"Si hubiera un apag¨®n, al recibir un roce, hagan fuego"
El teniente coronel Tejero orden¨® a los guardias civiles que ocupaban el hemiciclo del Congreso disparar si en alg¨²n momento se cortaba la luz y alguien les tocaba
"Si hubiera un apag¨®n de luz en la puerta donde est¨¦n ustedes, al recibir un roce en el cuerpo, hagan fuego". El teniente coronel Tejero orden¨® a los guardias civiles que ocupaban el Congreso de los Diputados en la tarde del 23 de febrero de 1981 disparar si se cortaba la electricidad en el hemiciclo y notaban que alguien les tocaba. Momentos antes, los vicepresidentes primero y cuarto, Modesto Fraile y Jos¨¦ Bono, le hab¨ªan advertido del riesgo de que se fuera la luz. La orden de Tejero, que caus¨® estupor en quienes le escucharon, figura en el acta en el que los cuatro secretarios de la C¨¢mara baja -V¨ªctor Manuel Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y Jos¨¦ Bono- hicieron un relato pormenorizado del asalto.
El contenido de este documento, que se conoci¨® ayer tras permanecer secreto durante tres d¨¦cadas, refleja el clima de tensi¨®n que se vivi¨® en el interior del Congreso, y lo cerca que se estuvo de que el secuestro de los representantes de la soberan¨ªa popular desembocara en una matanza. Tambi¨¦n muestra c¨®mo el tono altanero y prepotente de los golpistas fue suaviz¨¢ndose a medida que, con el paso de las horas, iban tomando conciencia de que se encontraban aislados y su intentona hab¨ªa fracasado.
Bono relat¨® ayer en la Cadena SER c¨®mo el entonces presidente del Congreso, Landelino Lavilla, encarg¨® a los cuatro secretarios que levantaran acta: "La hicimos V¨ªctor Carrascal y yo, y luego la firmamos los cuatro. Tenemos una copia del original cada uno". Bono ha asegurado que escucharon todo lo que estuvo a su alcance, "entre otras las [grabaciones] del micr¨®fono de la sala y algunas cintas 'hacia el exterior".
A continuaci¨®n se ofrece un resumen cronol¨®gico del acta, que ocupa 35 folios:
- 18.23 del 23 de febrero. Cuando el secretario primero de la C¨¢mara [Carrascal] llama a votar al diputado N¨²?ez Encabo se escuchan gritos, voces y disparos procedentes del exterior del sal¨®n de sesiones. Carrascal pregunta: "?Qu¨¦ pasa?".
Se producen movimientos de diputados en la C¨¢mara, sorprendidos por los ruidos que llegan del exterior. Cuando Carrascal repite el voto negativo de N¨²?ez Encabo y pregunta de nuevo "?qu¨¦ pasa?", irrumpe violentamente en la C¨¢mara, por la puerta situada a la izquierda de la Presidencia del Congreso, un jefe de la Guardia Civil, que result¨® ser el teniente coronel Tejero, quien, portando una pistola, se dirige a la tribuna de oradores, accediendo a la misma por la escalera de la izquierda; se sit¨²a a la derecha y delante del presidente; este, puesto en pie, le pregunta: "?Qu¨¦ ocurre?". Tejero le contesta: "Qu¨ªtate de ah¨ª", acompa?ando estas palabras de un expresivo gesto de la mano con que empu?a la pistola.
(...) El teniente coronel Tejero y otros miembros de la Guardia Civil se dirigen a la C¨¢mara, gritando: "?Alto! ?Todo el mundo quieto! ?Quieto todo el mundo!... ?Silencio! ?Quieto todo el mundo! ?Al suelo! ?Al suelo todo el mundo! ?Todo el mundo al suelo! ?Al suelo! ?Al suelo! ?Al suelo!".
El vicepresidente primero del Gobierno [Manuel Guti¨¦rrez Mellado], abandonando el banco azul, se dirige a Tejero; este le dice "?Si¨¦ntese, diputado!", haciendo caso omiso el teniente general, que es zarandeado violentamente por varios elementos armados; en ese momento se producen diversos disparos y r¨¢fagas de fusil ametrallador, cuyos impactos pueden observarse en la b¨®veda del hemiciclo y en las paredes de las tribunas destinadas a medios informativos e invitados.
(...) Durante los disparos alguien dijo: "?Quietos! ?Para, para! ?Que vais a dar a alguien de los nuestros!".
El presidente [del Congreso], los vicepresidentes y el secretario general son cacheados.
Se incorporan a sus respectivos esca?os los diputados y miembros del Gobierno que, durante diez minutos aproximadamente, hab¨ªan permanecido en el suelo. Al incorporarse, son obligados a permanecer con las manos visibles, oy¨¦ndose gritos de: "?Las manos fuera; manos arriba, ?eh? ?Manitas arriba!".
Mientras se producen los disparos, el vicepresidente primero del Gobierno permanece en pie fuera de su esca?o. Tejero se dirige a Guti¨¦rrez Mellado y con ayuda de otros guardias le zarandea y golpea violentamente. Incluso le agrede por la espalda, sin que el teniente general caiga al suelo. Uno de los ocupantes se dirige al presidente de la C¨¢mara, solicit¨¢ndole que hable a los diputados para tranquilizarles. Lavilla responde que, en las circunstancias en que se encuentra, cree que no puede ejercer la presidencia.
Una persona que vest¨ªa uniforme de capit¨¢n de la Guardia Civil, y que result¨® ser el capit¨¢n Mu?ecas, se dirige a la tribuna de oradores diciendo lo siguiente: "Buenas tardes. No va a ocurrir nada; pero vamos a esperar un momento a que venga la Autoridad Militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que ¨¦l mismo diga a todos nosotros. O sea, estense tranquilos. No s¨¦ si esto ser¨¢ cuesti¨®n de un cuarto de hora, de 20 minutos o media hora; me imagino que no m¨¢s tiempo, y la Autoridad que hay competente, militar por supuesto, ser¨¢ la que determine qu¨¦ es lo que va a ocurrir. Por supuesto que no pasar¨¢ nada. O sea, que est¨¦n ustedes todos tranquilos".
El capit¨¢n Mu?ecas se retira de la tribuna. Seguidamente, respondiendo a una llamada del presidente de la C¨¢mara, se acerca a este, quien le pregunta: "?Qu¨¦ ocurre?". Mu?ecas responde que ¨¦l se limita a obedecer ¨®rdenes. Lavilla le vuelve a preguntar qui¨¦n manda la fuerza y Mu?ecas dice que no sabe y que hay que esperar a la Autoridad Militar.
(...) Seguidamente se oye una voz que dice: "Doctor Petinto, por favor, venga ac¨¢; parece que este se?or est¨¢ un poco lesionado". El diputado Fuejo se pone en pie en su esca?o, indicando que ¨¦l es m¨¦dico. Fuejo se dirige a atender a (...) Fernando Sagaseta.
(...) Durante el tiempo en que los diputados permanecen inm¨®viles y obligados a estar en sus asientos, el presidente de la C¨¢mara se dirige, reiteradamente, al guardia civil que se mantiene constantemente detr¨¢s de ¨¦l, pidi¨¦ndole hablar con el jefe de la fuerza ocupante, recibiendo repetidas negativas a tal solicitud; ante la insistencia del presidente, el citado miembro de la Guardia Civil manifiesta que es el jefe quien decidir¨¢ cu¨¢ndo quiere hablar; a?adiendo que ya tendr¨ªa tiempo de hablar con ¨¦l "largo y tendido".
- 19.35. El presidente del Gobierno en funciones [Adolfo Su¨¢rez] abandona el banco azul y se dirige a uno de los asaltantes: "?Quiero hablar con el que manda la fuerza!". Se oyen voces que dicen: "?Ret¨ªrese! ?Silencio! ?Schsss!".
Un guardia, situado en la parte superior derecha del hemiciclo, dice con toda claridad: "Tranquilos, se?ores; al pr¨®ximo movimiento de manos, se mueve esto, ?eh? [se?alando la metralleta]. As¨ª que los de las manitas esas, tranquilos. Eso cuando est¨¦n solos. Aqu¨ª se ha acabado".
Inmediatamente, Su¨¢rez se pone en pie. Una voz: "?Se?or Su¨¢rez, permanezca en su esca?o!". Su¨¢rez dice: "Yo tengo la facultad, como presidente del Gobierno... [no se perciben las ¨²ltimas palabras]". Su¨¢rez es interrumpido con gritos: "?Se?or Su¨¢rez! ?Se siente, co?o! ?Se siente! ?Se siente! ?Que se siente!". Mientras que estos gritos se producen, Su¨¢rez hace repetidas llamadas a la tranquilidad, diciendo: "?Por favor, por favor!".
Poco despu¨¦s, aparece por la puerta Tejero, que grita: "El general Milans nos manda un abrazo. Ha decretado la movilizaci¨®n general".
Desde los pasillos exteriores del hemiciclo se oyen gritos confusos, coreados con vivas; inmediatamente despu¨¦s "?viva Espa?a!", que es respondido con muchas voces que dicen "?viva!" y algunas que gritan "?arriba!". Tambi¨¦n desde el exterior se pronuncian los gritos "?viva el Rey! ?viva la Guardia Civil!". Se oye otro grito confuso, tambi¨¦n procedente del exterior del hemiciclo, que dice "?viva la democracia!"; es respondido por una voz que dice: "?Viva!".
- 19.40. Tejero coge por el brazo a Su¨¢rez y ambos salen del hemiciclo. Pasados unos minutos, las fuerzas ocupantes hacen salir del hemiciclo, por este orden, a Felipe Gonz¨¢lez, Manuel Guti¨¦rrez Mellado, Alfonso Guerra, Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n y Santiago Carrillo. El abandono del hemiciclo lo hacen los citados se?ores con el intervalo de pocos minutos entre unos y otros, con excepci¨®n de Gonz¨¢lez y Guti¨¦rrez Mellado, que lo hacen al mismo tiempo. En ese momento, se produce en la C¨¢mara un grave silencio.
- 20.45. Una voz grita: "?Un micr¨®fono, por favor; por favor, un micr¨®fono!". Otra voz: "?Por aqu¨ª! ?Por aqu¨ª!". Un miembro de la Guardia Civil sube a la tribuna de oradores y comienza a leer un telex. [El acta reproduce dos teletipos de Europa Press en los que dice que la situaci¨®n es de normalidad en el Cuartel General del Ej¨¦rcito, pr¨®ximo al Congreso, sin que se observen movimientos de tropas, y que en la sede del Ministerio del Interior se han cerrado las puertas].
En ese momento, se acerca un oficial de la Guardia Civil a los micr¨®fonos y dice: "?Un momento, se?ores, se va a leer un comunicado!". [El acta reproduce un teletipo de Europa Press que da cuenta de la ocupaci¨®n por fuerzas militares de las emisoras La Voz de Castell¨®n y Radio Castell¨®n, as¨ª como el contenido ¨ªntegro del bando del capit¨¢n general de Valencia, Milans del Bosch, que declara el estado de excepci¨®n en esa regi¨®n militar. Tambi¨¦n reproduce una nota de agencia que da cuenta de la ocupaci¨®n de los estudios de TVE en Prado del Rey].
Fraile y Bono se dirigen a los miembros de la fuerza ocupante, manifest¨¢ndoles su preocupaci¨®n ante un posible corte en el suministro de fluido el¨¦ctrico, indicando que se carece de generador propio de corriente. Les ruegan calma si tal evento se produjera, para evitar consecuencias irreparables. Ante la sorpresa y estupor de todos los presentes, Tejero grita, dirigi¨¦ndose a la fuerza ocupante: "Si hubiera un apag¨®n de luz en la puerta donde est¨¦n ustedes, al recibir un roce en el cuerpo, hagan fuego". A continuaci¨®n, alguien dice: "?P¨®ngase en las puertas y puestos! ?En las puertas! ?Nadie empuje las puertas si se apaga esto, porque recibir¨¢ fuego!". Con anterioridad a la intervenci¨®n de Fraile y Bono, se hab¨ªan producido inflexiones en la luz y ciertos parpadeos en los focos del hemiciclo.
A continuaci¨®n, Tejero ordena a los ujieres que traigan sillas y las coloca cerca de la mesa peque?a y las sit¨²an en el lugar ordenado por Tejero. Este ordena que, en el supuesto de que se corte el suministro de fluido el¨¦ctrico, se prenda fuego al material acumulado. En ese momento varios diputados gritaron que todo era de madera. Un oficial vuelca algunas de las sillas y otro, con un cuchillo, rompe el tapizado de dos de ellas, extrae la estopa y la coloca encima de la mesa de los taqu¨ªgrafos; un oficial, a requerimiento del presidente de la C¨¢mara, que le advierte de los riesgos, detiene la operaci¨®n.
- 22.30. Tejero entr¨® en el hemiciclo y pronunci¨® las siguientes palabras: "?Guardias! La Segunda, la Tercera, la Cuarta y la Quinta Regi¨®n Militar han dicho s¨ª al teniente general Milans del Bosch como presidente del Gobierno!".
- 23.30. Un oficial, desde el centro del sal¨®n, vocea el nombre de Mu?oz Peirats. Este se levanta en su esca?o y el oficial se acerca al diputado, entreg¨¢ndole una bolsa de pl¨¢stico, amarilla, que conten¨ªa medicamentos.
- 23.45. Un teniente de la Guardia Civil comunica a los diputados que est¨¢ prohibido escribir y pasarse notas. A los pocos minutos, una pareja de la Guardia Civil se dirige al esca?o del diputado Puig Oliv¨¦ para que les entregue un libro. El teniente ?lvarez, despu¨¦s de leer la primera p¨¢gina, lo deposita en la mesa situada en la tribuna de oradores. El libro dec¨ªa en su portada: Poema de Rafael Mas¨®.
Posteriormente se ha sabido que Puig tomaba nota de los hechos en la primera p¨¢gina del libro que fue arrancada por un guardia que la coloc¨® en su bolsillo.
- 8.00 del 24 de febrero. Algunos ujieres colocan en la peque?a mesa que se encuentra delante de la tribuna de oradores paquetes o cajas que contienen leche, jam¨®n de York, queso y otros productos alimenticios. Un oficial anuncia que los presentes en la Sala podr¨¢n desayunar en breves minutos; desde los esca?os, se oyen voces de: "No queremos comer. No queremos comer. Queremos desayunar en casa".
- 8.50. Manuel Fraga se levanta de su esca?o, desciende al centro del hemiciclo y dirigi¨¦ndose a Tejero y a otros oficiales que le acompa?an dice: "?Puede la Guardia Civil tenernos como a una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?". [Gritos de "?muy bien, muy bien!" y "?viva la democracia!" y "?viva Espa?a!"]. Se ordena callar a Fraga y, en ese momento, se unen a las fuerzas ocupantes, que estaban en el hemiciclo, alrededor de 40 guardias, que portaban sus armas en posici¨®n de hacer uso de ellas. Se escucha incluso el chasquillo caracter¨ªstico de montar las armas.
Fraga, con voz suficientemente alta para ser escuchada por todos los presentes, dice: "Yo no aguanto m¨¢s. Disparen contra m¨ª [abri¨¦ndose la chaqueta]. En ese momento, ??igo Cavero y Fernando ?lvarez de Miranda tambi¨¦n gritan: "?Disp¨¢reme a m¨ª!". Fraga contin¨²a diciendo: "No paso por esto. Es una traici¨®n a Espa?a en estos momentos. No est¨¢n haciendo un favor a Espa?a. No paso por esto". [Rumores] Se escucha una voz: "?Quietos, por favor!". Fraga: "?No hago ning¨²n favor! ?Lo siento, pero quiero salir de aqu¨ª! ?Salimos todos!". Otra voz: "?Estense tranquilos!". Fraga: "Yo estoy tranquilo, pero quiero salir de aqu¨ª. Este asunto debe terminar cuanto antes. Nos vamos".
En ese momento, se ordena sentarse a Fraga, quien dice: "Est¨¢is arruinando la carrera de estos hombres". Saliendo ya del hemiciclo, Fraga se dirige a Tejero: "Le hago notar que me ha puesto la mano encima". Tejero le contesta: "?Las dos!".
Se origina un gran revuelo en el hemiciclo y el presidente del Congreso se dirige a los diputados diciendo: "Mant¨¦nganse serenos en sus esca?os. Por favor, tranquilidad, por favor. Serenidad, por favor; por favor, tranquilidad. Por favor, serenidad".
Cuando Fraga estaba a punto de abandonar el hemiciclo, pronunci¨® las siguientes palabras: "Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio". Se oye la voz de varios diputados que dicen: "?V¨¢monos!". Lavilla insiste: "Por favor, serenidad".
Restablecida la calma, el presidente de la C¨¢mara advierte a Tejero que la situaci¨®n no se puede prolongar m¨¢s pues la acumulaci¨®n de tensi¨®n puede dar lugar a incidentes graves que produzcan alguna tragedia.
Poco despu¨¦s, Satr¨²stegui, de pie desde su esca?o, dice: "?Se?or teniente coronel Tejero! Yo soy ¨ªntimo amigo del teniente general Milans del Bosch. Yo digo que quiero hablar con ¨¦l porque aqu¨ª se nos est¨¢ mintiendo. El teniente general Milans del Bosch es incapaz de sublevarse contra el Rey". Un teniente dice: "Por favor, si¨¦ntese". Satr¨²stegui contesta: "Bien, pero ?qu¨¦ me dicen ustedes?". Tejero le replica: "Yo no dialogo [grandes rumores]". Satr¨²stegui, antes de sentarse en su esca?o, a?adi¨®: "Est¨¢n enga?ando a la gente".
- 10.00. El teniente ?lvarez anuncia que se va a permitir la salida de las diputadas. Estas, todas, se resisten tenazmente a abandonar la C¨¢mara; ceden, ante los argumentos de sus compa?eros, y salen todas las que se encontraban en ese momento en el sal¨®n, con excepci¨®n de Mar¨ªa Izquierdo y Pilar Bravo.
- 11.00. El teniente ?lvarez se dirige a los presentes diciendo: "Silencio, por favor, si¨¦ntense. Vamos a ver. Disculpen que el desayuno est¨¦ tardando tanto en venir; es que parece que no va ser necesario. (...) Les puedo adelantar que el tiempo que van a permanecer aqu¨ª va ser muy breve. Tranquilos, todo ha pasado, ya lo ver¨¢n. [...]Como ustedes comprender¨¢n, parece ser que estamos llegando a los momentos finales que, como finales que son, son los delicados y, por su delicadeza, requieren de todos nosotros gran tranquilidad. Espero que ustedes la tengan. Ruego que colaboren con nosotros".
Poco antes del mediod¨ªa, Tejero penetra al sal¨®n y dice: "Por favor, se va a desalojar el sal¨®n. Lo ¨²nico que les pido es que colaboren y salgan poco a poco (...)". Varios diputados, entre exclamaciones, dicen: "?Felipe!". Tejero contin¨²a diciendo: "Entre las condiciones que doy es que tienen que salir ustedes. Ellos han aceptado y yo acepto. Se han aceptado todas las condiciones. Acepten ustedes tambi¨¦n. Por favor".
El presidente del Congreso indica: "Salen primero los diputados, despu¨¦s el Gobierno y despu¨¦s la Mesa (...)". Tejero, saludando militarmente, se dirige al presidente de la C¨¢mara: "Gracias".
Varios diputados, entre ellos Peces Barba y Sol¨¦ Tura, preguntan por la situaci¨®n de los diputados que hab¨ªan sido obligados a abandonar el hemiciclo, a lo que responde Lavilla que iban a venir r¨¢pidamente al Sal¨®n de Sesiones. Se incorporan al hemiciclo Guti¨¦rrez Mellado, Su¨¢rez, Gonz¨¢lez, Guerra, Rodr¨ªguez Sahag¨²n, Carrillo y Fraga.
Lavilla comienza a ordenar la salida de los diputados. En el momento en que llama a la fila en la que est¨¢ Fraga, este dice: "Se?or presidente, nuestro grupo, antes de abandonar el sal¨®n, plantea una cuesti¨®n de orden y pide, respetuosamente, a la presidencia: uno, que se digne levantar formalmente la sesi¨®n; y dos, que se convoque, cuanto antes, a la Junta de Portavoces".
El presidente dice: "Ma?ana habr¨¢ mesa a las nueve y media. Portavoces a las doce y pleno a las cuatro y media de la tarde".
- 12.15. El presidente sigue ordenando la salida de diputados y Gobierno que finaliza con la salida de los miembros de la Mesa del Congreso, en ¨²ltimo lugar.
Seguidamente, las fuerzas ocupantes abandonan el Palacio del Congreso de los Diputados. Tan pronto se produce esta salida, el presidente de la C¨¢mara y los miembros de la Mesa entran en el palacio dirigi¨¦ndose al despacho del presidente.
Landelino ofreci¨® quedarse de reh¨¦n
En la madrugada del d¨ªa 24, el presidente del Congreso, Landelino Lavilla, "solicit¨® la salida de los retenidos en Palacio, ofreci¨¦ndose a permanecer ¨¦l en su interior (...) La respuesta fue que hab¨ªa que esperar. Los miembros de la Mesa se ofrecieron a permanecer con ¨¦l".
- ?D¨®nde est¨¢ Su¨¢rez? Lavilla pregunt¨® por Su¨¢rez, Guti¨¦rrez Mellado, Gonz¨¢lez, Guerra y Carrillo, que hab¨ªan sido sacados del hemiciclo. Le dijeron que en el Palacio, pero se negaron a que Lavilla los viera.
- Heridos. Ocho diputados recibieron asistencia por parte de los tambi¨¦n diputados y doctores Donato Fuejo y Carlos Gila, as¨ª como por la doctora Carmen Echave, que estaba en la tribuna de invitados. Cinco de ellos y un senador fueron evacuados a centros hospitalarios. Otros dos se negaron a ser evacuados, pese a padecer afecciones cardiacas. Tambi¨¦n tuvieron que ser atendidos tres invitados por cortes en el tiroteo.
- Al ba?o con escolta. Los diputados eran acompa?ados al servicio por un agente armado. Iban siempre de uno en uno y en silencio.
- Visitas de madrugada. Dos veces entr¨® en el hemiciclo durante la madrugada el capit¨¢n Camilo Men¨¦ndez acompa?ado por Tejero. Tambi¨¦n "un hombre joven, de fuerte complexi¨®n, (...) armado de un fusil-ametrallador y llevando un puro en su mano izquierda". Los diputados vieron, adem¨¢s, a militares con uniforme de la Divisi¨®n Acorazada. Llegaron con el comandante Pardo Zancada.
Vac¨ªo legal para secretos del Congreso
La Mesa del Congreso de los Diputados ha encargado a letrados de la C¨¢mara que elaboren un protocolo para la desclasificaci¨®n de documentos secretos. En este momento hay un vac¨ªo legal, y se aplica por analog¨ªa la Ley de Secretos Oficiales, que prev¨¦ que puedan consultarse los papeles una vez transcurridos 25 a?os.
Hay peticiones pendientes para revisar, por ejemplo, actas de comisiones de investigaci¨®n celebradas a puerta cerrada que la Mesa del Congreso no sabe c¨®mo tramitar.
En el caso de las actas del intento de golpe de Estado, hubo una petici¨®n de la revista Tiempo para desclasificar las transcripciones de la comparecencia del entonces ministro de Defensa para dar cuenta de lo ocurrido. Esa comparecencia se hizo a puerta cerrada, y hasta ahora no se conoc¨ªan los detalles. La Mesa del Congreso decidi¨® la semana pasada, sin debate alguno, levantar el secreto sobre esos textos.
Hay otras actas (resumidas en este art¨ªculo) que contienen los informes redactados por los entonces secretarios de la Mesa del Congreso a instancias de Landelino Lavilla, presidente entonces de la C¨¢mara.
Estas actas estaban custodiadas hasta ahora por la Presidencia del Congreso, y fueron desveladas ayer. Expresamente, la Mesa del Congreso decidi¨® mantener el secreto sobre documentos del intento de golpe de Estado que podr¨ªan afectar a la intimidad de personas concretas. Por ejemplo, los partes m¨¦dicos de diputados atendidos esos d¨ªas por los servicios m¨¦dicos del Congreso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.