Una Europa m¨¢s unida
Los 27 pactan un gran paquete econ¨®mico, ensombrecido por la crisis de Portugal
La crisis pol¨ªtica y econ¨®mica de Portugal ha ensombrecido los resultados m¨¢s que notables de la cumbre de la UE celebrada ayer y anteayer. El paquete de gobernanza econ¨®mica aprobado supone un indiscutible avance hacia una mayor uni¨®n econ¨®mica. Los 27 ratificaron el fondo de rescate definitivo, que empezar¨¢ a funcionar ya en 2013, para los pa¨ªses atenazados por la crisis de su deuda soberana, con un volumen suficiente y una flexibilidad mejorada, aunque todav¨ªa no ¨®ptima: hubiera sido mejor que el fondo pudiera adquirir bonos nacionales en cualesquiera mercados y no solo en el primario.
Junto a ello, y en el env¨¦s, la Uni¨®n se ha comprometido a un mayor rigor en el camino hacia una convergencia econ¨®mica real, que no otra cosa son las estrategias de mejora de la competitividad incluidas en el Pacto del Euro; en la pol¨ªtica presupuestaria, mediante el incremento de la vigilancia preventiva del semestre europeo y de las sanciones para los incumplidores; y en la imposici¨®n de mayor transparencia y dureza para las nuevas pruebas de resistencia de la banca.
Conclusiones tan significativas permitieron a algunos l¨ªderes adjetivar los logros de "avance gigantesco" (Sarkozy) o de constituir el verdadero "pilar econ¨®mico" de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria (Dur?o Barroso). Se comprende que los l¨ªderes subrayen sus propios resultados, pero no hay que hipertrofiar el optimismo. Parte de esas medidas llegan con retraso, como es el caso de la formalizaci¨®n del fondo de rescate definitivo. Y en cuanto al interino (de aqu¨ª a 2013), parece poco honorable que se haya aplazado hasta junio por culpa de la coyuntura electoral finlandesa. No solo eso: resulta perjudicial, pues los mercados se han estado fijando en ese punto para modular su castigo a Portugal.
La insinuaci¨®n de que Lisboa est¨¢ abocada al rescate, realizada por el habitualmente h¨¢bil presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, est¨¢ fuera de lugar. Ni los primeros ministros son analistas, ni tampoco profetas, y frases como la aludida contribuyen a empeorar una situaci¨®n de por s¨ª dif¨ªcil, y ya agravada por el cortoplacismo de la oposici¨®n interna en Portugal. Fue, en cambio, m¨¢s que pertinente el apoyo rotundo de la canciller alemana al primer ministro en funciones, Jos¨¦ Socrates: quiz¨¢ si lo hubiera empleado antes para convencer a la oposici¨®n portuguesa, no habr¨ªa que lamentar ahora el endurecimiento del escenario. Por eso tambi¨¦n hizo bien el presidente Zapatero al presentar una nueva serie de medidas dom¨¦sticas: todo esfuerzo por sustraer a Espa?a de las tormentas cercanas merece ser endosado.
En el lado pol¨ªtico hay que destacar el apoyo de los 27 a los aliados que intervienen en Libia y el endurecimiento de las sanciones al r¨¦gimen de Gadafi. Pese a los m¨²ltiples errores hist¨®ricos de la Uni¨®n en el norte de ?frica, esta situaci¨®n es sin duda mucho mejor que la que la resquebraj¨® cuando la guerra de Irak.
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