Cien a?os sin Estado
La brutal colonizaci¨®n italiana de Libia a principios del siglo XX impidi¨® que surgieran instituciones y clase dirigente
![Andrea Rizzi](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F751a4a89-aa21-438d-b2b8-b1e7afb8c630.png?auth=9e4863b2ee2b178e051926a0180ba67182e07178164bda3b57dae4df83226f1f&width=100&height=100&smart=true)
Este a?o se cumple un siglo del desembarco de las primeras tropas italianas en las costas de Tripolitania. En estos 100 a?os, los pueblos del territorio hoy conocido como Libia han recorrido un turbulento periplo pol¨ªtico: remota y descuidada provincia otomana; torturada colonia de la Italia liberal, primero, y fascista, despu¨¦s; ap¨¢tica y fr¨¢gil monarqu¨ªa; r¨¦gimen de Muamar el Gadafi. Tan dispares experiencias -entrecortadas por un periodo de Administraci¨®n brit¨¢nica (1943-1951)- comparten grosso modo un denominador com¨²n que sigue marcando la Libia actual: el hostigamiento a toda forma de vida institucional y al nacimiento de una clase dirigente local.
La etapa italiana (1911-1943) constituye sin duda una experiencia decisiva en la formaci¨®n de la Libia actual. Hasta la unificaci¨®n decidida por Roma en 1934, el territorio permanec¨ªa dividido en las provincias de Tripolitania (oeste), Cirenaica (este) y Fezzan (sur). "Cuando los italianos desembarcan en octubre de 1911, la Tripolitania es una provincia otomana bastante descuidada en la que sin embargo se detectan algunos brotes de progreso, avances en la instrucci¨®n, algo de prensa y hasta, en algunos ambientes, un incipiente deseo de unificaci¨®n con la Cirenaica. La llegada de los italianos, que aplican el cl¨¢sico divide et impera, rompe ese proceso y congela la sociedad local. Libia se queda atr¨¢s", explica Nicola Labanca, profesor de la Universidad de Siena especializado en historia colonial italiana.
Entre 1930 y 1933 Italia construy¨® una red de 16 campos de concentraci¨®n
Los italianos encuentran una resistencia que les obligar¨¢ a luchar hasta 1934, a menudo con gran brutalidad, para pacificar el territorio libio. "Italia teme rebeliones y opta por dos pol¨ªticas muy duras y repletas de consecuencias", argumenta Labanca. "Por un lado, una represi¨®n brutal. Pocos saben que entre 1930 y 1933 la potencia colonial, que ten¨ªa dificultades para vencer la resistencia, constituye una red de 16 campos de concentraci¨®n en Cirenaica. La mitad de la poblaci¨®n de la zona interior de la regi¨®n es deportada a esos campos. Pero ya en 1911, tras el primer rev¨¦s militar, los italianos hab¨ªan deportado a 3.000 de los 30.000 habitantes de Tr¨ªpoli". Los historiadores debaten sobre el volumen real de las masacres y deportaciones, pero no hay duda de que fueron de gran escala.
"Por otra parte", prosigue Labanca, "los italianos optan por no extender la educaci¨®n. Optan por disgregar la clase dirigente local en formaci¨®n. Italia no instituir¨¢ nunca una universidad en Libia. Las potencias coloniales liberales lo hicieron, y fomentaron que los hijos de la clase dirigente local estudiaran en la metr¨®polis. No fue este el caso de Italia en Libia. Hay que tener presente que el colonialismo italiano, a diferencia del brit¨¢nico o franc¨¦s, es fundamentalmente un colonialismo fascista, con una profunda ideolog¨ªa racista". Benito Mussolini conquist¨® el poder en 1922.
Federico Cresti, historiador de la Universidad de Catania y autor de No desees la tierra de otros. La colonizaci¨®n italiana en Libia, aporta un dato esclarecedor: "Un informe de 1950 se?ala que hab¨ªa en Libia 10 licenciados en universidades italianas. Hay documentos en los que se dice expl¨ªcitamente que para la poblaci¨®n local es suficiente la instrucci¨®n primaria. Al menos hasta 1934, la pol¨ªtica fascista es punitiva".
Italia reprime, evita educar y no siembra ninguna semilla de vida institucional. Marcadas las debidas distancias, hay cierto continuismo en estas pol¨ªticas con la monarqu¨ªa del rey Idris y, sobre todo, el r¨¦gimen de Gadafi, que no cuenta con un Parlamento y mantiene a las universidades en un estado de asfixia letal.
Frente a los italianos se yergue sobre todo el movimiento de resistencia cirenaico, impulsado por la cofrad¨ªa musulmana de los senusos, y liderado por Omar el Mojtar. Gadafi ha intentado construir un sentimiento nacionalista alrededor de esa figura y de la resistencia. El coronel se present¨® a una cumbre con Silvio Berlusconi con una foto del h¨¦roe colgada como una medalla en el pecho. El Mojtar fue capturado y ajusticiado por los italianos en 1931.
Pacificados los territorios, los italianos los unen en 1934. "Es importante notar que se trata de regiones hist¨®ricamente separadas", dice Cresti. "En los a?os veinte hubo incluso enfrentamientos entre ellas. Clanes de Tripolitania ve¨ªan mal el ascenso de la cofrad¨ªa isl¨¢mica de los senusos".
Una vez pacificada y unificada, bajo el liderazgo de Italo Balbo, los italianos se lanzan a una pol¨ªtica de construcci¨®n de infraestructuras. Terminan la carretera que une Tr¨ªpoli y Bengasi. Hay cierto avance econ¨®mico. "Pero esto no puede de ninguna manera compensar la destrucci¨®n causada", zanja Cresti.
![El l¨ªder de la resistencia libia, Omar el Mojtar, detenido entre militares italianos en 1931.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SYSA6XAHKK5KCB4N54PCYY52GI.jpg?auth=8cad8651146ca8eef57a41394be292ef762e9611e5dc7337155f5f001dbcb124&width=414)
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