ETA minti¨® en Argel
La organizaci¨®n terrorista busc¨® la ruptura y luego present¨® como acordadas unas medidas que el Gobierno socialista hab¨ªa rechazado
El 27 de abril de 1986, el m¨¢ximo dirigente de ETA, Domingo Iturbe, Txomin, se llev¨® una sorpresa may¨²scula cuando veh¨ªculos policiales interceptaron violentamente su coche en la poblaci¨®n vascofrancesa de Arcangues. La guerra sucia de los GAL y el incremento de la presi¨®n francesa hab¨ªan acabado con los tiempos en los que los etarras iban de vinos por los bares, cobraban el "impuesto" en d¨ªas y locales p¨²blicos se?alados y ¨¦l mismo hac¨ªa regularmente footing en la calle. Txomin no esperaba ser detenido. Era el m¨¢ximo exponente de ETA y hac¨ªa meses que hab¨ªan puesto en circulaci¨®n el mensaje de que quer¨ªan dialogar con el Estado espa?ol.
Como Francia rechazaba que las conversaciones se produjeran en su territorio, Txomin fue extraditado a Gab¨®n tras cumplir tres meses de c¨¢rcel en Gradignan (Burdeos). De all¨ª, fue traslado a Argelia, pa¨ªs que contaba con incrementar la exportaci¨®n de gas a Espa?a y necesitaba compensar el haber dado entrenamiento militar a decenas de etarras en la d¨¦cada anterior.
"Tras obtener publicidad internacional, decidieron que la cosa no daba m¨¢s de s¨ª y que hab¨ªa que romper", dice Eguiagaray
El 12 de diciembre, en Argel, el abogado del Ministerio de Interior, Jorge Argote, se entrevist¨® con Txomin y descubri¨® que los etarras se hab¨ªan cre¨ªdo su propio disparate de la continuidad b¨¢sica del r¨¦gimen franquista y pretend¨ªan negociar con los jefes del Ej¨¦rcito espa?ol. "Est¨¢is locos, los militares no pintan nada, lo ¨²nico que hacen es obedecer las ¨®rdenes del Gobierno", le dijo. En los meses siguientes, desfilaron por Argel, siempre en secreto, altos mandos policiales, como el comisario Manuel Ballesteros y el secretario de Estado para la Seguridad, Juli¨¢n Sancrist¨®bal, visitas que no llegaron a hacer feliz al jefe de ETA porque pidi¨® otro tipo de interlocuci¨®n y la incorporaci¨®n a la mesa de conversaciones del "jefe pol¨ªtico", Eugenio Etxebeste, Antxon, deportado en Ecuador.
La muerte accidental de Iturbe -se cay¨® del tejado de un edificio en Medea, aunque los argelinos inventaron la historia de un accidente de tr¨¢fico y dieron otra fecha de su muerte para ocultar el elevado n¨²mero de etarras alojados en esa poblaci¨®n- interrumpi¨® las conversaciones en febrero de 1987. El Gobierno vasco public¨® una nota de condolencia en la que le reconoc¨ªa al jefe de ETA "el coraje y la entrega demostrados por este luchador en uno de los momentos m¨¢s negros de la etapa franquista".
Los contactos se reanudaron en julio con Antxon ya en Argel. "?Y c¨®mo sigues la actualidad pol¨ªtica espa?ola?", le pregunt¨® el delegado del Gobierno en Euskadi, Julen Elgorriaga, en el primer encuentro. "Me llega Egin", respondi¨® Antxon. "Ya, pero digo para informarte", le replic¨® Elgorriaga. En la perspectiva de la negociaci¨®n, ETA opt¨® por "calentar la sart¨¦n" con atentados salvajes: Hipercor, cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza..., que ocasionaron 52 muertos. El 8 de enero anunci¨® una primera tregua de 15 d¨ªas que, luego, iniciadas las conversaciones, ampliar¨ªa dos meses m¨¢s.
El Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez consult¨® con las fuerzas parlamentarias y todas le dieron su apoyo, incluida la del entonces reci¨¦n creado Partido Popular, presidido por Manuel Fraga, quien, sin ocultar sus reticencias, anunci¨® que "no dejar¨ªa de ofrecer su apoyo" al Gobierno "para contribuir a erradicar el terrorismo". El 5 de enero, los partidos vascos democr¨¢ticos hab¨ªan suscrito el Pacto de Ajuria Enea que, como el firmado seis meses antes por las grandes formaciones en Madrid, niega a ETA el derecho a decidir pol¨ªticamente. Las conversaciones se llevaron en secreto hasta el punto de que la fecha de inicio desat¨® un abanico especulativo porque, a la vista de una filtraci¨®n, el Gobierno opt¨® por crear el pajar con el que ocultar la aguja del d¨ªa exacto. Algunos medios dieron todas las fechas barajadas, y acertaron.
La primera de las seis reuniones de Argel se produjo el 14 de enero y congreg¨® en la misma mesa al secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera; al delegado del Gobierno en Murcia, el socialista vasco Juan Manuel Eguiagaray, y a los miembros de ETA Antxon, Ignacio Arakama y Bel¨¦n Gonz¨¢lez. Con anterioridad, estos dos ¨²ltimos se hab¨ªan fotografiado con un brazo y una pierna escayolados como parte de la supercher¨ªa creada para validar la tesis del accidente de tr¨¢fico que habr¨ªa costado la vida a Txomin.
"Hablamos de la Transici¨®n, del Estatuto de Gernika, del poder de las Diputaciones, de la pol¨ªtica agr¨ªcola... Creo que me sentir¨ªa rid¨ªculo si me escuchara ahora echarles las broncas que les ech¨¦, por ejemplo, por haberse cargado el movimiento ecologista con el atentado a la central de Lem¨®niz", recuerda hoy Juan Manuel Eguiagaray. "A la segunda o tercera reuni¨®n, ya vi que aquello no ten¨ªa fundamento dada la futilidad de las conversaciones y pens¨¦ que si no hablaban de sus presos, y no hablaron, la cosa no pod¨ªa ir en serio". Eguiagaray concluy¨® que lo que buscaban era que el Estado les reconociera formalmente como interlocutores del conflicto vasco.
"Hablaban, bueno, en realidad solo hablaba Antxon, del 'reconocimiento de la interlocuci¨®n'. A m¨ª, me admitieron graciosamente como 'interlocutor v¨¢lido del Estado' y ellos se autoproclamaron 'embajadores pol¨ªticos de Euskadi'. Vera y yo lo dej¨¢bamos correr porque est¨¢bamos para que se mantuviera la tregua, pero ellos segu¨ªan una estrategia torticera, de mal rollo, cog¨ªan las palabras con alfileres y ment¨ªan dando por sobrentendido que hab¨ªamos aceptado lo que no hab¨ªamos aceptado. Nos reprochaban que la prensa espa?ola no diera la versi¨®n que ellos quer¨ªan y exigieron que se trajera de Francia a Josu Ternera, como si nosotros pudi¨¦ramos imponernos a la prensa y a los jueces franceses".
Seg¨²n el pol¨ªtico socialista, en la ¨²ltima reuni¨®n, tuvieron la impresi¨®n de que a Antxon le hab¨ªan dado instrucciones de romper. "Empez¨® a sobreactuar sin venir a cuento, que si hab¨ªa que sacar un comunicado declarando que se pasaba a las negociaciones pol¨ªticas, que si... No quer¨ªan entender que el Gobierno no pod¨ªa, y tampoco quer¨ªa cambiar la Constituci¨®n as¨ª como as¨ª. Supongo que una vez conseguidos sus objetivos de aparecer como interlocutores reconocidos del Estado espa?ol y haber obtenido una buena publicidad internacional, decidieron que la cosa no daba m¨¢s de s¨ª y que hab¨ªa que romper. Como nuestro objetivo era conseguir que la tregua se prolongara lo m¨¢s posible, nosotros no nos mov¨ªamos, habr¨ªamos acabado all¨ª, de viejos", comenta Juan Manuel Eguiagaray.
Puede que en la decisi¨®n de ETA pesara tambi¨¦n la gran manifestaci¨®n convocada por el Pacto de Ajuria Enea que cuatro d¨ªas antes le hab¨ªa exigido multitudinariamente la paz. La organizaci¨®n terrorista necesitaba romper la presi¨®n ciudadana que empezaba a crearse en torno a sus bases. En todo caso, la matriz de las siguientes negociaciones ETA-Gobierno se cre¨® en Argel. En palabras del propio Eugenio Etxebeste, de ah¨ª, surgi¨® la formaci¨®n del "frente negociador" de ETA, "una herramienta din¨¢mica, ajustada y acompasada a los ritmos y tiempos que establece la correlaci¨®n de fuerzas y los avances del proceso pol¨ªtico". Pese a que sus propuestas hab¨ªan sido rechazadas por los representantes del Gobierno, ETA las present¨® como acordadas en un comunicado del d¨ªa 28. La negativa del Gobierno dio lugar al ultim¨¢tum. El 4 de abril se rompieron las conversaciones y tres d¨ªas m¨¢s tarde explotaban los primeros paquetes bomba. -
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