Retrato de la generaci¨®n del miedo
Juan Gabriel V¨¢squez obtiene el galard¨®n con 'El ruido de las cosas al caer' - La obra del escritor colombiano analiza en clave ¨ªntima la violencia de su pa¨ªs
Hace dos a?os Juan Gabriel V¨¢squez reuni¨® varios ensayos sobre literatura en El arte de la distorsi¨®n. En "La seriedad del juego", el pr¨®logo de aquel volumen, el escritor colombiano part¨ªa de sendos discursos de Javier Mar¨ªas y John Banville para reflexionar sobre "la b¨²squeda de certezas" a trav¨¦s de la escritura. Despu¨¦s de aclarar que esas certezas nada tienen que ver con la religi¨®n ni con la autoayuda, a?ad¨ªa un matiz que es toda una po¨¦tica: "La profunda satisfacci¨®n que nos dan los mundos cerrados, aut¨®nomos y perfectos, de las grandes ficciones. Esos mundos que, precisamente por haber nacido de la imaginaci¨®n libre y soberana, dan a la realidad un orden y un significado que ¨¦sta, por s¨ª sola, no lograr¨¢ jam¨¢s. Esos mundos donde, precisamente porque no han sucedido nunca, las cosas seguir¨¢n sucediendo para siempre".
Todo eso -la b¨²squeda, las grandes ficciones, los mundos perfectos, Mar¨ªas y Banville- sobrevol¨® ayer el fallo del XIV Premio Alfaguara (Grupo Prisa, editor de EL PA?S), otorgado a V¨¢squez por la novela El ruido de las cosas al caer. Tambi¨¦n lo sobrevol¨® la palabra miedo, y el primero en usarla fue Bernardo Atxaga, presidente de un jurado compuesto por el escritor venezolano y consejero literario de Gallimard Gustavo Guerrero; Lola Larumbe, de la librer¨ªa madrile?a Rafael Alberti; la actriz Candela Pe?a; la narradora y directora de la Casa de Am¨¦rica de Madrid Imma Turbau, y Juan Gonz¨¢lez, director global de contenidos de Ediciones Generales Santillana para Espa?a y Am¨¦rica.
Por videoconferencia desde Barcelona, donde vive desde 1999, Juan Gabriel V¨¢squez (Bogot¨¢, 1973) record¨® que el miedo del que habla su novela es el de su propia generaci¨®n, la de aquellos colombianos que ten¨ªan poco m¨¢s de 20 a?os en los noventa, un tiempo en el que el narcotr¨¢fico declar¨® la guerra al Estado. De eso habla un libro que se abre con la rocambolesca fuga de un hipop¨®tamo de los restos del zool¨®gico del narcotraficante Pablo Escobar, por entonces ya muerto, y que narra retrospectivamente la amistad entre un joven profesor de Derecho y un expresidiario.
"Mi pa¨ªs es mi obsesi¨®n, como ciudadano y como escritor", afirm¨® Juan Gabriel V¨¢squez, que respondi¨® a las preguntas que le llegaban desde Madrid, Buenos Aires, Bogot¨¢ y Ciudad de M¨¦xico. "Barcelona est¨¢ m¨¢s lejos que M¨¦xico", dijo ir¨®nico Juan Cruz -presentador del acto junto a Pepa Bueno, de TVE- cuando un moment¨¢neo problema t¨¦cnico interrumpi¨® la comunicaci¨®n. Cruz aprovech¨® para recordar que, adem¨¢s de con 175.000 d¨®lares (unos 133.000 euros), el Alfaguara es un premio dotado con 400 millones de lectores (los potenciales de la lengua espa?ola). Fue, sin embargo, un "Santillana Barcelona has joined" la frase m¨¢gica que, subtitulada, restableci¨® la charla en la que el ganador iba desgranando la trastienda de El ruido de las cosas al caer. "Mi aproximaci¨®n es absoluta y convencidamente intimista", explic¨®. "Habla del cruce entre las peque?as historias individuales y el gran tren de la historia. Habla de personas y del efecto que la violencia tiene sobre ellas, no de escenarios pol¨ªticos".
V¨¢squez se consagr¨® internacionalmente con novelas como Los informantes (2004) e Historia secreta de Costaguana (2007), que -grances ficciones, mundos perfectos- despertaron en torno a su figura una unanimidad poco habitual para un autor de su edad. Le llovieron los elogios de Vargas Llosa a Juan Mars¨¦ pasando por Javier Cercas y, a partir de su exitosa versi¨®n inglesa, del irland¨¦s John Banville. Junto a Banville, Philip Roth y Javier Mar¨ªas son, reconoci¨® V¨¢squez, los referentes de una mezcla de obsesi¨®n colombiana y estilo universal que recorre su nueva novela: "La literatura es la suma entre una visi¨®n del mundo y un m¨¦todo, la caja de herramientas que recibes de la tradici¨®n. Mis obsesiones son colombianas aunque las tuercas y el martillo tal vez los haya heredado de un escritor de Nueva York o de Par¨ªs".
Babelia
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