Jan Fabre busca nuevos h¨¦roes en su obra 'Prometeo-paisaje II'
El montaje del creador belga se estrena en Sevilla
"J¨®dete, Sigmund Freud". As¨ª es como da la bienvenida a los espectadores uno de los 10 personajes de Prometeo-paisaje II, la ¨²ltima propuesta esc¨¦nica del polifac¨¦tico artista belga Jan Fabre, cuyo estreno en Espa?a se producir¨¢ esta noche en el Teatro Central de Sevilla. Queda claro que el artista pl¨¢stico, director esc¨¦nico, escen¨®grafo, core¨®grafo y escritor, entre otros oficios, no quiere que se le relacione con el psicoan¨¢lisis.
"Prometeo es un h¨¦roe, rob¨® el fuego de los dioses para d¨¢rselo a los humanos. El fuego es la pasi¨®n, el deseo, la energ¨ªa, la creatividad; pero estamos en un mundo en el que no se puede hacer fuego en ning¨²n sitio, en el que no cabe la pasi¨®n", reflexionaba ayer en Sevilla Fabre (Amberes, 1958).
El espect¨¢culo de la compa?¨ªa belga Troubleyn, que tambi¨¦n estar¨¢ en cartel ma?ana, es una revisi¨®n del mito de Prometeo -que Fabre ya trat¨® en otro montaje de 1988- en una versi¨®n del escritor Jeroen Olieslagers a partir del texto de Esquilo y al que se suma tambi¨¦n otro texto, de unos 15 minutos, del propio Fabre titulado Necesitamos h¨¦roes ahora.
"El t¨ªtulo lo tom¨¦ de una pancarta que vi en una manifestaci¨®n despu¨¦s del 11-S. Vivimos en una sociedad llena de v¨ªctimas. En mi pa¨ªs llevamos 300 d¨ªas sin Gobierno y los pol¨ªticos se hacen las v¨ªctimas; por eso es importante creer que las personas tambi¨¦n pueden ser h¨¦roes, que tienen las cualidades para serlo. La obra les dice a los espectadores que pueden elegir entre ser v¨ªctimas o h¨¦roes", asegur¨® Fabre, para quien el arte debe estar al servicio de la ¨¦tica.
El fuego es una constante en el trabajo de este eterno enfant terrible bendecido en los principales foros internacionales del arte contempor¨¢neo, ya que dar fuego supone para ¨¦l un acto de rebeld¨ªa creativa: "Es un s¨ªmbolo al que siempre vuelvo. Hace unos 10 a?os hice una escultura, El hombre que da fuego, un autorretrato en el que sostengo un mechero encendido y el p¨²blico puede usarlo. Es una forma de compartir mis conocimientos, los que me dieron mis maestros, y de transmitirlos", recuerda.
Para Fabre, la belleza siempre busca un trasfondo ¨¦tico, quedarse en la superficie no es lo suyo, como demuestra con su cr¨ªtica a las "salvajadas" que sus paisanos hicieron en el Congo. Lo hizo en el mism¨ªsimo Palacio Real de Bruselas, cuando la reina Paola le encarg¨® una obra permanente en 2002 y ¨¦l convirti¨® el hall en Heaven of delight. "La obra tuvo mucho ¨¦xito, pero en el sentido equivocado. La gente estaba tan emocionada con la belleza del trabajo que no capt¨® su sentido", explica.
Babelia
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