Locura y s¨¢bado
Si hoy es s¨¢bado, vean Mad men en Canal +. En el ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta temporada, Don Draper, el ejecutivo publicitario en torno al cual comparecen todas las tramas, se mor¨ªa por dos entradas para ir a escuchar a los Beatles en el Nueva York melanc¨®lico de finales de los a?os sesenta, ese al que regresa Chico para buscar a Rita en un asilo en la emocionante pel¨ªcula de Javier Mariscal y Fernando Trueba.
Pues en esos escenarios que dibuja Mariscal y que en Mad men resultan una f¨¢brica de historias de desamor y de des¨¢nimo, Draper busca esas entradas y por el camino halla desastres amorosos y una ansiedad que le provocan una angina de pecho, pero que no le obturan el deseo de seguir meti¨¦ndose en l¨ªos. Hasta que al fin le procuran las entradas, y es entonces cuando se adivina otro abismo cuya dimensi¨®n los guionistas han querido prolongar hasta esta misma noche.
As¨ª que ah¨ª estar¨¦, ante la pantalla, tratando de saber qu¨¦ van a hacer ahora Draper y su entorno para convertir la vida en la sensaci¨®n perenne del desastre posible, en el que ¨¦l y los suyos se meten como si esa fuera la sal de su aventura: la imposibilidad de que la vida pase como dec¨ªa Mingote en un chiste suyo muy famoso, el del hombre que cuenta (ya iba por el mill¨®n y pico) las hormigas que construyen un caminito en el campo. Y al final del camino un letrero dice: "Paz".
Draper no est¨¢ dotado para la paz, jam¨¢s estar¨¢ contando hormigas, y los que est¨¢n con ¨¦l ya se han contagiado del im¨¢n que lleva para hacerse aliado del conflicto. En el cap¨ªtulo del s¨¢bado ¨²ltimo, una ejecutiva y el presidente de la compa?¨ªa convierten su romance en un abismo de mezquindad, la compa?¨ªa pierde una cuenta important¨ªsima cuyas consecuencias ahogan en alcohol y tabaco, y el ingl¨¦s que dirige el negocio recibe una tremenda paliza de su padre porque ha metido los hocicos amorosos donde no era familiarmente correcto. Siempre da la impresi¨®n de que del abismo ya no van a salir, y sobre esa sensaci¨®n se construyen los guiones inquietantes, en cuyo interior vivimos como invitados inc¨®modos en la vida ajena. Es curioso: Mad men va de desastres, pero es una de las razones que convierten ahora los s¨¢bados en d¨ªas imprescindibles.
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