Es un cisne negro
"La vida es aquello que te va sucediendo mientras t¨² te empe?as en hacer otros planes" (John Lennon).
Hace solo unos d¨ªas descont¨¢bamos la ca¨ªda inminente de Gadafi y su socialismo beduino de las masas. Como a Hitler bajo las ruinas de Berl¨ªn en abril de 1945, cre¨ªamos al l¨ªder libio encerrado en su b¨²nker de Tr¨ªpoli dispuesto al suicidio arrastrando tras ¨¦l el tel¨®n y el escenario. Hoy, asistimos al previsible inicio de una guerra civil en el primer productor de petr¨®leo de ?frica. Tras los derrocamientos de los dictadores en T¨²nez y Egipto, la desaparici¨®n del atrabiliario coronel d¨¦spota que maneja Libia con mano de hierro desde 1969 cerraba en nuestro imaginario occidental el primer cap¨ªtulo de las revueltas ¨¢rabes musulmanas. Hillary Clinton teme que una Libia ca¨®tica se convierta en una gigantesca Somalia en la que podr¨ªa refugiarse Al Qaeda. Hay tiempos en los que la historia no se mueve, pero en ocasiones, como en este inicio de 2011, la historia se acelera y repentinamente comenzamos a vivir peligrosamente. Atravesamos una etapa de imprevisibilidad y nuestra reacci¨®n es aplicar al inusual presente las plantillas del pasado hist¨®rico. Y no sirven para entender el significado de todo esto que nos est¨¢ ocurriendo. La crisis desatada con la inmolaci¨®n del m¨¢rtir tunecino, Mohammed Buazizi, al que un polic¨ªa humill¨® y maltrat¨® destrozando su tenderete de venta ambulante hace solo dos meses, supera nuestro entendimiento. Nos provoca muchas preguntas y tenemos escasas respuestas. Una cosa ha quedado clara: como les pas¨® a los economistas con la Gran Recesi¨®n que aun sufrimos, los analistas internacionales, desde la CIA al Mosad, hasta el m¨¢s modesto comentarista que trata de descifrar lo que ocurre, hemos fallado clamorosamente en la predicci¨®n y, luego, en fijar el cu¨¢ndo, el c¨®mo, y el alcance de esta primavera adelantada en el Gran Oriente Pr¨®ximo. Los economistas, grandes pronosticadores del pasado, ya no est¨¢n solos.
EE UU y Europa hemos tratado a Oriente Pr¨®ximo como una colecci¨®n de grandes gasolineras
En 2007, Nashim Talib public¨® El Cisne Negro, el impacto de lo altamente improbable (Paid¨®s), lectura recomendable en estos momentos. El cisne negro es un suceso con tres atributos: una rareza fuera de las expectativas normales, dif¨ªcil de predecir; su impacto es muy grande; a pesar de su imprevisibilidad, tendemos a inventar explicaciones de su existencia despu¨¦s del hecho. Lo que est¨¢ ocurriendo desde el Atl¨¢ntico marroqu¨ª hasta el golfo P¨¦rsico, la revoluci¨®n ¨¢rabe, sin l¨ªderes, ni partidos, ni programas revolucionarios, es un cisne negro. Ya ha provocado la ca¨ªda de dos reg¨ªmenes. Hay que darle tiempo. Lo que no sabemos sobre ella es m¨¢s importante que lo que sabemos. Este espacio de gran desorden de Oriente Pr¨®ximo y norte de ?frica produce una tercera parte del petr¨®leo mundial. Durante el ¨²ltimo medio siglo, Estados Unidos y Europa hemos tratado a Oriente Pr¨®ximo como una colecci¨®n de grandes gasolineras: la saud¨ª, la iraqu¨ª, la iran¨ª. Como escribe Thomas Friedman en el New York Times, a los reyes y dictadores que han gobernado durante d¨¦cadas manteniendo al mundo ¨¢rabe aislado de la historia, les ped¨ªamos "mantener abiertas las mangueras, bajos los precios del petr¨®leo, no molestar demasiado a los israel¨ªes, a cambio de hacer lo que quisieran en sus pa¨ªses" Pero esto ha concluido y los ¨¢rabes regresan a la historia. No sin convulsiones.
Vamos a pagar un precio por ello. Esta semana el comisario europeo Joaqu¨ªn Almunia dec¨ªa que el precio a pagar por la libertad en el creciente ¨¢rabe, un petr¨®leo a 110 o a 120 d¨®lares, es soportable y merece la pena. A Espa?a cada subida de 10 d¨®lares le supone 10.000 millones de euros anuales m¨¢s en su factura energ¨¦tica. La crisis se produce cuando la econom¨ªa mundial recobraba el pulso; coincide con el repunte de la inflaci¨®n, la subida de los precios de los alimentos y una amenazante, sobre todo para nuestro pa¨ªs, pr¨®xima subida de los tipos de inter¨¦s en Europa. Ya estamos hablando de una nueva conmoci¨®n del petr¨®leo y recordamos que la mecha siempre estuvo en Oriente Pr¨®ximo. La historia no se repite, pero a veces rima, dec¨ªa Mark Twain. ?Est¨¢n a salvo las petrocracias de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga? ?C¨®mo gestionar¨¢ la crisis, ya abierta en su vecina Bahr¨¦in y despuntando en Om¨¢n, el enfermo rey de Arabia Saud¨ª, Abdal¨¢ Bin Abdelaziz, de 86 a?os? Otro cisne negro. No est¨¢bamos preparados para esto. Ahora toca improvisar, parchear el globo, cuando tocaba hace ya tiempo haberse planteado en serio la excesiva dependencia del petr¨®leo. Vale para Espa?a, para Europa, para Estados Unidos. Vivimos al d¨ªa, la mejor manera de vivir peligrosamente. Confiemos en la sabidur¨ªa china de Zhou Enlai que, inmutable, cuando le preguntaron a mediados del siglo pasado el significado hist¨®rico de la revoluci¨®n francesa respondi¨®: "Es demasiado pronto para decirlo". Y esta revoluci¨®n solo tiene dos meses.
fgbasterra@gmail.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.