"El momento de las mujeres es ahora. No volveremos a la cocina"
Sosten¨ªa el periodista Ryszard Kapuscinski que los c¨ªnicos no sirven para este oficio, el de contar historias en las que la miseria humana generada por guerras, hambre o desigualdades tiene un papel protagonista. Nadie ha sufrido tanta injusticia, tanta violencia y tan poco reconocimiento durante los siglos como las mujeres, a las que Naciones Unidas dedica desde enero una entidad con nombre propio, porque con el correr de los a?os no se ha acabado el maltrato, el olvido y la invisibilidad a la que es sometida una parte muy importante de la mitad de la poblaci¨®n mundial.
Los m¨¢s c¨ªnicos o de vuelta de todo pensar¨¢n que c¨®mo se puede avanzar en la causa de los derechos de las mujeres cuando en el Comit¨¦ Ejecutivo de ONU Mujeres est¨¢n pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, Pakist¨¢n o Congo, donde la poblaci¨®n femenina no puede hacer algo tan rutinario como conducir un coche, como es el caso del primer pa¨ªs citado -y por no mencionar lapidaciones o cr¨ªmenes de honor-. "Si trabaj¨¢ramos solo con los convencidos no estar¨ªamos haciendo nuestro trabajo", sentencia Michelle Bachelet, la primera directora de la reci¨¦n nacida agencia de Naciones Unidas especializada en la mujer.
"Las tunecinas no se han quedado fuera del cambio. Es un buen comienzo"
"La violencia, en sus diferentes clases, afecta al 76% de la poblaci¨®n femenina"
"Sin libertad econ¨®mica las mujeres no tendr¨¢n libertad"
"Hay 140 millones de ni?as en el mundo que han sido mutiladas"
"Soy persistente y optimista", asegura Bachelet, 59 a?os, en su oficina de Nueva York, de la que hace apenas unos d¨ªas que ha tomado posesi¨®n y cuyo equipo todav¨ªa navega por el edificio buscando sus mesas de trabajo. "Como directora ejecutiva tengo que trabajar y trabajar¨¦ con todos los pa¨ªses que integran ONU Mujeres y espero tener con todos ellos la mejor de las relaciones para conseguir que mejoren las condiciones de las mujeres en el mundo". Preguntada sobre si podr¨¢ denunciar a los pa¨ªses que no respetan los derechos de las mujeres, Bachelet se reitera en su argumento de la persistencia: "Poco a poco, en algunos avanzaremos m¨¢s r¨¢pido, en otros m¨¢s lento, pero avanzaremos".
Bachelet es en s¨ª misma un ejemplo. Como primera presidenta de Chile rompi¨® todas las barreras de g¨¦nero, aunque tambi¨¦n acab¨® con algunas sociales y religiosas. Bachelet es madre soltera y agn¨®stica. Con esas credenciales lleg¨® al poder de un pa¨ªs muy conservador, cat¨®lico, que solo recientemente se dot¨® de una ley de divorcio y en cuyo ordenamiento jur¨ªdico no existe el aborto. Bachelet tambi¨¦n sabe algo de la violencia que ejercen las dictaduras, la sufri¨® en primera persona en las c¨¢rceles de Pinochet, donde su padre perdi¨® la vida. Pero reservada en cuanto a los sentimientos y consciente del peso que sus palabras pueden tener en la pol¨ªtica nacional chilena presidida por el empresario Sebasti¨¢n Pi?era, Bachelet -que abandon¨® el poder el a?o pasado con unos altos ¨ªndices de popularidad solo ensombrecidos por la tragedia del terremoto- pide hablar solo de su nuevo reto en Naciones Unidas.
La actualidad abre y manda en la entrevista. En las calles de Egipto hab¨ªa hombres y mujeres reclamando libertad. "Lo que est¨¢ sucediendo en el norte de ?frica es una tremenda oportunidad para la causa de las mujeres", relata la directora. "De nuevo, tengo un razonable optimismo", prosigue. "En T¨²nez, de las tres comisiones que se han constituido para la reforma pol¨ªtica, la revisi¨®n de la corrupci¨®n y el abuso de los derechos humanos, en cada una de ellas hay mujeres". "Es un buen comienzo, los m¨¢s descre¨ªdos podr¨¢n pensar que m¨ªnimo, pero es importante porque las mujeres no se han quedado fuera del proceso". Bachelet recomienda acci¨®n, recomienda no dejar pasar las oportunidades ni escuchar a los profetas que dicen que ya llegar¨¢n tiempos en los que las mujeres puedan hacer o¨ªr sus voces. "El momento es ahora", recalca y pone como ejemplo que cuando la historia ha convencido a las mujeres de que esperasen su tiempo ha pasado sin frutos. "No estamos dispuestas a volver a la cocina", dice la directora de ONU Mujeres citando a una activista.
"Las mujeres son v¨ªctimas de violencia de todo tipo: dom¨¦stica, violaciones, abusos sexuales perpetrados como t¨¢cticas de guerra, matrimonios prematuros y mutilaciones genitales", informa. "En todo el mundo hay muchas sociedades que se enfrentan con uno u otro de esos problemas, hasta tal punto que si se tienen en cuenta las diferentes clases de violencia que pueden padecer las mujeres en alg¨²n momento de su vida, la proporci¨®n de v¨ªctimas alcanza un 76% de la poblaci¨®n femenina mundial".
Ante este dato, su objetivo inmediato es romper "la inercia de la injusticia". "Las mujeres son pr¨¢cticamente invisibles en muchos lugares", explica Bachelet, pediatra de profesi¨®n y primera mujer -una vez m¨¢s-, que accedi¨® al frente del Ministerio de Defensa de su pa¨ªs. "Las mujeres son ciudadanas de segunda. Son vistas como gente que carece de derechos. Es una verg¨¹enza para la humanidad que no puede seguir permiti¨¦ndose". ?C¨®mo? ?C¨®mo romper esa inercia? "Logrando que las mujeres tengan un lugar en la sociedad, para empezar que sean pagadas por su trabajo, si no tienen libertad econ¨®mica no tendr¨¢n libertad".
De nuevo, Bachelet reconoce la inmensidad del desaf¨ªo necesario. En algunos lugares se somete a las mujeres a violaciones sistem¨¢ticas -como es el caso de Congo-, en otros se las mutila sexualmente -como es el caso de la mal llamada ablaci¨®n femenina practicada en pa¨ªses de ?frica-. "Hay 140 millones de ni?as en el mundo que han sido mutiladas, las tradiciones siguen siendo la principal barrera para erradicar esas pr¨¢cticas", comunica. "Tengo una ardua tarea por delante, este escenario no puede cambiarse en dos o tres a?os, es imposible", dice la directora, que se define consciente de haber asumido un trabajo complejo y exigente. "Lo importante es oponerse eficazmente a las formas de violencia contra las mujeres, sin aceptar ninguna justificaci¨®n basada en tradiciones".
"La se?al para los Gobiernos es clara: la mujer debe de estar en el centro de sus agendas". "Por supuesto que no estamos cerca de ese objetivo pero si seguimos en esta v¨ªa llegaremos a destino". Una de las prioridades de Bachelet es "generar l¨ªderes" que apoyen a quienes luchan por avanzar en los derechos de las mujeres. Es, de nuevo, el caso de las revoluciones en el norte de ?frica, donde las mujeres pueden hacer historia.
Hoy se cumplen cien a?os desde la primera vez que se celebr¨® el D¨ªa de la Mujer. Entonces, solo en dos pa¨ªses las mujeres pod¨ªan votar. "Hoy es un derecho casi universal. Hemos vivido un siglo de progreso", asegura Bachelet. "Pero hay que seguir trabajando para lograr un mundo mejor, donde los hombres y las mujeres tengan igualdad firmemente incorporada por el derecho a la paz, el desarrollo y la seguridad".
Pol¨ªtica sagaz y excelente negociadora, Bachelet no teme sucumbir a la burocracia de la ONU. Pero sabe de sus dificultades. Sabe que debe lograr buenos titulares para no caer en el olvido y que los c¨ªnicos tengan su d¨ªa de regocijo. Con un presupuesto de 500 millones de d¨®lares (357 millones de euros) de los que solo tiene en su poder un tercio, la directora de ONU Mujeres sabe que las donaciones de los pa¨ªses son las que mueven las agencias de la organizaci¨®n internacional. "ONU Mujeres ha heredado los recursos de los cuatro organismos de Naciones Unidas que se fusionaron para crear la nueva entidad", explica. Espa?a est¨¢ a la cabeza de esas aportaciones, por delante de Noruega, con 33 millones.
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