Liber¨¦monos
Se me est¨¢ haciendo largo, largo, largo, y estoy deseando que la derecha llegue de una vez al Gobierno de la naci¨®n y acabe ya con este Gobierno liberticida, represor y sovi¨¦tico. Ardo en deseos -nunca mejor dicho lo de ardo- de que llegue ese domingo glorioso en que el candidato se asome vencedor a la tribuna entre los v¨ªtores de los nuestros, los amantes de la libertad. Fumar¨¦ tanto ese d¨ªa, que s¨®lo lamentar¨¦ lo tard¨ªo de la hora en que se sabr¨¢n los resultados electorales, lo que me impedir¨¢ cumplir mi sue?o m¨¢s libertario. Eso s¨ª, el domingo siguiente ir¨¦ a misa mayor a la parroquia de mi pueblo y, cuando el monaguillo inciense la nave con el botafumeiro, encender¨¦ un puro. Pourquoi pas? A?adir¨¦ incienso al incienso, y entre la mirada satisfecha de la feligres¨ªa no s¨¦ si podr¨¦ reprimir mi deseo de gritar enardecido -nunca mejor dicho-: ?Viva la libertad!
Al fin seremos libres. Conduciremos sin l¨ªmite de velocidad por autopistas, carreteras comarcales y caminos de cabras. Desaparecida Sinde, nos bajaremos no ya pel¨ªculas, canciones o libros, sino hasta se?oras desnudas enteras y verdaderas, y todo gratis. Tambi¨¦n los ni?os ser¨¢n libres para nacer, no como ahora, que no les dejan, e incluso los mariquitas seguir¨¢n siendo mariquitas, que es lo que siempre han querido ser hasta que los han obligado a casarse. ?Volver¨¢n el amour fou y el amour libre!, una vez que no se obligue ya a la gente a casarse tantas veces a lo largo de una triste vida, y regresar¨¢n los machotes y las se?oras de rompe y rasga, los unos para mandar, que es lo que siempre han hecho y ahora no les dejan, y las otras para decirles a los unos que manden, que es tambi¨¦n lo que siempre han hecho y ahora tampoco les dejan. Desaparecer¨¢n las mezquitas, los velos y dem¨¢s parafernalia, y toda la morer¨ªa podr¨¢ jartarse a vinazo y jamones, que es lo que siempre han querido y nunca han podido. Y habr¨¢ corridas de toros en todos los pueblos. Pourquoi pas?
Y los despertadores podr¨¢n sonar a cualquier hora del d¨ªa o de la noche. S¨®lo le pido un favor, un ¨²ltimo favor, a ¨¦ste nuestro actual Gobierno liberticida: que los proh¨ªba, s¨ª, que proh¨ªba los despertadores. Miren, me cuesta dormir, y me cuesta tambi¨¦n despertarme, y necesito que mi radio despertador suene fren¨¦tico muy tempranito. Y a mi se?ora vecina le molesta, m¨¢s que el tr¨¢fico, m¨¢s que las trompetas de Jeric¨®, m¨¢s que una estampida de b¨²falos. Y mi se?ora vecina es de derechas -?si al menos pusiera la Cope!-, y estoy seguro de que si el se?or Zapatero los prohibiera a cualquier hora, yo entonces podr¨ªa gozar con mi despertador a todo trapo mientras gritaba improperios a pleno pulm¨®n contra el presi. ?Ay, si nuestros papis de derechas supieran que enfrent¨¢ndonos a ellos en nombre de la libertad est¨¢bamos de hecho luchando por su causa! Luchando en realidad por la Espa?a eterna, como pueden ver, para que viva. Pues vale, que viva, pero que no la confundan con la libertad.
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