Me la pido

Ejercer de n¨²mero dos de la irreductible n¨²mero uno de la Comunidad de Madrid es fatigosa e ingrata ocupaci¨®n, puesto de escaso lucimiento y mucha responsabilidad; mientras ella reluce y se luce en las tribunas pol¨ªticas y en los balcones medi¨¢ticos, Ignacio Gonz¨¢lez controla los resortes, ahora tambi¨¦n los Deportes y la Cultura, en el entramado auton¨®mico, por graciosa concesi¨®n de la agraciada lideresa que premia as¨ª su contrastada fidelidad y le proporciona una ventana para mejorar su imagen, deteriorada por su fracaso en la candidatura para presidir Caja Madrid y por las diligencias judiciales que podr¨ªan implicarle en una trama de trato de favor a determinados empresarios. Pero el regalo llega demasiado tarde para el convaleciente Gonz¨¢lez, apartado hace tiempo del aparato nacional de su partido precisamente a causa de su fidelidad a Aguirre, de su entusiasta apoyo a las oscuras maniobras de la jefa para sentarse, antes de tiempo en la silla de Rajoy.

Ignacio Gonz¨¢lez ejerce la presidencia interina de la Comunidad durante un breve lapso de tiempo

A¨²n no hab¨ªa digerido su derrota frente a Rodrigo Rato en la pugna por la presidencia de la caja cuando, en una visita a las obras del metro de ?pera, qued¨® el v¨¢lido inv¨¢lido tras rodar por las escaleras, se quebr¨® la cadera, experta en quiebros y regates e Ignacio Gonz¨¢lez despert¨® aturdido, descabalgado en el Camino de Damasco, asendereada ruta repleta de baches por las numerosas ca¨ªdas que en ella se producen, carretera inaugurada por el r¨¦probo Saulo de Tarso, tramo de concentraci¨®n de accidentes, terap¨¦uticos por sus secuelas que conllevan la iluminaci¨®n desde que el futuro San Pablo cambi¨® de caballo y de culto en este transitado camino. Sus tropiezos y descabalgamientos anteriores hab¨ªan ido limando las ambiciones cortesanas de Gonz¨¢lez, esas ambiciones que, seg¨²n el cl¨¢sico: "prisiones son do el ambicioso muere y donde al m¨¢s astuto salen canas", Esperanza se las ti?e y es probable que tambi¨¦n lo haga su repeinado n¨²mero dos para el que la pol¨ªtica auton¨®mica se ha convertido en una jaula que le impide volar m¨¢s lejos y m¨¢s alto en sus aspiraciones. "No tiene ambici¨®n pol¨ªtica. Lo que le gusta ahora es la privada", aclaran algunos de sus compa?eros de formaci¨®n a Jes¨²s S¨¦rvulo, compa?ero de estas p¨¢ginas que el pasado domingo desvelaba "el plan oculto del valido de Aguirre". Antes de renegar de las pompas y de las obras de la pol¨ªtica para ofrecer sus servicios a la empresa privada, Ignacio Gonz¨¢lez ejerce la presidencia interina de la Comunidad durante un breve lapso de tiempo, durante la forzosa convalecencia de Esperanza Aguirre, cuya actitud en el pre y posoperatorio de su c¨¢ncer de mama, se supone que sin lista de espera, ha suscitado todos los elogios y conseguido importantes ecos medi¨¢ticos. La lideresa no da puntada sin hilo y sigue tejiendo con tes¨®n su red de apoyos, apuntalada por los concesionarios de las graciosas adjudicaciones de canales televisivos a sus valedores. Desde su retaguardia, Ignacio Gonz¨¢lez, como presidente del comit¨¦ electoral, ha influido decisivamente en la designaci¨®n de los candidatos del PP en la regi¨®n, candidatos que de triunfar en sus aspiraciones constituir¨¢n una excelente apoyatura tras su paso a los negocios privados, sobre todo a los que a¨²n no lo son como el Canal de Isabel II, joya de la corona auton¨®mica, cuya privatizaci¨®n intenta denodadamente el vicepresidente desde su puesto al frente de esta empresa todav¨ªa p¨²blica. Como en el juego infantil, Gonz¨¢lez lleva un tiempo gritando: "Me la pido", me la pido y me la privatizo y me la llevo al huerto para que su caudal riegue mi finca.

Aguirre ver¨ªa con buenos ojos que su protegido Ignacio canalizara y encauzara su carrera privada con este regalo de los dioses. En su cruzada privatizadora, la presidenta podr¨ªa estar dispuesta a satisfacer las peticiones de sus colaboradores m¨¢s cercanos repartiendo jugosas porciones de ese pastel p¨²blico que desmigaja entre sus manos, privatizando para sus privados, sempiterna y tenaz valedora de sus validos, de los que a¨²n le valen le balan y le bailan el agua, de los que a¨²n no han sido implicados en asuntos de flagrante corrupci¨®n y abandonados en la cuneta. Al enemigo, ni agua.