Enrique Curiel: adi¨®s a un gran amigo y pol¨ªtico
El pasado mi¨¦rcoles perd¨ªamos a un gran pol¨ªtico y amigo entra?able: Enrique Curiel. Una figura clave para entender nuestra historia reciente escrita con su lucha antifranquista, pasando por su militancia en el PCE primero y en el PSOE hasta su muerte.
Los que firmamos estas breves y sentidas l¨ªneas lo conocimos, fuimos sus compa?eros, sus amigos. Debatimos con ¨¦l, incluso en algunos momentos discrepamos, pero con independencia de nuestras diferencias pol¨ªticas tenemos claro que su presencia nos uni¨® especialmente en lo personal y quiz¨¢s tambi¨¦n de alguna manera en lo pol¨ªtico.
Pretendemos con ellas rendirle nuestro peque?o homenaje, nuestro reconocimiento, desde el cari?o y respeto hacia quien conocimos de manera diferente pero en un ¨¢mbito com¨²n: el intento de conseguir un pa¨ªs y un mundo mejor, m¨¢s justo, libre e igualitario. Ese fue el ¨¢mbito en el que se hab¨ªa movido durante los ¨²ltimos 45 a?os.
Dej¨® pendiente un libro sobre Euskadi, una de sus grandes preocupaciones
Recordamos su presencia a la cabeza de la manifestaci¨®n que recorri¨® el campus universitario de Madrid en 1965 con su admirado Tierno Galv¨¢n cerca, hasta su actividad en el Sindicato Democr¨¢tico de Estudiantes de la Universidad de Madrid, en el que ya coincidi¨® con alguno de nosotros. Valoramos su trabajo activo en la modernizaci¨®n del PCE y su entrada debido a su evoluci¨®n ideol¨®gica en el PSOE en 1990, despu¨¦s de una preciosa experiencia para algunos de los firmantes como fue la formaci¨®n en 1990 de la Fundaci¨®n Europa, un lugar de encuentro, debate y an¨¢lisis para quienes reflexion¨¢bamos sobre la compleja situaci¨®n de las izquierdas en aquel momento. Su denominaci¨®n de "casa com¨²n de la izquierda", que acu?¨® para el PSOE cuando se aprob¨® su entrada, significaba mucho m¨¢s de lo que se pod¨ªa suponer.
Enrique era un pol¨ªtico de los que se ven pocos hoy en d¨ªa: inteligente, dialogante, verdaderamente de izquierdas, fiel a los valores de siempre y alejado del oportunismo que tanto prolifera ¨²ltimamente, quiz¨¢s por ello desaprovechado por los diferentes partidos en los que milit¨®. Combinaba "mano de hierro en guante de seda", defendiendo sus ideas con fuerza y convicci¨®n, pero con la suavidad de sus maneras elegantes y educadas, con un tono de voz que raramente sub¨ªa.
Y por encima de todo lo dem¨¢s era una excelente persona repleta de humanidad, que sab¨ªa escuchar y aconsejar desde su experiencia, aunque a veces no estuviera de acuerdo con lo que se le estaba comentando. Era un modelo como contertulio, en lo privado y en lo p¨²blico. Su participaci¨®n en debates de radio y televisi¨®n contrastaba con la falta de tolerancia y de mesura que se exhibe en la mayor¨ªa de ellos.
Le inquietaba, especialmente en los ¨²ltimos tiempos, el cariz que estaba tomando la actividad pol¨ªtica, no solo en el fondo, tambi¨¦n en la forma. No le gustaba la debilidad de la izquierda internacional y en especial la europea ante los nuevos retos que nos tra¨ªa la globalizaci¨®n y mucho menos a¨²n la falta de consistencia intelectual e ideol¨®gica de la nueva militancia de esa izquierda. Todo eso qued¨® plasmado en los art¨ªculos publicados en diferentes medios de comunicaci¨®n.
Querr¨ªamos destacar especialmente el trabajo que realiz¨® en la parte final de su larga trayectoria pol¨ªtica a favor de la paz, del di¨¢logo entre personas muy distanciadas como v¨ªa de entendimiento y por tanto de soluci¨®n de conflictos. Alg¨²n d¨ªa se escribir¨¢ esa historia, su historia, esa que algunos hemos vivido con ¨¦l en primera persona.
Ahora se va sin terminarla, pero queremos y debemos dejar constancia de ese esfuerzo, que esperamos sea reconocido alg¨²n d¨ªa por quienes desde los diferentes lugares de la pol¨ªtica tienen constancia de ello.
Nosotros s¨ª lo hacemos, desde diferentes orillas de este r¨ªo de aguas turbulentas en el que se ha convertido la actividad pol¨ªtica en nuestro pa¨ªs. Ese sobre el que ¨¦l se empe?¨® en construir puentes por los que poder comunicarnos, por los que poder transitar y evitar as¨ª lo que defini¨® como "choque de trenes". Es probable que poder firmar juntos este escrito sea uno de sus logros.
Quedan con nosotros sus escritos, especialmente sus numerosos art¨ªculos sobre el "problema vasco", un tema que le preocupaba especialmente y sobre el que lleg¨® a tener un especial conocimiento "a pie de obra" debido a sus numerosas visitas a Euskadi y Navarra y las plurales amistades que all¨ª hizo y que hoy, en p¨²blico y en privado, reconocen su esfuerzo a favor de la paz. Nos deja pendiente lo que en muchas ocasiones hab¨ªa comentado: escribir un libro sobre este complejo tema. Tambi¨¦n escribi¨® art¨ªculos sobre la crisis actual de la izquierda o la situaci¨®n internacional, redactados con esa agudeza, valent¨ªa (no siempre comprendida) y amplitud de miras que tanto se echan hoy en falta.
Desaparece justo cuando m¨¢s necesarios son pol¨ªticos como ¨¦l. Quien vivi¨® el hundimiento del comunismo y fue testigo impotente de la crisis actual del socialismo pod¨ªa aportar mucho en los debates tendentes a la consecuci¨®n de una socialdemocracia fuerte. Si las respuestas comunistas fueron inviables, como afirmaba Octavio Paz, sus preguntas son m¨¢s pertinentes que nunca. Porque la grave crisis que padecemos exige una alternativa socialista nueva.
Este era su momento. Nos consta que sab¨ªa que es el momento de la paz, de la reinvenci¨®n y recuperaci¨®n de la izquierda, de un nuevo equilibrio internacional, que despu¨¦s de la crisis econ¨®mica que nos asola puede y debe ayudar a construir un mundo m¨¢s justo y solidario. Quiz¨¢s porque en el fondo era un optimista empedernido con una capa externa de pesimismo muy gallego, como ¨¦l. Por ello, cuando todo eso llegue, aunque Enrique ya no est¨¦, deberemos mucho a su trabajo de estos a?os para conseguirlo.
Amigo de sus amigos, leal y honesto, "se hac¨ªa querer", por eso quienes firmamos este art¨ªculo representamos la pluralidad y riqueza de las diferentes izquierdas que ¨¦l respetaba y fomentaba profundamente.
Adi¨®s, agur, adeu, adeus Enrique, amigo y compa?ero, adeus, agur, adeu y adi¨®s con el profundo dolor que nos produce tu marcha.
Continuaremos tu lucha. Recogeremos la bandera que has dejado como manera de rendirte el homenaje que te mereces. Este art¨ªculo es una peque?a muestra de ello.
Firman este art¨ªculo: Od¨®n Elorza, Santiago Carrillo, Txiki Benegas, Xos¨¦ Manuel Beiras, Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano, Jos¨¦ Luis Buhigas, Fernando L¨®pez Agud¨ªn, Nicol¨¢s Sartorius, Daniel Arranz y Jos¨¦ Luis ?riz.
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