El Guadalquivir es de todos

Las dos recient¨ªsimas sentencias del Tribunal Constitucional declarando que la competencia sobre las cuencas -y por lo tanto su caudal- del Guadalquivir y del Duero son del Estado, o sea de todos, y no de las comunidades andaluza y castellano-leonesa como pretend¨ªan estas, ha establecido un criterio de sensatez en el asunto de la explotaci¨®n del agua. Como es obvio, el resto de las cuencas hidrogr¨¢ficas, sobre las que pueda existir disputa en cuanto a esa competencia, deben seguir la pauta marcada por el TC.

Las sentencias han sido bien recibidas mayoritariamente por los ciudadanos, incluidos andaluces y castellano-leoneses. Sin embargo, han sido cuestionadas por la clase pol¨ªtica dirigente en esas comunidades, demostr¨¢ndose, una vez m¨¢s, que los pol¨ªticos suelen estar de espaldas a la realidad. El agua, como otros recursos naturales, es, y debe ser, de todos, independientemente de su escasez o abundancia, o del inter¨¦s pol¨ªtico de la respectiva clase dirigente de turno. As¨ª lo ha entendido el TC y esta vez, para el ciudadano, ha acertado, aunque al pol¨ªtico no le guste su decisi¨®n.