Legitimado y tibio exorcismo
Nunca he sabido disfrutar de los supuestos y al parecer incomparables placeres que proporciona el terror en el cine. Cuando era ni?o cerraba los ojos y me tapaba los o¨ªdos cuando intu¨ªa que iba a llegar el gran susto y los desesperados chillidos del amenazado. Aunque supiera que estaba rodeado de gente en la sala y que el espanto solo se iba a cebar con los personajes de la pantalla. Imagino que esa forma de autoprotegerse ante el estallido del p¨¢nico es com¨²n en la infancia, pero lo que resulta tan anormal como tragic¨®mico es que a mi tard¨ªa edad siga repitiendo id¨¦nticos gestos al notar la inminente llegada del monstruo. Consecuentemente, no se me ocurre jam¨¢s el acto masoquista de ver en la soledad de mi casa cine de este g¨¦nero. Cuando debo hacerlo por obligaci¨®n profesional, intento que sea en compa?¨ªa o me replanteo cambiar de oficio. Ya s¨¦ que cuando esas pel¨ªculas son muy malas y no te crees nada, la risa ante lo grotesco sustituye al miedo. Pero tampoco encuentro morbo ni gracia en el cine infame, sea en clave gore o pasote con gui?os. Y a mi edad, tampoco estoy dispuesto a inscribirme en clases de modernidad para aprender a paladear la diversi¨®n del cutrer¨ªo con pretensiones.
EL RITO
Direcci¨®n: Mikael H?fstr?m.
Int¨¦rpretes: Anthony Hopkins, Alice Braga, Toby Jones, Rutger Hauer, Ciar¨¢n Hinds.
G¨¦nero: terror. Estados Unidos, 2011.
Duraci¨®n: 115 minutos.
No creyendo en dioses ni diablos, parad¨®jicamente me da muy mal rollo todo lo que se refiere a los segundos cuando aparecen en el cine. Lo cual no me impide haber compartido unas cuantas veces la insoportable angustia de la embarazada Rosemary, acorralada por sus pintorescos y encantadores vecinos, traicionada por el trepa de su marido, aceptando y meciendo la monstruosa criatura que ha parido, en esa obra maestra del desasosiego y de la transgresi¨®n titulada La semilla del diablo. Tambi¨¦n lo pas¨¦ fatal en el mejor sentido con la criatura de La profec¨ªa, su inquietante cuidadora y el mast¨ªn que le protege de todo lo humano. De El exorcista me asusta mucho m¨¢s su atm¨®sfera que las volteretas que daba la cabeza de la endemoniada y las salvajadas que vomita su boca. Y pas¨¦ varias noches en Venecia despierto hasta las tres de la madrugada (hora en la que aparec¨ªa el maligno) y en estado de acojone despu¨¦s de haber sufrido El exorcismo de Emily Rose.
En el arranque de El rito nos avisan de que lo que van a contar est¨¢ basado en hechos reales y una frase de Wojtyla certificando que anda suelto Satan¨¢s cometiendo felon¨ªas en la Tierra. O sea: nada de ficciones sobre el mal. Palabra del Papa. Y, c¨®mo no, el protagonista es un seminarista esc¨¦ptico que desciende de una familia de funerarios, familiarizado desde ni?o con la muerte y la certeza de que con ella se acaba todo. Su proceso inici¨¢tico en demonolog¨ªa resulta previsible. Un exorcista bendecido por el Vaticano le convencer¨¢ con experiencias siniestras de que solo puedes defenderte y combatir al casi invencible diablo si aceptas su existencia. El rito no abusa del efectismo, es pulcra en im¨¢genes y di¨¢logos, se deja ver y o¨ªr. No transmite ni fr¨ªo ni calor y dudo que vaya a generar demasiadas pesadillas. Anthony Hopkins resulta mucho m¨¢s cre¨ªble y turbio como profesional del exorcismo que como endemoniado.
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