Verdes y socialdem¨®cratas amenazan con arrebatar a Merkel una regi¨®n clave
La CDU, en el poder desde 1953 en Baden-W¨¹rttemberg, retrocede en los sondeos
La pr¨®spera y conservadora regi¨®n de Baden-W¨¹rttemberg podr¨ªa estar a un paso de entregar el Gobierno regional a un verde. El sondeo de intenci¨®n de voto publicado ayer por el semanario Stern otorga al t¨¢ndem de Los Verdes y el Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD) el 48% de los sufragios en este land del suroeste.
La actual coalici¨®n de democristianos y liberales, an¨¢loga a la que preside Angela Merkel en Berl¨ªn, se queda con un 43% de los sufragios. La Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU) gobierna en Baden-W¨¹rttemberg desde 1953. Una derrota este domingo ser¨ªa un serio rev¨¦s para la democristiana Merkel y su ministro de Exteriores, el l¨ªder liberal Guido Westerwelle. El Partido Liberal (FDP) est¨¢ al filo del 5% necesario para entrar en el Parlamento regional.
La crisis nuclear de Fukushima pesa en las elecciones del domingo
?Qu¨¦ ha pasado? El alcalde de Friburgo, Dieter Salomon, que es el ¨²nico regidor de Los Verdes de una ciudad de m¨¢s de 100.000 habitantes, dice no entenderlo: "No lo sabe nadie". La crisis nuclear de Fukushima, la pol¨¦mica provocada por la construcci¨®n de una impopular estaci¨®n de trenes en Stuttgart, la capital del land, y el declive del FDP son tres claves del auge verde, "pero no lo explican completamente". Conviene darse una vuelta por la autodenominada "capital verde de Alemania".
Se felicitan sus habitantes de que Friburgo sea la ciudad m¨¢s soleada del pa¨ªs. Baden es una de las regiones m¨¢s caracter¨ªsticas de Alemania: por su arquitectura t¨ªpica, sus paisajes boscosos y sus relojes de cuco. En el coraz¨®n de la Baja Selva Negra tambi¨¦n se enorgullecen de su pujanza empresarial y su desarrollo ecol¨®gico. Friburgo, con 220.000 habitantes, fue la sede del congreso federal en el que Los Verdes se propusieron completar sus recientes -y a menudo est¨¦riles- ¨¦xitos electorales en una victoria en Baden-W¨¹rttemberg. Este domingo podr¨ªa llegarles la hora.
Ayer fue un d¨ªa bien soleado en Friburgo. La primavera est¨¢ en trance de estallar en las inmediaciones de la Facultad de Letras. Un andamio tapa la inscripci¨®n "a la eterna germanidad" y los orificios de metralla en la fachada de arenisca, testimonios de cuando el fil¨®sofo Martin Heidegger a¨²n era un nazi. Ayer todo estaba pulcro y ordenado en la plaza de la Antigua Sinagoga. Algunos muchachos que acampan en un jard¨ªn universitario y piden, con carteles y banderas, la "inmediata desconexi¨®n at¨®mica". Entre ellos, Franz y otros veintea?eros con cresta que prefieren no dar su nombre pero explicaban con orgullo que cada d¨ªa recogen "unas 200 firmas" contra la energ¨ªa nuclear. Las env¨ªan a una agrupaci¨®n que las cataloga y acumula para presentarlas ante el Bundestag. Radicalmente contrarios a la energ¨ªa nuclear, consideran sin embargo que el candidato verde Winfried Kretschmann para las elecciones del domingo es "un tipo archiconservador, lo mismo que el alcalde Salomon". Mientras exponen sus puntos de vista, se va formando una cola de gente dispuesta a firmar contra el ¨¢tomo: amas de casa, jubilados, estudiantes. Estos s¨ª, casi todos afines a Los Verdes.
"Es posible que Kretschmann sea m¨¢s conservador que yo", admite el alcalde Salomon. No parece que las cr¨ªticas le inquieten. Prefiere destacar que Friburgo fue distinguida en 2010 como Capital de la Protecci¨®n del Clima. "Nuestra meta", dec¨ªa desde su despacho, a dos calles de la pac¨ªfica acampada antinuclear, "es una ciudad sostenible en lo social, en lo ecol¨®gico y en lo financiero". Ejemplo: el nuevo barrio de Vauban, una id¨ªlica zona residencial al suroeste de Friburgo llena de tiendas de comida biol¨®gica, paneles solares y ni?os en pat¨ªn y en bicicleta. Como dec¨ªa ayer el alcalde, "este es un land conservador". Donde, no obstante, las preocupaciones ecol¨®gicas penetran en todas las capas sociales.
Merkel parece haberlo entendido as¨ª cuando decidi¨® cambiar su pol¨ªtica nuclear poco despu¨¦s del accidente nuclear en Fukushima. El primer ministro de Baden- W¨¹rttemberg, Stefan Mappus, hasta ahora un halc¨®n pronuclear, la ha acompa?ado en su conversi¨®n a la fe antiat¨®mica. Ahora solo les falta que los votantes les crean.
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