Aeropuertos de juguete
Cuando se pone gracioso, Carlos Fabra es impagable, casi tanto como Francisco Camps. A quienes nos extra?amos por la curiosa construcci¨®n de su aeropuerto responde que no hemos entendido nada, porque a lo que parece se trata de un aeropuerto peatonal donde ni el despegue ni el aterrizaje de los aviones molestar¨¢n en lo m¨¢s m¨ªnimo a los transe¨²ntes que se dispongan a pasearse por la pista en los fines de semana, ahora que viene el buen tiempo. Ya puestos, y a la espera de que se anuncie la presencia de la primera nave que use las instalaciones, bien podr¨ªan instalar un parque infantil, con aviones de feria, toboganes, lonas el¨¢sticas y dem¨¢s diversiones de la infancia vinculadas al movimiento. Incluso se podr¨ªan organizar concursos de carreras de sacos para ver qui¨¦n llega antes desde la torre de control hasta la pista de cabecera, recibiendo como regalo m¨¢s apropiado un avioncito de esos teledirigidos. O lo mismo es que el patriarca de Castell¨®n les ha hecho a sus nietos un aeropuerto entero para ellos solos, qui¨¦n sabe.
Lo que es sabido es que en la precampa?a de v¨ªsperas electorales cualquier tomadura de pelo sirve para hacer como que se hace algo, y si no recuerdo mal hace unos d¨ªas se inaugur¨® en Madrid un centro hospitalario donde los tabiques se encontraban todav¨ªa en plena construcci¨®n. Pero qu¨¦ importa, lo mismo que en la nueva La Fe valenciana, donde las enfermeras all¨ª trasladadas han perdido unos kilos en pocas semanas de tanto ir de aqu¨ª para all¨¢. Son incontables las inauguraciones prematuras que se han venido celebrando estos d¨ªas, algunas tan pintorescas como unos vi?edos. Y los pol¨ªticos lo hacen como si el personal fuera bobo (que a veces lo parece) y no supiera a santo de qu¨¦ vienen de pronto tantas prisas y tantos tabiques apenas enlucidos todav¨ªa. Veremos en qu¨¦ queda todo esto, pero resulta aburrido ofrecer un listado de promesas incumplidas, chapuzas a medio hacer y grandes proyectos que no sirven para nada, al menos no a los ciudadanos que los pagan con sus impuestos.
Por lo dem¨¢s, en el D¨ªa Mundial del Teatro m¨¢s de trescientos profesionales valencianos exigieron la dimisi¨®n de la jefa de nuestros teatros p¨²blicos, una exigencia cuya oportunidad est¨¢ fuera de toda duda. De lo que pudo ser el Centre Dram¨¤tic de la Generalitat Valenciana a lo que realmente es lo que queda de Teatres de la Generalitat media una distancia sideral. Siempre resulta m¨¢s f¨¢cil hundir un teatro, una sala, una profesi¨®n que rescatarlas, y que no me hablen de la crisis porque bien que se gastan millones de euros en frusler¨ªas. Claro que para qu¨¦ echar una mano razonable a las artes esc¨¦nicas si ahora el teatro, en la peor de sus siniestras versiones, se encuentra en la calle con las representaciones de pol¨ªticos que muy a menudo ni siquiera se saben su papel.
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