El Gobierno de Kuwait dimite para eludir la crisis de Bahr¨¦in
El emirato teme que los chi¨ªes sean utilizados por Ir¨¢n
El Gobierno de Kuwait dimiti¨® ayer para evitar la comparecencia ante el Parlamento de tres de sus ministros, todos ellos miembros de la familia real. La convocatoria por parte de los diputados se produce en medio de quejas por el retraso en las reformas pol¨ªticas y econ¨®micas. Sin embargo, el temor de la monarqu¨ªa era tener que responder sobre su actuaci¨®n en la crisis del vecino Bahr¨¦in.
"El Gabinete ha decidido presentar su dimisi¨®n al emir... tras los recientes acontecimientos locales y sus efectos negativos para la unidad, la seguridad y la estabilidad nacionales", declar¨® el ministro de Estado para Asuntos del Gabinete, Rudhan al Rudhan, citado por la agencia estatal de noticias, Kuna. El emir acept¨® anoche su renuncia. Aunque dos de los ministros estaban convocados para tratar "irregularidades econ¨®micas y administrativas", la cita al titular de Exteriores, el jeque Mohammad al Salem al Sabah, abr¨ªa la puerta al delicado asunto de Bahr¨¦in. As¨ª lo reconoc¨ªa el diario Al Watan, propiedad de un miembro de la familia real, al se?alar que el jefe de la diplomacia hubiera hecho frente a una interpelaci¨®n que podr¨ªa "provocar sectarismo o insultar a pa¨ªses amigos".
"El Gobierno estaba dispuesto a afrontar cualquier pregunta excepto la de Saleh Ashour", afirmaba el rotativo. Ashour es un diputado chi¨ª que acusa al jeque Mohammad de no haber estado a la altura durante la crisis de Bahr¨¦in. La dinast¨ªa sun¨ª de ese pa¨ªs, tras un mes de protestas lideradas por la mayor¨ªa chi¨ª, pidi¨® la ayuda de otros miembros del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) y recibi¨® tropas de Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos. El Gobierno de Kuwait, una cuarta parte de cuyos nacionales son chi¨ªes, prefiri¨® no significarse aunque envi¨® una patrulla mar¨ªtima.
Varios centenares de kuwait¨ªes se manifestaron a primeros de marzo pidiendo el cambio del primer ministro y m¨¢s libertades pol¨ªticas, pero la protesta no alcanz¨® ni de lejos el nivel de Bahr¨¦in. Las monarqu¨ªas del Golfo temen que los chi¨ªes se conviertan en instrumento al servicio de Ir¨¢n, su rival ideol¨®gico y pol¨ªtico.
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