Contradicci¨®n y esc¨¢ndalo
Entiendo que diversos grupos empresariales privados, especialmente educativos y sanitarios, se abstengan de desmantelar capillas, iglesias o instalaciones religiosas cat¨®licas dentro de sus edificios: en tiempos de crisis, esa acci¨®n, aparentemente laxa, les podr¨ªa salir realmente cara, al dejar su patrimonio de estar exento de seg¨²n que impuesto.
Pero en el patrimonio p¨²blico esa excusa desaparece. Sacar a las entidades religiosas de sus parcelas de poder en, por ejemplo, universidades e institutos, le saldr¨ªa a la Administraci¨®n l¨®gicamente gratis. Que se clausuren las capillas dentro de los centros de ense?anza superior es una necesidad acad¨¦mica: los valores que emanan desde la Iglesia contradicen, sobremanera, con los que se imparten en las clases. Este choque de valores se refleja en conatos, un tanto escandalosos, que lideran estudiantes contra la presencia religiosa en la universidad.
La promotora de estos hechos lamentables es, sin duda, la Administraci¨®n, que garantiza una ense?anza laica en un piso y un trato de favor a la Iglesia en el de debajo: que tolera la interferencia cristiana dentro de los muros de la academia, desde donde trata de impulsar un conocimiento basado en la igualdad sexual, los valores democr¨¢ticos y el conocimiento secular o human¨ªstico.
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