La batalla por la credibilidad
El portavoz de la izquierda abertzale en ?lava, Aitor Bezares, elud¨ªa el viernes pronunciarse sobre la decisi¨®n de la Fiscal¨ªa de llevar a los tribunales los estatutos de Sortu. El silencio no era casual. Los l¨ªderes de la izquierda abertzale han apostado por la prudencia a sabiendas de que est¨¢n bajo el foco de los tribunales y de la opini¨®n p¨²blica ante el proceso sobre la legalizaci¨®n o no de Sortu.
Saben que su gran batalla de fondo es la de la credibilidad y que esta sufri¨® un da?o casi irreparable cuando, tras el atentado de ETA en la T-4, en diciembre de 2006, que rompi¨® el ¨²ltimo proceso de paz, fueron incapaces de condenar la violencia etarra. Saben, por eso, que su decisi¨®n de recoger en sus estatutos el rechazo de la violencia de ETA, aunque ha mejorado su posici¨®n, necesita reforzarse.
"El 7 de febrero bajamos definitivamente la persiana", dicen. Pero para que esto sea cre¨ªble saben que la tienen que consolidar con prudencia y con nuevas propuestas en la direcci¨®n de desmarque de la violencia etarra, una vez que sus bases digieran el paso dado el 7 de febrero. Ese refuerzo les resulta a¨²n m¨¢s necesario cuando ETA, aunque est¨¢ en tregua y sin cometer atentados desde agosto de 2009, sigue ah¨ª. En esa clave se entiende que en la multitudinaria marcha de ayer, en Bilbao, sus oradores apelaran a que ETA declare "el alto el fuego definitivo".
Los l¨ªderes de la izquierda abertzale saben que la legalizaci¨®n de Sortu, su gran objetivo en este momento, es ante todo una batalla en los tribunales. Pero que, a la larga, su consolidaci¨®n como partido depende de la credibilidad de su separaci¨®n del terrorismo de ETA.
De ah¨ª la importancia que van a dar en las pr¨®ximas semanas a los gestos y a la movilizaci¨®n en la calle, en la que ayer cosecharon un ¨¦xito notable de participaci¨®n, acompa?ados de todo el soberanismo nacionalista. Lo cual les refuerza internamente, porque visualizan el ¨¦xito de su estrategia frente a los sectores m¨¢s nost¨¢lgicos de la violencia que siguen en sus filas. Tambi¨¦n les refuerza en su batalla por ganar credibilidad ante la opini¨®n p¨²blica. En este punto, los ritmos son distintos en Euskadi y en el resto de Espa?a, sobre todo en la capital.
En Euskadi, en las dos semanas transcurridas desde que la izquierda abertzale anunci¨® su rechazo a la violencia de ETA, se est¨¢ reafirmando una actitud positiva hacia su posici¨®n. Todas las formaciones nacionalistas, incluido el PNV, est¨¢n por su legalidad. Y el Gobierno de L¨®pez y el PP de Basagoiti, pese a sus recelos y exigencias de m¨¢s hechos que confirmen su compromiso, les han abierto un margen al reconocer el paso que han dado.
No sucede lo mismo en Madrid, donde predomina la idea de que se asiste a una nueva trampa de la izquierda abertzale para estar en las elecciones. Una de las razones es la ausencia de informaci¨®n sobre el proceso de confrontaci¨®n de intereses entre ella y ETA, acelerado en el ¨²ltimo a?o y medio hasta su culminaci¨®n el 7 de febrero. El ¨²ltimo referente de la izquierda abertzale para muchos espa?oles es el de su inaceptable comportamiento tras el atentado de la T-4.
Tambi¨¦n hay intereses pol¨ªticos de por medio. El PP y sus medios afines se han instalado c¨®modamente en la enorme ola de desconfianza de la opini¨®n p¨²blica espa?ola para impedir cualquier movimiento del Gobierno Zapatero, como el mero reconocimiento de que la izquierda abertzale ha dado un paso hacia el fin de ETA. Y han amenazado con utilizar electoralmente esa desconfianza contra el Ejecutivo en v¨ªsperas de unas elecciones que se le presentan complicadas al PSOE. ?No ser¨¢ que el PP teme un fin de ETA con otro Gobierno que no sea el suyo?
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