?Cuidado con los impostores!
Pedro Zalba, eurodiputado del PP, se ha declarado v¨ªctima de una impostura. "Quisieron tenderme una trampa", proclama, seguro de que el estatuto de v¨ªctima le librar¨¢ de la verg¨¹enza p¨²blica. Unos periodistas de The Sunday Times se hicieron pasar por enviados de un grupo de presi¨®n (en Bruselas pululan no menos de 20.000 asesores de grandes empresas laborando entre eurodiputados para fabricar leyes al dictado) y se entrevistaron con Zalba en Estrasburgo. Sugirieron algunas enmiendas financieras y lanzaron como cebo una supuesta asesor¨ªa empresarial para el popular navarro (de la cuerda de Mayor Oreja) dotada con unos 100.000 euros anuales. Zalba acept¨® las sugerencias y present¨® una enmienda a una directiva comunitaria con los mismos argumentos y palabras que le hab¨ªan soplado en el o¨ªdo. Las conversaciones fueron aireadas por el Sunday; ahora, Zalba, que no acept¨® los 100.000 euros, est¨¢ bajo investigaci¨®n de la oficina antifraude europea, igual que otros tres eurodiputados que tambi¨¦n cayeron en "la trampa" propia de un reality televisivo. Un austriaco, un eslovaco y un rumano.
Una vez destapado el caso, el PP se dispone a recorrer todos los cerros de ?beda necesarios para reducir el bochorno propio y ajeno a un caso de ingenuidad. Dice Zalba que, a diferencia del eslovaco, austriaco y rumano, no acept¨® el dinero y que la enmienda que present¨® como mediador de los supuestos lobbistas "protege a los peque?os inversores". Poca tierra parece para enterrar el asunto. Cuatro parlamentarios que se dejan embaucar por una charada con periodistas disfrazados de enviados de un lobby merecen la irrisi¨®n p¨²blica.
El fondo de la cuesti¨®n, y ya es deprimente que haya que recordarle al PP distinciones elementales, no es si Zalba cobr¨® o si su enmienda defend¨ªa a los ciudadanos. Se trata m¨¢s bien de que su actitud desvela la desprejuiciada connivencia de los legisladores con los mensajeros de los lobbies. Zalba y sus tres colegas demostraron la escalofriante naturalidad con que un eurodiputado negocia y acepta lo que un grupo de presi¨®n le dice que negocie y acepte. El caso Zalba invita a preguntarse qui¨¦n legisla en Europa y a temer por la respuesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.