De nuevo sobre damas y libros
?Por qu¨¦ se rese?an m¨¢s libros de autores que de autoras? ?Y por qu¨¦ la aplastante mayor¨ªa de los firmantes de cr¨ªticas son varones?
Mi generaci¨®n asisti¨® en directo y en muy poco tiempo al enorme cambio que supuso la incorporaci¨®n masiva de la mujer al trabajo. En el mundo editorial, la avalancha de mujeres ha sido tan espectacular en los ¨²ltimos 25 a?os que ha motivado que los comentaristas (la mayor¨ªa hombres) nos hayamos referido ampliamente a una presunta "feminizaci¨®n" de la edici¨®n, lo que implica un malentendido. Es verdad que uno entra en las grandes editoriales y ve mujeres por todas partes. Pero, como ya he explicado en alguna ocasi¨®n, no est¨¢n repartidas por igual en todos los puestos y responsabilidades: su horizonte profesional permanece (casi) inamovible en el umbral del santuario en el que se toman las grandes decisiones, de modo que en las plantas nobles su presencia tiende a enrarecerse.
Las razones de esa espectacular incorporaci¨®n de las mujeres a la edici¨®n han sido muchas. Una importante fue que el ej¨¦rcito laboral empez¨® a poblarse de j¨®venes universitarias bien preparadas que trabajaban con m¨¢s ¨ªmpetu que sus colegas masculinos (ten¨ªan m¨¢s que demostrar en un espacio acotado por ellos), hablaban idiomas y hac¨ªan gala de m¨¢s mano izquierda para tratar con los autores, que son los que, en definitiva, suministran la materia prima del negocio. Pero tambi¨¦n hubo otros motivos. A principios de los a?os noventa, cuando ya era un hecho evidente que las mujeres hab¨ªan llegado a la edici¨®n para quedarse, el consejero delegado de la editorial en la que yo trabajaba me explic¨® que las contrataba porque resultaban "m¨¢s baratas que los hombres y protestaban menos". De lo segundo nunca estuve demasiado seguro. Pero lo primero ten¨ªa mucho que ver con la enorme reticencia que este sector (en particular) ha mostrado a equiparar salario igual a trabajo igual. Como en este pa¨ªs no se publican nunca (al contrario que en otros) datos sobre el abanico salarial correspondiente a cada puesto de trabajo editorial, no hay manera de saber c¨®mo han evolucionado los sueldos. Pero tengo la convicci¨®n de que, en conjunto, los grandes empresarios editoriales se ahorraron entonces un mont¨®n de dinero contratando a mujeres por salarios inferiores a los que pagaban a los hombres por el mismo trabajo. Una forma rezagada de acumulaci¨®n primitiva.
Afortunadamente, en las editoriales las cosas han ido cambiando en la direcci¨®n de la igualdad. Y mucho m¨¢s profundamente que en otros eslabones de la cadena del libro. Sabemos que las mujeres leen y compran m¨¢s t¨ªtulos. Sabemos tambi¨¦n que escriben mucho, aunque no sabemos cu¨¢ntos libros publican. Entonces, ?por qu¨¦ se rese?an en los medios tant¨ªsimos m¨¢s libros de autores que de autoras? ?Y por qu¨¦ la aplastante mayor¨ªa de los que firman esas cr¨ªticas son varones? ?Quiz¨¢s porque en ese ¨¢mbito el techo de cristal todav¨ªa est¨¢ demasiado cerca del suelo? En Espa?a no existe, que yo sepa, un seguimiento fiable de la relaci¨®n de fuerzas (hombre / mujer) a la hora de orientar a los lectores desde los medios acerca de los libros que se publican. En otros sitios, s¨ª. Les recomiendo, por ejemplo, la instructiva p¨¢gina vidaweb.org, en la que se exponen los resultados del "peinado" de algunos de los medios literarios de referencia en el mundo angl¨®fono. Un par de ejemplos: en 2010 el Times Literary Supplement, public¨® 1.036 rese?as de libros escritos por hombres y 330 por mujeres (las rese?as las firmaron 900 hombres y 341 mujeres), y en The New York Review of Books se publicaron 306 de hombres y 59 de mujeres (los autores de las rese?as fueron 200 hombres y 39 mujeres). No quiero ni pensar lo que aqu¨ª saldr¨ªa si alguien hiciera el c¨¢lculo. A lo mejor se sonrojaban hasta los se?ores de la RAE, pongo por caso.
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