"Es inapropiado pretender solucionar problemas sociales por la v¨ªa del lenguaje"
Desde la misma atalaya de la apacible colonia de Pe?a Grande bajo la que una soleada ma?ana reciente se extend¨ªa un Madrid seco y fr¨ªo, sepultado por la contaminaci¨®n, han contemplado la ciudad varias generaciones de los Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, destacada familia de intelectuales, economistas y pol¨ªticos espa?oles. Aqu¨ª veraneaba, antes de que la urbe se extendiese hacia el noroeste, el bisabuelo de In¨¦s. Y aqu¨ª vive, junto a su marido y sus dos hijas, la nueva miembro (que no miembra, como se ver¨¢) de la Real Academia Espa?ola (RAE). Catedr¨¢tica de la Universidad Aut¨®noma, es la primera fil¨®loga en entrar en la docta casa y la s¨¦ptima mujer (tras el reciente ingreso de la escritora Soledad Pu¨¦rtolas) en sentarse tras tres siglos de historia de la instituci¨®n en uno de sus sillones, el P may¨²scula, que dej¨® vacante ?ngel Gonz¨¢lez.
"La Academia no est¨¢ para admitir las ocurrencias de una ministra"
"?Por qu¨¦ lo est¨¢ndar va a ser lo perfecto? Hay que acabar con esa idea"
"El proyecto de Chillida y mi padre siempre busc¨® preservar Tindaya"
Su elecci¨®n supuso en diciembre de 2008 otro paso en la adaptaci¨®n a los tiempos de la RAE, que a¨²n tendr¨¢ que disculparse durante a?os por no haber admitido nunca en sus salones a Mar¨ªa Moliner, por poner un tozudo ejemplo. Tambi¨¦n es un reconocimiento de la labor de Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez en el estudio de textos hist¨®ricos y cron¨ªsticos de la Edad Media, as¨ª como en el campo de la dialectolog¨ªa. Apasionada de la lengua sin dogmatismos y reconocida por sus alumnos como una de esas maestras de las que van quedando menos, acaso la parte m¨¢s deslumbrante de su trabajo se centre en la elaboraci¨®n de un atlas ling¨¹¨ªstico de la Espa?a rural, un trabajo de campo a la caza de pronombres que consiste en registrar el habla de los pueblos antes de que perezca v¨ªctima de la homogeneizaci¨®n. El resultado de este proyecto en marcha, iniciado en 1990 y que se puede consultar en la Red, lleva por nombre Corpus Oral y Sonoro del Espa?ol Rural (COSER) y es un canto a la diferencia ling¨¹¨ªstica.
La entrevista se concert¨® d¨ªas antes de su ingreso, el domingo pasado, en la RAE, con el discurso de aceptaci¨®n, "una matizaci¨®n a la idea de que la historia del espa?ol est¨¢ solo condicionada por lo que Men¨¦ndez Pidal llam¨® la cu?a castellana", reci¨¦n llegado de la imprenta. La conversaci¨®n, presidida por una extra?a mezcla de la timidez de Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, su car¨¢cter risue?o y su insobornable modestia, se celebr¨® en el ¨²ltimo piso del chal¨¦ familiar. All¨ª trabaja en un estudio luminoso atestado de libros, con un piano que tocan con mayor o menor fortuna todos los miembros de la familia y que est¨¢ rodeado de recuerdos de una ilustre estirpe que incluye a su padre, Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, ingeniero, colaborador de Eduardo Chillida, acad¨¦mico de Bellas Artes y presidente del Patronato del Museo del Prado a su muerte, en 2000; al t¨ªo Francisco, pieza clave de la transici¨®n, hombre de Estado y ministro de Exteriores con el PSOE y el que sac¨® adelante en 1980 la Ley del Divorcio con UCD; y a otro de sus t¨ªos, Miguel ?ngel, actual gobernador del Banco de Espa?a.
El discurso de ingreso en la RAE es un homenaje al poeta ?ngel Gonz¨¢lez, cuyo sill¨®n viene a ocupar, y tambi¨¦n es un tributo a sus maestros, a Diego Catal¨¢n, y al abuelo de este, Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal. Pero al mismo tiempo es una refutaci¨®n de algunas teor¨ªas de Men¨¦ndez Pidal. ?Entra enmend¨¢ndole la plana a la leyenda de la filolog¨ªa espa?ola? No, totalmente no. Era un ser excepcional. Hay muy pocas personas cuyo pensamiento mantenga su vigencia un siglo despu¨¦s. Lo que vengo a decir es que Castilla no es una unidad como dec¨ªa Men¨¦ndez Pidal; para empezar, est¨¢ partida por una grieta que separa la zona oriental de la occidental. Su interpretaci¨®n estaba perfectamente sustentada en una cuesti¨®n emp¨ªrica, pero tambi¨¦n estaba muy influida por los anhelos de la Generaci¨®n del 98, a la que ¨¦l pertenec¨ªa, una visi¨®n de acuerdo con la que Castilla hab¨ªa hecho Espa?a. Lo que intento hacer ver es que los historiadores tienen condicionamientos que forman parte de la ¨¦poca en la que vivimos.
Ya no quedan maestros como aquellos? No del modo en que antes eran figuras capaces de crear escuela. Quiz¨¢ se debe a que hab¨ªa menos c¨¢tedras universitarias. Los catedr¨¢ticos ten¨ªan m¨¢s poder. Yo no lo he vivido, pero a m¨ª me han contado que los antiguos ten¨ªan un ayudante que les llevaba la cartera. Yo no tengo, claro, yo hasta me hago mis fotocopias. [Risas].
?Para qu¨¦ sirve un fil¨®logo? Habr¨ªa que decir que nuestra interpretaci¨®n del pasado depende de los textos. Y los fil¨®logos se encargan de verificar que los textos corresponden a su ¨¦poca y a su autor.
No parece poca cosa una buena base filol¨®gica en una sociedad como la nuestra, obsesionada con la memoria. Cosa distinta es que suene pr¨¢ctico para el d¨ªa a d¨ªa. Bueno, tambi¨¦n hay ling¨¹istas que estudian la gram¨¢tica, que elaboran las herramientas, los diccionarios, las gram¨¢ticas. ?Suena eso m¨¢s pr¨¢ctico? La palabra filolog¨ªa est¨¢ tan desprestigiada que en muchas universidades, al introducir los nuevos grados de Bolonia, han decidido sustituirla por nombres como grado en Lengua y Literatura Espa?ola. O grado en Estudios Hisp¨¢nicos. Yo no entiendo esa aversi¨®n a esa palabra. Hacen falta profesores de lengua y literatura.
El lenguaje es la primera arma de un ni?o para explicarse el mundo. El colegio te ense?a un lenguaje est¨¢ndar. La lengua de la cultura escrita. Todos somos hablantes competentes en nuestra lengua. En el colegio no estudiamos lengua, sino un dialecto que se llama la lengua de la cultura escrita. En ese dialecto nos entrenamos, porque de su dominio depende nuestro ¨¦xito social. Me gusta hacer esta distinci¨®n, porque todos hablamos perfectamente nuestra lengua materna.
?Recuerda en estos d¨ªas aquel chiste que Woody Allen rob¨® a Groucho Marx seg¨²n el cual es mejor no pertenecer a un club que le acepte a uno como socio? En otras palabras? ?est¨¢ la Academia adapt¨¢ndose con suficiente celeridad a la aceptaci¨®n de mujeres? Yo creo que hay una apuesta decidida, eso es evidente. Quiz¨¢ se pueda discutir el ritmo con el que se est¨¢ haciendo esa adaptaci¨®n. Pero, claro, es un sistema de cargos vitalicios, y eso lleva su ritmo de reemplazamiento. No se puede meter a 15 mujeres de una tacada.
Bien mirado, tiene sus servidumbres aceptar un cargo vitalicio antes de los 50 a?os. No estoy a favor de los cargos vitalicios. No tienen mucho sentido.
?Es sexista el lenguaje? La lengua refleja las diferencias sociales y cognitivas. Las reglas sociales se reflejan ah¨ª. Pero tambi¨¦n la lengua es sistema. Algo convencionalizado y tradicionalizado, que arrasa estructuras que vienen del pasado. Se siguen empleando rutinariamente, pero no con su motivaci¨®n primaria.
Proclama la inocencia del lenguaje? T¨² no puedes cambiar el g¨¦nero de la palabra mesa porque te d¨¦ la gana. ?Por qu¨¦ la mesa o la mano son femeninas? No hay un semantismo primario que lo explique, una raz¨®n. A lo mejor la hubo, milenios atr¨¢s, pero nadie la recuerda. La mayor parte de las palabras son femeninas o masculinas porque lo son, igual que hay verbos de la primera y de la segunda conjugaci¨®n. Y no hay que buscarle m¨¢s explicaci¨®n. Los hablantes pueden proponer innovaciones ling¨¹¨ªsticas y estas ser aceptadas. Pero otras veces se quedan en ocurrencias individuales. Todo esto se lo cuento porque cuando result¨¦ elegida me dijeron: "?Usted ser¨¢ miembra?". Y yo dec¨ªa que no estoy en contra de que nadie diga miembra, que diga lo que quiera, pero lo que no se puede pretender es que la RAE lo sancione, porque no es un uso real. Los hablantes tienen el derecho de hacer innovaciones ling¨¹¨ªsticas y propaganda de ellas.
Ya ver¨¢ c¨®mo, tarde o temprano, acaba siendo miembra de la RAE. Si la gente lo dice, habr¨¢ que aceptarlo. Hay mucha simplificaci¨®n en torno a esto.
Lo que desde luego resulta una simplificaci¨®n es otorgar a una pobre palabra la virtud de hacer que la realidad sea m¨¢s justa con las mujeres. En efecto. Porque las palabras son masculinas o femeninas por el art¨ªculo que las encabeza, no por su terminaci¨®n. Por eso, cuando t¨² dices la miembro, esa palabra es femenina. T¨² no puedes regular el lenguaje desde arriba, porque es un acto colectivo. Cuando la ministra de Igualdad dijo que la RAE tendr¨ªa que admitir la palabra miembra se equivocaba, porque la Academia no est¨¢ para admitir las ocurrencias de una ministra solo porque vengan de ella.
?Por qu¨¦ entonces esa convenci¨®n generalizada de que el lenguaje es machista? No creo que lo sea por s¨ª mismo. Si quisi¨¦ramos poner una concordancia en los nombres y decir la miembra, ?por qu¨¦ no llevarlo m¨¢s all¨¢ y extenderlo al verbo y decir la miembra ha venida de Par¨ªs? En franc¨¦s o italiano se hace? Por poder es posible, pero es absurdo. ?Es que el espa?ol es m¨¢s machista por tener un participio invariable? Es inapropiado pretender solucionar problemas sociales por la v¨ªa del lenguaje. Es fijarse en lo que menos ayuda a los cambios sociales. Es como cuando dicen que las mujeres son invisibles porque el plural se hace en masculino.
?Cree en las cuotas? Yo he trabajado en un ambiente en el que no he encontrado problemas por ser mujer. Pero la m¨ªa es una experiencia muy limitada, porque trabajo en el Estado, donde mis derechos est¨¢n garantizados. Entre otras cosas, te puedes tomar una baja maternal? Tengo amigas en la empresa privada con realidades distintas.
La interrupci¨®n que la maternidad supone para la carrera de investigadora, ?acaba pasando factura? Cuando tuve a mis hijas pasaron dos o tres a?os en los que no tengo publicaciones. Una vez que los ni?os van al colegio, si tienes pasi¨®n, recuperas el tiempo perdido.
Suele afirmar que las mujeres se adaptan m¨¢s r¨¢pidamente a los cambios ling¨¹¨ªsticos. Distintos socioling¨¹istas han estudiado que la mujer es m¨¢s capaz de adaptarse a discernir lo que es prestigioso en una sociedad. Lo m¨¢s aceptado, tambi¨¦n desde un punto de vista ling¨¹¨ªstico. Esto se puede deber a que son las encargadas de transmitir la educaci¨®n a los hijos y eso las hace m¨¢s capaces. Otros autores dicen que las mujeres est¨¢n en desventaja social y que intentan compensarlo con el lenguaje. Yo creo que es algo multifactorial. Hay una peque?a diferencia biol¨®gica a la hora de aprender a hablar. Aprendemos un poco antes. Y en esa liger¨ªsima diferencia biol¨®gica podr¨ªa radicar la mayor capacidad de adaptaci¨®n a los cambios ling¨¹¨ªsticos.
?Qu¨¦ patada al diccionario no tolera? Est¨¢ en el diccionario, pero me horroriza la palabra descambiar. Jam¨¢s descambiar¨¦ nada.
No opinar¨¢ que la RAE es demasiado ben¨¦vola, que acepta lo inaceptable? Creo que se le atribuye un poder mayor a la RAE del que en realidad tiene. La Academia solo describe el habla culta. Y se encarga de homogeneizarla en Espa?a y Latinoam¨¦rica.
Tambi¨¦n da esplendor. Y fija. Una labor, la de fijar, que va en contra de parte de su trabajo, que consiste en localizar y preservar las particularidades del habla de las zonas rurales. No creo que la RAE haga una labor de homogeneizaci¨®n. Y adem¨¢s? ?por qu¨¦ lo est¨¢ndar va a ser lo perfecto? Creo que hay que acabar de una vez por todas con esa idea.
No s¨¦ si va a gustar esa teor¨ªa entre sus nuevos compa?eros de la Academia. S¨ª, veremos c¨®mo encajo. [Risas]. La Academia se dedica a fijar un est¨¢ndar. Yo no digo que ese est¨¢ndar no deba existir.
La RAE proscribi¨® el la¨ªsmo, el lo¨ªsmo y el le¨ªsmo a cuya diversidad tantos esfuerzos ha dedicado. ?No estar¨¢ pas¨¢ndose al otro bando? Hay que tener en cuenta que los fen¨®menos ling¨¹¨ªsticos se ven sometidos a un filtro de selecci¨®n social. Igual que hay comportamientos sociales reprobados. De la misma manera que a nadie se le ocurre salir en ropa interior a la calle, tampoco se ve mal que con esa poca ropa se est¨¦ en una piscina luciendo biquini. Las valoraciones sociales de los comportamientos ling¨¹¨ªsticos existen y la Academia hace de notario de esas valoraciones sociales.
De modo que si un estudiante suyo le entrega un examen lleno de le¨ªsmos, no le suspende. No, yo no. [Risas]. Con faltas de ortograf¨ªa quiz¨¢ s¨ª.
?Tiene sentido la dialectolog¨ªa en tiempos del Twitter? La difusi¨®n de la lengua a trav¨¦s de esos medios de comunicaci¨®n contribuye a la generalizaci¨®n de un tipo de espa?ol, pero los dialectos no desaparecen. La variedad ling¨¹¨ªstica es consustancial de la lengua. El dialecto es la lengua de la amistad, de la intimidad, del coloquio.
Describa el trabajo de campo que realiza. Esa labor de cazar pronombres y catalogar sobre el terreno no difiere mucho de su sue?o de adolescente de ser arque¨®loga. Tiene raz¨®n. Organizamos desde 1990 una encuesta de dialectolog¨ªa cada a?o. Un viaje por la Espa?a rural para hacer entrevistas grabadas a personas mayores. Cuando empec¨¦ a dar clase de dialectolog¨ªa encontraba que los manuales no respond¨ªan a las preguntas que yo me hac¨ªa acerca de la variaci¨®n gramatical. Entonces decid¨ª comenzar las encuestas de campo.
?Cu¨¢les son sus secretos de dialect¨®loga? En el viaje me acompa?an algunos de mis alumnos. Reciben un peque?o entrenamiento sobre c¨®mo contactar al informante, c¨®mo conducir la entrevista, qu¨¦ preguntas hacer. Siempre escogemos a los sujetos al azar, y puede parecer muy arriesgado? Pero los datos coinciden con los obtenidos por otras fuentes, por tanto creo que el azar funciona. Antes lo hac¨ªamos en verano. Ahora, siempre en primavera. La metodolog¨ªa la aprend¨ª de mi maestro, Diego Catal¨¢n, que iba en busca de romanceros por los pueblos. Particip¨¦ con ¨¦l en un par de encuestas de romancero al terminar la carrera. Aprend¨ª a manejarme en el campo, c¨®mo abordar a los sujetos, c¨®mo ganarme su confianza?
?Y c¨®mo se granjea la confianza aldeana toda una acad¨¦mica de la lengua? Siendo amable. El secreto es hacerle ver al informante que es depositario de una informaci¨®n, de un saber que uno no posee. Que, pese a la impresi¨®n inicial, la autoridad la tiene ¨¦l y que uno no es sino un ne¨®fito.
Deduzco que tras dos d¨¦cadas viajando por Espa?a no cree que exista el espa?ol perfecto. Pues no. Cualquier variedad del espa?ol es perfecta. Yo no soy purista.
Debe de tener muchas an¨¦cdotas? Nosotros siempre preguntamos por la matanza, porque es un relato en el que abundan los pronombres, que es precisamente lo que nosotros buscamos con m¨¢s inter¨¦s. Normalmente hac¨ªamos la entrevista en primavera o en verano, as¨ª que no asist¨ªamos nunca a una. Pero un a?o en que yo estaba embarazada fuimos en el puente de diciembre. ?Menuda idea! Llegamos a un sitio y pasamos a ver una matanza en directo. Un alumno m¨ªo no pudo evitarlo y acab¨® vomitando. Yo estuve a punto?
?C¨®mo era la universidad en sus tiempos? Hab¨ªa menos asignaturas que ahora. Quiz¨¢ se trataban los temas con m¨¢s profundidad, porque hab¨ªa a lo mejor solo cinco asignaturas. Profesores y alumnos fumaban en clase todo el rato y el humo se pod¨ªa cortar con un cuchillo. Y hac¨ªa mucho fr¨ªo. Tambi¨¦n hab¨ªa huelgas pol¨ªticas, por supuesto.
Y entre tanto humo? ?se respiraba tambi¨¦n un ambiente m¨¢s intelectual? No estoy c¨®moda con esa clase de juicios de valor. Cada ¨¦poca es diferente. Habr¨ªa gente intelectual, como en todas las ¨¦pocas. Supongo que es leg¨ªtimo tener nostalgia sobre nuestro pasado. Pero lamentarse no sirve de nada. Tampoco hab¨ªa ordenadores, por ejemplo.
No parece un juicio de valor pensar que las cosas se tratan con m¨¢s ligereza en la era del plan Bolonia. Bolonia es una buena idea en teor¨ªa. El estudiante que nunca viene a clase, pide los apuntes, se examina y aprueba, va a dejar de existir, porque este plan punt¨²a la asistencia, la participaci¨®n en clase. El estudiante se tiene que involucrar m¨¢s, y eso es bueno, yo creo. Lo malo es que se est¨¢ haciendo a coste cero. Se exige a los profesores una tarea de correcci¨®n docente y de tutelaje de los alumnos a la que no estaban acostumbrados, y adem¨¢s sin ning¨²n tipo de apoyo suplementario. Est¨¢ por ver que no se resienta la investigaci¨®n.
?Hay demasiados universitarios en Espa?a? No lo creo.
Suele decir el fil¨®sofo Jos¨¦ Luis Pardo que pedir a los profesores que jaleen estos cambios es como obligarles a ir al infierno? y encima hacerlo cantando. Es un comentario generalizado? Hay much¨ªsimos profesores que ya est¨¢n en la sesentena que, si pueden, se jubilar¨¢n anticipadamente. Bolonia exige un tutelaje muy fuerte que va a restar esfuerzos dedicados a la investigaci¨®n. Los docentes hacemos lo que podemos para mantener el nivel.
Cuando no est¨¢ desentra?ando las claves de, pongamos, la 'General Estoria', de Alfonso X el Sabio?, ?qu¨¦ cosas lee? Me gustan las novelas, m¨¢s que la poes¨ªa. Mi deslumbramiento literario de peque?a fue Enid Blyton.
?Canastos! La cerveza de jengibre... Una mina de expresiones en desuso. Yo creo que a mis hijas ese lenguaje ya no les cuadraba. Me gustaba Anto?ita la Fant¨¢stica, Louise May Alcott y luego Gald¨®s, Clar¨ªn, Baroja, los sudamericanos. ?ltimamente suelo leer m¨¢s literatura inglesa. Ian McEwan, Coetzee, Alice Munro, Vikram Seth.
?C¨®mo era el ambiente en su casa familiar del parque de Berl¨ªn? Era un ambiente intelectualmente muy rico. Mi padre era una persona excepcionalmente inquieta, le¨ªa constantemente y guardaba mucha relaci¨®n con artistas.
?Sol¨ªan venir a casa los Chillida, los Antonio L¨®pez? Salvador Vitoria, Lucio Mu?oz? Se organizaban todos los domingos partidos de f¨²tbol en casa de Lucio. Yo no jugaba, porque todos eran chicos y todos eran forofos del f¨²tbol. As¨ª que me mezclaba con los mayores. Recuerdo el d¨ªa en que el pintor Eusebio Sempere lleg¨® a casa con una maravillosa mu?eca Nancy, que era una princesa? Yo estaba maravillada, porque, la verdad, era un poco cursi?
Entonces s¨ª le pareci¨® un verdadero artista? [Risas] Claro. Luego a mi padre le un¨ªa una gran amistad con Chillida. Trabajaron mucho juntos. Como en la aventura de Tindaya, que surgi¨® un poco entre los dos.
Parece que se va a realizar el proyecto de vaciar una monta?a en la isla de Fuerteventura? No estoy tan segura. Lo que sucede es que ahora hay elecciones y viene bien prometer. Yo conf¨ªo en el proyecto que dise?aron mi padre y mi hermano Lorenzo. Creo que est¨¢ hecho de forma totalmente respetuosa con el entorno.
No entiende las objeciones de los ecologistas. Pues no. Porque precisamente la escultura de Chillida no se va a ver desde fuera. Es una cueva interior. El proyecto siempre ha tenido una condici¨®n y es la creaci¨®n de un parque natural alrededor. Lo que se quiere es que la monta?a tenga siempre preservado un espacio. No se va a llenar de apartamentos. Fuerteventura no tiene ning¨²n reclamo cultural salvo sus playas. En la monta?a hay unos grabados podomorfos que se van a preservar. No ha habido un ingeniero m¨¢s cuidadoso con el entorno que mi padre. Todo su discurso estaba fundado en el respeto.
?Muri¨® frustrado por la oposici¨®n a Tindaya? Es dif¨ªcil decirlo, porque en los ¨²ltimos tiempos estaba muy enfermo. Pero ¨¦l estuvo muy decepcionado porque eso se mezcl¨® con un problema de corrupci¨®n, que lo ensuci¨® todo. No tuvieron nada que ver con eso.
?Cu¨¢l es para usted la obra favorita de su padre? El puente de Tortosa es m¨¢gico. Tambi¨¦n otro que no lleg¨® a ver terminado, en Oporto, que parece un p¨¢jaro.
Otra presencia determinante de su infancia y adolescencia debi¨® de ser su t¨ªo Francisco Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, hombre clave en la transici¨®n espa?ola. Recuerdo que un d¨ªa, al volver a casa desde el instituto, mi madre me dijo que no pod¨ªa entrar en el sal¨®n. Estaba lleno de gente, y adem¨¢s todos fumaban, casi no se ve¨ªa nada. Estaba Santiago Carrillo, a¨²n con peluca, Ram¨®n Tamames, mi t¨ªo Paco, mi padre? Yo no ten¨ªa ni idea entonces, pero estaban fraguando los Pactos de la Moncloa.
?Le molestaba a su t¨ªo ser recordado como el ministro de la Ley del Divorcio? Estuvo muy personalizada la tramitaci¨®n legislativa en su persona, desde luego. ?Dec¨ªan que la estaba sacando adelante para divorciarse de su mujer!
Y estuvieron juntos hasta la muerte de ¨¦l en 1992? Toda una vida. Mi padre y mi t¨ªo Paco eran los dos mayores de la familia. Dorm¨ªan con otro de sus hermanos, Carlos, que fue sacerdote; los tres juntos en la misma habitaci¨®n. Ten¨ªan una amistad muy intensa que dur¨® siempre. Recuerdo que cuando Paco era ministro viv¨ªa a las afueras de Madrid, en Puerta de Hierro, y se ve que los domingos el reparto de EL PA?S no llegaba hasta all¨ª, as¨ª que siempre, a las ocho y media o nueve de la ma?ana, sonaba el tel¨¦fono en casa. Era mi t¨ªo, que llamaba para que mi padre le leyese el peri¨®dico. Y se tiraban hablando una hora. Recuerdo mucho el d¨ªa del intento de golpe de Estado; mi t¨ªo estaba all¨ª y mi padre fue a otra casa a esconderse? Aquella noche se sent¨ªa el miedo.
En otros tiempos, menos convulsos, su padre fue presidente del Patronato del Museo del Prado. ?Qu¨¦ cuadros no dejaba de visitar nunca? Vel¨¢zquez, siempre Vel¨¢zquez.
H¨¢bil para dialectos y pol¨¦micas
Naci¨® en diciembre de 1961. Su padre -el famoso ingeniero Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, gran colaborador de Chillida- la ve¨ªa como abogada, por su "capacidad para polemizar", pero ella, tan pronto descubri¨® su vocaci¨®n de fil¨®loga, se lanz¨® al estudio de la dialectolog¨ªa y de los textos medievales, sus dos especialidades.
Es directora del Corpus Oral y Sonoro del Espa?ol Rural (COSER; www.uam.es/coser) y catedr¨¢tica de Lengua Espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Madre de dos hijas, de 15 y 19 a?os. Contin¨²a la tradici¨®n familiar de rubricar los textos con las iniciales del nombre y el apellido compuesto. Si su padre firmaba JAFO, y su t¨ªo, gobernador del Banco de Espa?a, MAFO, la nueva acad¨¦mica de la lengua termina sus correos electr¨®nicos con un IFO.
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