Sin alternativa
Los historiadores distinguen entre crisis mayores y menores. Las crisis mayores del capitalismo han sido, adem¨¢s de las dos guerras mundiales, la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta del siglo pasado y la actual Gran Recesi¨®n. Entre una y otra hay muchas analog¨ªas, pero tambi¨¦n extraordinarias diferencias: hoy, al contrario que entonces, no existe alternativa al capitalismo imperante. No hay comunismos ni fascismos que compitan por la primera plaza del sustrato econ¨®mico de la modernidad. En la actualidad de lo que se habla, como mucho, es de embridar el capitalismo, reformarlo, regularlo o refundarlo, pero no de sustituirlo.
En 1933, Keynes hizo unas declaraciones muy notorias: "El decadente capitalismo internacional, individualista, en cuyas manos nos encontramos despu¨¦s de la guerra
El futuro del capitalismo
Salvador Giner
Ediciones Pen¨ªnsula. Barcelona, 2010
162 p¨¢ginas. 15,90 euros
[se refiere a la I Guerra Mundial] no es inteligente, no es bello, no es justo, no es virtuoso y no satisface las necesidades. En resumen, nos desagrada y comenzamos a despreciarlo. Pero cuando buscamos con qu¨¦ reemplazarlo, nos miramos extremadamente confusos". Setenta y ocho a?os despu¨¦s de esas palabras, nos sentimos con id¨¦nticas inc¨®gnitas. El soci¨®logo Salvador Giner se sorprende, l¨®gicamente, ante el hecho de una ausencia casi absoluta de consideraciones sobre el destino final del orden capitalista, sobre su porvenir (si lo tiene), as¨ª como del mundo que ha de surgir tras la crisis que, por el momento, se caracteriza, entre otros aspectos, por una prosperidad amenazada, paro desbordado, acoso al bienestar p¨²blico, la miseria propia o ajena, los conflictos b¨¦licos estrechamente vinculados a causas econ¨®micas, los da?os morales o an¨ªmicos de un trabajo o un mercado ligados al orden o al desorden capitalista, el agotamiento del medio ambiente y, sobre todo, las ilusiones perdidas.
Para Giner, la utop¨ªa factible de nuestra ¨¦poca es una sociedad decente alejada de las trampas de la utop¨ªa. Pero ella no podr¨¢ lograrse sin que la preceda una reflexi¨®n sobre el capitalismo. Esa sociedad decente tiene el sustrato de una austeridad compartida, igualitaria, que permita la existencia de las diferencias culturales y personales y el respeto y la recompensa al m¨¦rito, pero que no sea compatible con las inmensas desproporciones en la riqueza que ha fomentado hasta hoy el capitalismo. Lo que hace que un pa¨ªs sea de veras un pa¨ªs avanzado es la existencia de un Estado del Bienestar eficiente. La austeridad igualitaria como principio moral de convivencia no avala los peligrosos recortes del welfare y a las pol¨ªticas redistributivas necesarias para capacitar a la ciudadan¨ªa a ejercer sus derechos y cumplir sus deberes, sino que exige la eliminaci¨®n de la opulencia innecesaria e insolente, y el despilfarro.
Cualquier an¨¢lisis del futuro del capitalismo exige la presencia de reflexiones como las de Marx y Schumpeter. En ellas se anuda Giner para hacer las suyas propias.
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