Ante la historia
Resulta una experiencia curiosa asistir al fracaso, al menos aparente, de un libro. Evgeny Morozov, nacido en Bielorrusia y residente en Estados Unidos, es un experto en Internet y en sus implicaciones sociales y pol¨ªticas. Con s¨®lo 26 a?os, posee un curr¨ªculo bastante impresionante y es en estos momentos el representante m¨¢s conspicuo de quienes advierten sobre los riesgos antidemocr¨¢ticos de la Red en un debate que lo enfrenta a quienes la defienden como la panacea contra los reg¨ªmenes autoritarios a¨²n en vigor. Seg¨²n estos ¨²ltimos -a quienes Morozov denomina ciberutopistas, y que vieron en la fallida revoluci¨®n iran¨ª de 2009 una primera confirmaci¨®n de sus conjeturas-, la informaci¨®n es el instrumento fundamental para hacer caer a los reg¨ªmenes totalitarios, y nunca ¨¦sta ha sido tan fluida, f¨¢cil y barata como lo es actualmente gracias a Internet. La convicci¨®n parte de hallar analog¨ªas entre lo que fue la ca¨ªda del Tel¨®n de Acero, o del Muro -ca¨ªda que habr¨ªa sido propiciada por la proliferaci¨®n de samizdat, fotocopiadoras y faxes- y la necesidad de romper el nuevo tel¨®n virtual y sortear sus firewall, tarea que estar¨ªa al alcance de Internet y de sus redes sociales.
Morozov public¨® su libro The net delusion -subtitulado "c¨®mo no liberar el mundo"- hace un par de meses y ha tenido la desgracia de darse de bruces con la historia. En desacuerdo con los ciberutopistas, en su libro les niega la mayor, esto es, que fuera la informaci¨®n el elemento detonante de las ca¨ªda de los reg¨ªmenes comunistas europeos, y les reprocha su ceguera por centrarse s¨®lo en ese aspecto y negarse a reconocer las variantes sociales, culturales y pol¨ªticas que confluyen en una situaci¨®n dada. Los datos que nos ofrece sobre los usos que los Gobiernos totalitarios hacen de la Red como instrumento para la propaganda -o "Spinternet", como ¨¦l la denomina- y la despolitizaci¨®n son abrumadores, y tampoco se inhibe de criticar los h¨¢bitos censores y represores de esos reg¨ªmenes o el doble rasero que utilizan las democracias occidentales para condenar en otros un control que ya ellas mismas est¨¢n imponiendo. Reconoce el potencial movilizador de las redes sociales, aunque considera que todo lo que se gana en ellas en capacidad para movilizar se pierde en capacidad para organizar.
La publicaci¨®n del libro de Morozov coincide con una serie de acontecimientos que parecen desautorizarlo. Por lo que hemos presenciado en T¨²nez y en Egipto, los nuevos medios digitales s¨ª pueden servir para derrocar reg¨ªmenes desp¨®ticos, aunque tambi¨¦n es verdad que responden a un vac¨ªo organizativo de consecuencias a¨²n imprevisibles. La pregunta que tendr¨ªamos que hacernos es si servir¨¢n tambi¨¦n para desestabilizar reg¨ªmenes democr¨¢ticos -?no pretend¨ªa incluir Gonz¨¢lez Pons a Espa?a entre los pa¨ªses ¨¢rabes?- sin otra alternativa que la de imponer en la realidad esa situaci¨®n hobbesiana, de caos sin ley ni norma, que a¨²n prevalece en el mundo virtual.
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