situaci¨®n de emergencia ser¨ªa muy conveniente que la gente se enterara de lo que pasa?
Conclusi¨®n: una de tres; o los directivos del Metro no han pisado nunca una estaci¨®n de Metro y no saben lo que all¨ª pasa; o lo han hecho, pero les importa un bledo lo que les ocurra a sus clientes; o, en fin, s¨ª les importa, pero no pueden arreglarlo porque llevan meses esperando alguna pieza que tiene que venir de Alemania. Ver¨¢n c¨®mo, al final, va a ser esto ¨²ltimo lo que pasa.
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