Si fumas no trabajas
La adicci¨®n se generaliza como causa de despido en EE UU - La lucha antitabaco llega al l¨ªmite con la exigencia de an¨¢lisis de orina y sangre al empleado
Es el peor temor de cualquier desempleado que, adem¨¢s, sea fumador. Desde el pr¨®ximo 1 de marzo, la red de hospitales de Franciscan Health System, del Estado de Washington, no contratar¨¢ a aquellas personas que tengan nicotina en su cuerpo. "La nicotina se a?ade a la lista de sustancias que se tratar¨¢n de detectar en el periodo que media entre el momento en que le ofrecemos a alguien un trabajo y cuando el candidato se incorpora a la empresa", ha dicho la compa?¨ªa en un comunicado oficial. "Si el candidato da positivo, sea cual sea la fuente, ser¨¢ eliminado de la lista de candidatos a considerar". Franciscan Health System es una de las mayores empresas de su ¨¢rea, y contrata a 8.100 trabajadores.
Los afectados se quejan: ?Y qu¨¦ hay de la obesidad o el paracaidismo?
Las compa?¨ªas que lo proh¨ªben aducen razones de salud, no de imagen
Despu¨¦s de que la Administraci¨®n prohibiera el tabaco en espacios p¨²blicos cerrados y compartidos; de que incrementara los impuestos sobre las cajetillas de cigarrillos y restringiera la publicidad pagada por empresas tabacaleras, el nuevo debate lo protagoniza el sector privado. ?Tienen las empresas derecho a despedir o rechazar candidatos que fumen? ?Obedece esa campa?a a motivos de salud o de imagen? ?Afecta en el puesto de trabajo que una persona consuma cigarrillos en sus horas libres, en su residencia privada?
En Estados Unidos, estas prohibiciones son solo parcialmente legales. De los 50 Estados que conforman la Uni¨®n federal, 29 han aprobado leyes que impiden discriminar a los fumadores. En el resto no se ha aprobado ninguna medida semejante y es legal despedir o no contratar a los fumadores. Las empresas alegan todo tipo de razones para tomar estas medidas: incremento de los gastos de prevenci¨®n, aumento de las bajas por enfermedad y descenso de la productividad por parones en el trabajo para fumar.
El caso es que, a la larga, y en 21 Estados norteamericanos, es perfectamente legal despedir o no contratar a fumadores. Llam¨® la atenci¨®n sobre ello, en 2006, Scott Rodrigues, cuando fue despedido de The Scotts Co., una empresa dedicada a la jardiner¨ªa, seg¨²n dijo ¨¦l en su demanda "por fumar en privado, nunca en horario laboral, siempre fuera del lugar de trabajo". La empresa implement¨®, en 2005, una nueva norma por la cual har¨ªa an¨¢lisis de orina aleatorios a los empleados. Los que dieran positivo, ser¨ªan despedidos fulminantemente.
En agosto de 2006 se someti¨® a Rodrigues a uno de esos an¨¢lisis, dio positivo y fue despedido. En su demanda, presentada en 2007 en la corte federal del distrito de Massachusetts, este admiti¨® haber fumado. Pero, a?adi¨®, "nunca en el trabajo... ni siquiera en los periodos de descanso en jornada laboral o en presencia de otros empleados o clientes de Scotts". Destac¨®, adem¨¢s, que la empresa se hab¨ªa centrado en combatir el tabaco pero no otras dolencias tan costosas o m¨¢s.
"Scotts no fuerza a sus empleados a evitar otras pr¨¢cticas legales pero insanas, incluidas la obesidad, el consumo de alcohol, no hacer deporte, paracaidismo, exceso de horas ante el televisor, consumir demasiados productos azucarados, ser due?o de mascotas peligrosas, volar en avionetas privadas, hacer monta?ismo, participar en carreras de esqu¨ª de descenso, manejar yates en solitario o fumigar c¨¦spedes con qu¨ªmicos de composici¨®n t¨®xica", dijo.
Suena, es cierto, a broma. Pero para las personas afectadas no lo es. Rodrigues perdi¨® su trabajo y, eventualmente, la demanda, en 2009. No est¨¢ solo. Su caso no es ¨²nico o aislado. Ni siquiera es de los m¨¢s flagrantes porque ¨¦l hab¨ªa trabajado para su empresa dos semanas. ?Qu¨¦ sucede si, en lugar de 14 d¨ªas, hubieran sido m¨¢s de 5.000, 14 a?os de leal servicio a una empresa? Podr¨ªa responder Anita Epolito, que en 2005 fue despedida por sus jefes de la empresa consultora de seguros de Michigan Weyco. Hab¨ªa fumando ocasionalmente en los descansos de su jornada laboral y fumaba en casa. El uno de enero de aquel a?o sus jefes prohibieron el tabaco dentro y fuera de la oficina. Un an¨¢lisis de orina revel¨® que hab¨ªa fumado. En su casa. Fue despedida. "?No significan nada mis 14 a?os de servicio a la empresa?", le pregunt¨® a su jefe. "Lo siento, pero no".
Con el nuevo a?o, la pol¨¦mica la ha reavivado una agrupaci¨®n de hospitales de Massachusetts, que ha implementado una estricta pol¨ªtica para efectuar an¨¢lisis de orina y rechazar a cualquier solicitante de trabajo que fume. Son malas noticias para los fumadores en una econom¨ªa dif¨ªcil y en la que el paro, en EE UU, ha alcanzado al 10% de la poblaci¨®n activa. Se trata de la Asociaci¨®n de Hospitales de Massachusetts (MHA, por sus siglas en ingl¨¦s), que engloba a m¨¢s de 90 centros m¨¦dicos y hospitalarios en aquel Estado.
"En MHA y los hospitales que la conforman tenemos una larga tradici¨®n de compromiso con las iniciativas que fomentan la salud y el bienestar de nuestros pacientes", explica Lynn Nicholas, su consejera delegada. "Nuestra asociaci¨®n defiende el principio de que se debe trabajar a favor de la salud. Apoyamos el derecho de todos nuestros trabajadores para desempe?ar sus labores en un medio ambiente sano, libre de humos. Y predicamos con el ejemplo".
Nicholas esgrime diversos datos: que cada a?o mueren en su Estado 80.000 personas por complicaciones relacionadas con el tabaco, como enfisema, c¨¢ncer de garganta y pulm¨®n o enfermedades cardiovasculares. A?ade que, de promedio, los fumadores viven 14 a?os menos que los no fumadores. Pero ?d¨®nde acaban los derechos de los no fumadores y comienzan los de los fumadores? Y, como se preguntaba el jardinero Rodrigues, despedido en 2006, ?por qu¨¦ no perseguir otras conductas de riesgo?
"En MHA nos centramos exclusivamente en el consumo de tabaco. No podemos considerar a los fumadores como una especie protegida, como sucede con otras adicciones. La del tabaco es una adicci¨®n que supone la mayor causa de muertes prevenibles que se registra cada a?o. Los cigarrillos causan m¨¢s muertes que dolencias como el sida, accidentes de tr¨¢fico, asesinatos, suicidios y abuso de drogas ilegales, combinados".
En EE UU, y a pesar de diversas pol¨ªticas p¨²blicas en contra del tabaco por parte de la Administraci¨®n, sigue fumando uno de cada cinco ciudadanos, 42 millones en total. El Instituto Nacional de Salud norteamericano (NIH, por sus siglas en ingl¨¦s) calcula que, solo en el siglo XX, el tabaco mat¨® a m¨¢s de 100 millones de personas. Si las tasas de consumo de nicotina se mantienen como ahora, la cifra puede ascender a los 1.000 millones durante el siglo XXI. Las pol¨ªticas antitabaco son comunes en ambas costas del pa¨ªs, en Estados como California o Nueva York, pero la nicotina sigue campando a sus anchas en otros Estados centrales y m¨¢s rurales, en zonas econ¨®micas m¨¢s depauperadas. Es all¨ª, en Estados como Virginia Occidental (donde fuma el 27% de los adultos), Indiana (el 26%) o Kentucky (25%), donde el tabaco causa el 90% de casos de c¨¢ncer de pulm¨®n, seg¨²n el NIH. Seg¨²n estudios realizados en esos entornos, el humo del tabaco mata en todo EE UU a unos 450.000 fumadores y a unos 38.000 fumadores pasivos, aquellos que no fuman pero inhalan el humo de los que viven o trabajan junto a ellos.
Pero, ?cu¨¢nto cuesta el alcohol? ?Y la obesidad? ?Son equiparables al consumo de nicotina o m¨¢s caros? ?D¨®nde acabar¨¢ la lista de razones para no contratar a alguien? Es lo que se preguntan otros expertos y defensores de lo que llaman derecho del trabajador a la privacidad, como Lewis Maltby, presidente del lobby Workrights Institute, que ha emprendido una campa?a de dimensiones nacionales contra el despido o la no contrataci¨®n de fumadores. "Obviamente no se est¨¢n violando los derechos legales de los trabajadores porque no hay leyes al efecto en 21 Estados, pero estoy seguro de que s¨ª se est¨¢n violando sus derechos morales", afirma.
"No hay nada que haga del tabaco algo tan especial como para someter a los fumadores a esta campa?a", a?ade. "Hay una larga lista de cosas que hacemos en nuestra vida privada que tienen efecto tarde o temprano en nuestra salud, sea tabaco, sea cerveza o sea alimentaci¨®n. ?Se va a poner una empresa a averiguar si hemos cumplido con nuestros impuestos? ?O si tenemos multas de tr¨¢fico? ?Van a dejar de contratarnos por ello? Esas empresas hospitalarias que ahora no contratan a fumadores no operan, como dicen, para ahorrar en gastos sanitarios. Es m¨¢s bien una cuesti¨®n de imagen. Lo hacen como un lavado de cara, porque queda mejor ante la clientela".
Para Maltby, el del tabaco es un episodio m¨¢s en un largo serial de agravios al trabajador: "En este pa¨ªs las empresas se han permitido despedir a personas por casi cualquier motivo. Han despedido a trabajadores por beber cerveza, por tener demasiado sobrepeso o por conducir mal. Cualquier raz¨®n es v¨¢lida". Es cierto que en 29 Estados hay leyes que protegen al fumador. Es el resultado de una agresiva campa?a por parte del lobby del tabaco, financiado por la empresa Philip Morris (fabricante de Marlboro, Chesterfield y L&M, entre otras marcas) y diversas asociaciones de defensa de los derechos civiles, como la American Civil Liberties Union, que respond¨ªan al intento de diversas grandes empresas, como Turner Broadcasting, de no contratar a fumadores hace dos d¨¦cadas.
"Fue Philip Morris quien financi¨® esas medidas, con cuantiosas contribuciones a legisladores de aquellos Estados", explica el profesor de Pr¨¢ctica de Salud P¨²blica de la Universidad de Harvard Gregory N. Connolly. Este experto, director del Centro para el Control Global del Tabaquismo, asegura que el esfuerzo de las empresas por disuadir a los trabajadores de consumir nicotina es encomiable. "No hay nada malo en ello. Los fumadores incrementan el gasto sanitario de esas empresas, que son las que suelen pagar sus seguros m¨¦dicos. Registran menos productividad. Enferman m¨¢s. Adem¨¢s, los fumadores nunca pagan el coste real de consumir tabaco. Ellos compran sus cajetillas, pero el gasto sanitario lo asumen otros, como sus empleadores. Es hora de que se den cuenta de ese coste real".
El profesor Connolly tambi¨¦n utiliza una lista de agravios comparativos para defender la no contrataci¨®n de fumadores. "Suceder¨ªa lo mismo con otras adicciones. Si yo fuera empresario tampoco contratar¨ªa a adictos a otras sustancias. Dudar¨ªa de la productividad de alcoh¨®licos, consumidores habituales de morfina o de coca¨ªna. ?Por qu¨¦ debemos hacer una excepci¨®n con el tabaco? ?Porque es legal? El alcohol tambi¨¦n es legal". A?ade que el caso de los hospitales est¨¢, si cabe, m¨¢s justificado: "?Qu¨¦ mensaje estamos mandando a los pacientes de c¨¢ncer de pulm¨®n si el m¨¦dico o el enfermero que les cuida fuma? Es, desde luego, un mal ejemplo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.