El Gobierno de Siria dimite en pleno tras dos semanas de protestas
El presidente tiene previsto romper hoy su silencio y acudir al Parlamento
La revuelta siria logr¨® ayer su primer trofeo: el Gobierno en pleno present¨® su dimisi¨®n ante el presidente Bachar el Asad. La ca¨ªda del Gabinete form¨® parte de un plan destinado a calmar el malestar social y a demostrar que El Asad ten¨ªa la situaci¨®n bajo control. Cientos de miles de ciudadanos se manifestaron en Damasco y otras ciudades en apoyo al presidente, que hoy ten¨ªa previsto comparecer ante el Parlamento para anunciar reformas y posiblemente el levantamiento del estado de excepci¨®n, vigente desde 1963.
Las manifestaciones de ayer mostraron cierto parecido con las elecciones al estilo sirio, que siempre ganan el presidente y el partido Baaz con un 97% de los votos: masivas, dirigidas por la burocracia estatal y con un inconfundible aroma a fraude.
Participaron, sin duda, ciudadanos convencidos de que la dictadura de los El Asad era lo mejor para el pa¨ªs o temerosos de que una ca¨ªda del r¨¦gimen conllevara una guerra entre sectas religiosas o un Gobierno islamista. Pero la mayor¨ªa de los asistentes estaban gan¨¢ndose el jornal. Miembros del Baaz y de sindicatos controlados por el partido explicaron a Reuters que se les hab¨ªa ordenado salir a la calle con fotos de Bachar el Asad. Maestros y maestras recibieron tambi¨¦n instrucciones para que llevaran a los alumnos de manifestaci¨®n.
Tanto en Damasco como en Alepo, Hama y otras ciudades las marchas fueron masivas, festivas y sin incidentes, y se corearon gritos como "el pueblo est¨¢ con Bachar el Asad" y "no al sectarismo, no a los conflictos civiles, Siria es solo una". Las fuerzas de seguridad protegieron a la multitud.
En Siria solo est¨¢n permitidas las manifestaciones de apoyo al presidente. Cualquier otro acto p¨²blico de car¨¢cter pol¨ªtico es ilegal. En las protestas de Deraa y Latakia, iniciadas hace menos de dos semanas, han muerto ya m¨¢s de 60 personas (fuentes no oficiales elevan sustancialmente esa cifra) por disparos de las fuerzas de seguridad.
Exist¨ªa gran expectaci¨®n ante el discurso que deb¨ªa pronunciar el presidente. Desde la semana pasada distintos portavoces presidenciales anunciaron que se levantar¨ªa el estado de excepci¨®n, vigente durante casi medio siglo, y que se tomar¨ªan medidas de liberalizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica. Esas cosas ya fueron prometidas por El Asad en 2000, cuando hered¨® la presidencia de su padre, y en 2005, pero nunca se llevaron a t¨¦rmino. El Asad justific¨® su inacci¨®n por la "resistencia" de la "vieja guardia" del entorno de su padre. En los ¨²ltimos d¨ªas circularon en medios diplom¨¢ticos informaciones sobre un supuesto enfrentamiento palaciego entre partidarios de la reforma y partidarios de ahogar en sangre la revuelta, sin que quedara claro de qu¨¦ lado estaba el presidente.
Tampoco estaba claro que una nueva retah¨ªla de promesas fuera a calmar los ¨¢nimos. La revuelta naci¨® en Deraa, una ciudad cercana a la frontera con Jordania, para reclamar cosas elementales, como que no fuera necesaria la aprobaci¨®n de la polic¨ªa pol¨ªtica para comprar o vender una casa (una de las severas medidas de seguridad que se aplican en las zonas fronterizas para evitar "infiltraciones"), pero la dur¨ªsima represi¨®n radicaliz¨® las protestas. En los ¨²ltimos d¨ªas se exig¨ªa el fin del r¨¦gimen y el establecimiento de un sistema democr¨¢tico, y se profer¨ªan insultos contra Bachar el Asad.
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