Donny George, el arque¨®logo que salv¨® los tesoros de Irak
Dirigi¨® el Museo Nacional de Bagdad durante la guerra
Su dedicaci¨®n a la arqueolog¨ªa era pura pasi¨®n y el Museo Nacional de Irak, la amante que le restaba tiempo de estar con su familia. Su esposa, Najat, y los tres hijos de ambos supieron entender que en esa entrega hab¨ªa mucho m¨¢s que celo profesional, porque a trav¨¦s de su trabajo Donny George trataba de conservar la memoria de los asirios, su comunidad ¨¦tnico-religiosa, y la de un Irak diverso que la dictadura de Sadam Husein deseaba arabizar.
George, nacido en Al Anbar en 1950, estudi¨® Arqueolog¨ªa en la Universidad de Bagdad y se doctor¨® en Arqueolog¨ªa Prehist¨®rica. Entr¨® a trabajar en el Museo de Irak en 1976 y cuatro a?os m¨¢s tarde estaba al frente del centro de documentaci¨®n. Tambi¨¦n dio clases en la Universidad y dirigi¨® trabajos de campo como la restauraci¨®n de Babilonia (1986-1987), el estudio del muro oriental de N¨ªnive (1988) o la excavaci¨®n de Um al Agareb (1999-2000).
Luch¨® por recuperar los 15.000 objetos saqueados tras la invasi¨®n de 2003
Impidi¨® la venta de unos pendientes asirios en una subasta de Christie's
Pero a pesar de su competencia profesional y sus numerosas publicaciones y conferencias internacionales, toc¨® el techo de cristal que los cristianos encontraban en el Irak de Sadam.
"Antes de la guerra de 2003, ¨¦ramos considerados ciudadanos de segunda simplemente por ser cristianos y asirios", declar¨® ante la comisi¨®n sobre libertad religiosa de EE UU. "Sadam inici¨® una campa?a para reescribir la historia como ¨¦l la imaginaba. Empez¨® por llamar ¨¢rabes a los antiguos asirios; tambi¨¦n orden¨® que los beb¨¦s cristianos no recibieran nombres cristianos o asirios, sino ¨¢rabes musulmanes. Todos tuvimos problemas porque los nombres son muy importantes para nuestra identidad".
A principios de 2003, cuando la invasi¨®n estadounidense era inminente, George inst¨® a los responsables del museo a proteger la colecci¨®n traslad¨¢ndola al s¨®tano. "Les implor¨¦, pero todo lo que me dijeron fue que exageraba, que Sadam estaba aqu¨ª y que nadie se atrever¨ªa a entrar en Bagdad", relat¨® a los periodistas una vez que el museo fue saqueado. No obstante, una parte de la colecci¨®n se hab¨ªa puesto a resguardo. Nombrado director general de museos bajo el Gobierno de ocupaci¨®n, su trabajo fue esencial a la hora de recuperar los 15.000 objetos robados en aquel pillaje. Tambi¨¦n para evitar su comercializaci¨®n en los mercados internacionales. En diciembre de 2008, su intervenci¨®n impidi¨® la venta de unos pendientes reales neo asirios del tesoro de Nimrud en una subasta de Christie's en Nueva York.
Su ascenso fue visto con recelo por algunos de sus antiguos compa?eros. Empez¨® a recibir amenazas de los fundamentalistas. Aunque hab¨ªa prometido no abandonar Irak a pesar de las dificultades, cambi¨® de opini¨®n a finales de 2006, cuando Mart¨ªn, el tercero de sus hijos que entonces ten¨ªa 17 a?os, abri¨® una carta con una bala dentro y la amenaza de decapitarle porque su padre trabajaba con los americanos.
Huy¨® con su familia a Damasco, hasta que a principios de 2007 EE UU le concedi¨® un permiso de residencia para ¨¦l, su mujer y su hijo menor de edad. Los dos mayores, Steven y Marian, tuvieron que quedarse en Siria. Enseguida obtuvo una invitaci¨®n para ense?ar en la Universidad Stony Brook de Nueva York, donde trabaj¨® como profesor visitante hasta su muerte. El viernes, George se desmay¨® en el aeropuerto de Toronto, a donde hab¨ªa acudido a dar una conferencia sobre objetos mesopot¨¢micos. Muri¨® poco despu¨¦s en el hospital.
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