Hoy estar¨ªan muertos
Si hay algo que define a una sociedad, m¨¢s que su Historia (con may¨²scula) que, como dec¨ªa Ambrose Bierce, es el relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios, es c¨®mo reacciona en los momentos cr¨ªticos, y como los asume despu¨¦s. Ayer se conmemoraba (conmemorar quiz¨¢s no sea la palabra adecuada) el 30? aniversario del 23-F, el intento de golpe de estado, o la suma de varios, que estuvo a punto de tronzar los primeros pasos de la segunda etapa de la democracia en Espa?a en el siglo XX, o siendo realistas, en la pr¨¢ctica totalidad de su historia.
En rigor, aquel 23 de febrero de 1981, la sociedad espa?ola en su conjunto reaccion¨® m¨¢s bien como los caracoles en caso de peligro, y no ser¨ªa justo reproch¨¢rselo, dadas las experiencias. Las negativas, en el caso de la izquierda, y las positivas en el de la derecha (un presidente provincial de UCD confesaba, absolutamente avergonzado, que en pleno secuestro del Congreso, hubo alcaldes que lo llamaron para preguntarle "si hab¨ªa que sumarse"). La asonada fracas¨®, sobre todo, porque hist¨®ricamente era anacr¨®nica, formalmente result¨® esperp¨¦ntica ("un torero ha tomado el Parlamento", titul¨® un asombrado medio extranjero) y organizativamente fue chapucera. Pero eso no quiere decir que, aun cuando no llegase a prosperar o a consolidarse, no pudiese tener consecuencias tr¨¢gicas. El ejemplo m¨¢s claro es la famosa lista de los 500 candidatos a la supresi¨®n f¨ªsica en Galicia que desvel¨® tiempo despu¨¦s el historiador coru?¨¦s Carlos Fern¨¢ndez.
Seg¨²n los golpistas, en Galicia ten¨ªan armas desde Bautista ?lvarez a Moreda o Pedro Arias
Aquel listado inclu¨ªa a l¨ªderes y militantes de los partidos progresistas y de los sindicatos, a intelectuales conocidos y a una serie de ciudadanos an¨®nimos. Leerla hoy, como ver las im¨¢genes del "torero", induce a la sonrisa, cuando no a la carcajada. En las descripciones, una escueta y fr¨ªa menci¨®n de nombre, ocupaci¨®n, lugar de residencia y filiaci¨®n ideol¨®gica, hay -adem¨¢s de inexactitudes clamorosas- comentarios que rozan el cotilleo ("Mar¨ªa Jos¨¦ Queiz¨¢n, estuvo casada con Ferr¨ªn" o "Fernando Gonz¨¢lez Lage, es cu?ado -en realidad, yerno- del exalcalde Lia?o"), e incluso el reconocimiento (del que ser¨ªa presidente del Ateneo Republicano coru?¨¦s, Carlos Etchevarr¨ªa, especifica que "es abogado muy respetado", y de Xos¨¦ Manuel Beiras y Xos¨¦ Lu¨ªs M¨¦ndez Ferr¨ªn que tienen "gran predicamento entre la masa estudiantil"). Tambi¨¦n se apuntan deberes auxiliares al paseo ("Manuel Cama?o Su¨¢rez, presidente de O Facho. Importante fichero socios agrupaci¨®n").
La parte c¨®mica es la relaci¨®n de suprimibles que se afirma que poseen armas: Bautista ?lvarez, Pedro Arias, Rafael B¨¢rez, Miguel Cancio, Salvador Fern¨¢ndez Moreda, Xan L¨®pez Facal, Manuel Monge, Xan Mar¨ªa Castro ("adem¨¢s coordina pisos francos"), Xos¨¦ Antonio Gaci?o ("enlace del Grapo"), Ram¨®n Valc¨¢rcel ("cura de S¨¦samo, utiliza las iglesias como dep¨®sito de armas y explosivos"), ?ngel Guerrero -sic- Carreira ("muy proselitista"), Manuel Amor Deus ("despedido por los sucesos revolucionarios de mayo del 72. Ha participado en varios sabotajes"), Xos¨¦ Manuel Beiras Torrado ("ha ayudado a terroristas del Grapo"), Valent¨ªn Paz Andrade ("tiene armas en su despacho") o Manuel Soto Ferreiro ("ha organizado un verdadero soviet en el Ayuntamiento de Vigo, con dep¨®sito de armas y explosivos"). De los que conozco personalmente doy fe que, de haberlas tenido, lo m¨¢s probable es que se hubieran pegado un tiro en un pie.
Pero la lectura de la lista induce, como en la m¨ªtica secci¨®n de La Codorniz, a temblar despu¨¦s de haber re¨ªdo. Por mucho que parezca que la confeccion¨® un becario con m¨¢s aplicaci¨®n que conocimientos, no por ello sus consecuencias hubiesen sido menores o menos dram¨¢ticas. En todas partes, y aqu¨ª ya en 1936, la violencia m¨¢s ciega e irracional, la m¨¢s inmediata, corri¨® a cargo de los entusiastas, no de las autoconstituidas autoridades (y a quien se sume al argumento de que hubo entusiastas de los dos bandos, recordarles que en Galicia las v¨ªctimas las puso ¨²nicamente uno de ellos, y de la ignominia se encarg¨® en exclusiva el otro). Hoy, de no haber fracasado el torero, la mayor¨ªa de los que figuraban en la lista estar¨ªan muertos. Y no solo ellos. El propio Carlos Fern¨¢ndez apunt¨® que exist¨ªa otra con el doble de integrantes y no s¨¦ si con parecido rigor. Y ya cinco a?os antes de aquel 23-F, un abogado notoriamente franquista que me defend¨ªa en un entuerto pol¨ªtico advert¨ªa a mis padres, como argumento para que me enderezaran, que "circulaban listas".
Eso quiere decir que, desde que la sociedad empez¨® a seguir la mala senda de la democracia, hubo gente tragando saliva y masticando la venganza. Gente que no ten¨ªa uniforme, ni quiz¨¢ siquiera armas, pero que el 23-F formaba parte de la cuadrilla, fuesen subalternos, banderilleros o mozos de cuadra, y con una carga de odio que no se debi¨® de diluir como por encanto al d¨ªa siguiente. Otra cosa es que, despu¨¦s de incubar a?os el huevo de la serpiente, les saliera, como les sali¨®, una lagartija.
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