Relato de un di¨¢logo truncado

A primera hora de la ma?ana del 30 de diciembre de 2006 hab¨ªan quedado citados el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, y el presidente del PSE e interlocutor del Gobierno con ETA, Jes¨²s Eguiguren, en su lugar habitual de encuentro, el caser¨ªo Txillarre de Elgoibar (Guip¨²zcoa). Cuando llegaron a la cita acababan de enterarse de una tremenda explosi¨®n en la T-4 de Barajas sobre cuya autor¨ªa, la de ETA, no hab¨ªa dudas.

A primera hora de la ma?ana de ese d¨ªa se desconoc¨ªa la existencia de v¨ªctimas -horas m¨¢s tarde se supo que entre los escombros hab¨ªan quedado atrapados los inmigrantes ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate-, lo que permiti¨® a Otegi, nervioso, decir a Eguiguren que el atentado no ten¨ªa por qu¨¦ significar la ruptura del proceso de final dialogado del terrorismo, iniciado oficialmente el 22 de marzo de ese a?o, con la declaraci¨®n de tregua permanente de ETA.

La ausencia de Ternera en la delegaci¨®n de ETA fue un mal augurio para los representantes del Gobierno

ETA pretendi¨® lograr un acuerdo pol¨ªtico, previo a la negociaci¨®n paz por presos. Eso fue el germen de su fracaso

Horas despu¨¦s de que un comando robara un lote de armas en Francia, hubo una "reuni¨®n t¨¦cnica" a propuesta de la banda

El Gobierno propuso a ETA la posibilidad de retomar el proceso si condenabaa el atentado de la T-4. El Ejecutivo no lo consigui¨®

La banda atent¨® contra la T-4 para presionar al Gobierno por no aceptar un refer¨¦ndum de unidad entre Navarra y Euskadi

El proceso le ense?¨® a Batasuna que la proximidad con ETA pon¨ªa en riesgo su proyecto pol¨ªtico

El proceso dividi¨® a la c¨²pula de ETA entre los seguidores de Thierry, jefe del aparato pol¨ªtico, y Txeroki, l¨ªder militar

Es dif¨ªcil cuestionar que el alejamiento de Sortu, que marca el fin de ETA, es consecuencia del frustrado proceso

Eguiguren era m¨¢s pesimista. Hab¨ªa estado sentado con ETA 15 d¨ªas antes y estaba convencido de que aquel atentado era el fin del proceso.

Ciertamente, aquel 30 de diciembre de 2006, el proceso estaba en las ¨²ltimas. Entre el 11 y el 15 de diciembre se hab¨ªan reunido en un hotel de Oslo representantes del Gobierno y de ETA, protegidos por agentes noruegos y convocados por el Centro de Di¨¢logo Henri Dunant, una organizaci¨®n, formada por exdiplom¨¢ticos, la mayor¨ªa procedentes de la ONU, especializada en la resoluci¨®n de conflictos. Con sede en Ginebra, y aunque fundada en 1999, contaba con un amplio historial. Sin vinculaci¨®n pol¨ªtica con ning¨²n Estado, su financiaci¨®n procede de los pa¨ªses escandinavos, Suiza, Reino Unido y la Uni¨®n Europea.

El 11 de diciembre de 2006, el centro Henri Dunant hab¨ªa convocado la tercera tanda de reuniones desde que ETA declar¨® la tregua el 22 de marzo anterior. Hab¨ªa habido otras dos tandas en junio y septiembre.

Por parte del Gobierno acudieron a la cita de diciembre Jes¨²s Eguiguren y el catedr¨¢tico de Derecho Penal y hoy vocal del Consejo General del Poder Judicial Manuel G¨®mez Ben¨ªtez. Por parte de ETA se presentaron a la cita Javier L¨®pez Pe?a, Thierry, jefe del aparato pol¨ªtico de ETA; Juan Carlos Yurrebaso, Robert, veterano militante de ETA, e Igor Suberbiola, Jack, un joven de 28 a?os, encarcelado por orden del juez Garz¨®n en 2001, procedente de la kale borroka, que hab¨ªa huido a Francia tras cumplir condena.

La ausencia en la delegaci¨®n de ETA de Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, fue un mal augurio para los representantes del Gobierno porque Ternera, que hab¨ªa acudido a las reuniones de junio y septiembre, era quien conoc¨ªa la hoja de ruta del proceso. Al Gobierno le constaba que el veterano dirigente etarra, con mucho ascendiente en la banda, pretend¨ªa terminar con el terrorismo.

Ternera tambi¨¦n estar¨ªa ausente del ¨²ltimo encuentro entre el Gobierno y ETA celebrado en dos tandas en mayo de 2007, en un hotelito de Ginebra, tras el atentado de la T-4 de Barajas. Celebrado en estricto secreto y negado por sus interlocutores en su momento, fue reconocido meses despu¨¦s por el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.

Aquel encuentro fue auspiciado por el Sinn Fein irland¨¦s y el entonces primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair. Blair convenci¨® a Zapatero de la conveniencia de hacer un ¨²ltimo esfuerzo con el argumento de que ETA iba a plantear una propuesta nueva que pod¨ªa cambiarlo todo. La delegaci¨®n gubernamental acudi¨®, con mucho escepticismo, al encuentro. En ese momento, el Gobierno estaba empe?ado en ganar la batalla de opini¨®n, sobre todo en el Pa¨ªs Vasco, y demostrar que era ETA quien se levantaba de la mesa y no el Ejecutivo. La propuesta de ETA fue un fiasco, pero el Gobierno logr¨® su objetivo: nunca hasta entonces, los abertzales vieron con tanta claridad el nivel de fanatismo e intransigencia de ETA. Fue el comienzo del alejamiento entre ETA y Batasuna que hoy augura el fin del terrorismo.

Tanto en el encuentro de diciembre de 2006 como en el de mayo de 2007, que origin¨® la ruptura definitiva de la tregua por parte de ETA, los interlocutores del Gobierno comprobaron que la banda, sin Josu Ternera y con Thierry al frente, tan intransigente como fanfarr¨®n, se saltaba la hoja de ruta en que se bas¨® la tregua de ETA de marzo de 2006, acordada por Josu Ternera y Eguiguren en los meses previos a la misma.

EL INICIO DEL PROCESO

Eguiguren y Josu Ternera iniciaron las conversaciones en junio de 2005 en Ginebra y las continuaron en Oslo en noviembre de ese a?o. Aquellas reuniones fueron precedidas de un trabajo informal -actuaban a t¨ªtulo personal- de Eguiguren y Otegi, iniciado en 2002, en el que coincidieron en la necesidad de acabar con la violencia mediante el di¨¢logo. ETA, al contrario que ahora, dispon¨ªa de fuerza -en los tres a?os posteriores a la ruptura de la tregua de Lizarra, en 2000, asesin¨® a 50 personas- y apostaron por preparar el terreno para un nuevo proceso entre el Gobierno y la banda.

Los contactos de Eguiguren y Otegi se produc¨ªan, adem¨¢s, mientras en Irlanda del Norte avanzaban las negociaciones de paz de tal manera que culminar¨ªan en 2007 con un hecho impensable: el Sinn Fein de Gerry Adams y sus enemigos irreconciliables, los extremistas protestantes del reverendo Ian Paisley, compartiendo Gobierno.

La clave que permiti¨® avanzar a Eguiguren y Otegi y favoreci¨® el inicio de la negociaci¨®n entre Gobierno y ETA fue el an¨¢lisis cr¨ªtico de los fracasados procesos conocidos: el de Argel, con Felipe Gonz¨¢lez como presidente del Gobierno, y el de Lizarra, gobernando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.

Ambos procesos hab¨ªan fallado por el intento de ETA de mezclar negociaci¨®n pol¨ªtica con negociaci¨®n t¨¦cnica -paz por presos- porque ning¨²n Gobierno estaba dispuesto a negociar pol¨ªticamente con una banda armada y porque ETA quiso su tutela.

Cuando Eguiguren y Otegi comprobaron que ten¨ªan base suficiente, lo notificaron: el primero, a trav¨¦s de intermediarios, a Zapatero, que acababa de ganar las elecciones de 2004; y el segundo, a ETA.

En agosto de 2004, la banda envi¨® una carta a Zapatero y el Ejecutivo no la respondi¨® hasta que tuvo algunas garant¨ªas. La m¨¢s importante fue que ETA llevaba casi dos a?os sin matar. Pero, adem¨¢s, Otegi hab¨ªa proclamado p¨²blicamente, en una asamblea de Batasuna, en noviembre de 2004, la separaci¨®n de ETA del di¨¢logo pol¨ªtico.

Tambi¨¦n contaba el efecto mim¨¦tico en Batasuna del proceso irland¨¦s, del que Zapatero era informado por Tony Blair, que, implicaba, adem¨¢s, que ETA quedaba como banda terrorista residual en Europa, compitiendo con Al Qaeda.

El proceso de conversaciones entre Ternera y Eguiguren se materializ¨® en una tregua de ETA en marzo de 2006 y en una hoja de ruta. Esta estaba inspirada en el Pacto de Ajuria Enea de enero de 1988, acordado por todos los partidos democr¨¢ticos vascos, y se actualiz¨® con una resoluci¨®n del Congreso de los Diputados, en mayo de 2005, que cont¨® con el aval de todos los partidos representados, a excepci¨®n del PP. Esta decisi¨®n del PP da?¨® el proceso al situarse el primer partido de la oposici¨®n, con un gran apoyo medi¨¢tico, abiertamente en contra.

La iniciativa la tom¨® el portavoz del PSOE en el Congreso, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que un a?o despu¨¦s, en abril de 2006, ser¨ªa designado por Zapatero ministro del Interior, desde donde supervis¨® el proceso. Tambi¨¦n hab¨ªa estado al tanto de los pasos previos de Ginebra y Oslo.

La hoja de ruta estableci¨® dos carriles. Por un lado, el Gobierno y ETA se responsabilizaban del binomio paz por presos. Y, por otro, el PSE y Batasuna impulsar¨ªan una mesa de partidos para resolver el futuro pol¨ªtico de Euskadi desde la legalidad, con la previa asunci¨®n por Batasuna de la Ley de Partidos. Esta renunciaba a imponer el derecho a la autodeterminaci¨®n y la exigencia sobre Navarra, mientras el PSE y PNV estaban dispuestos a una reforma del Estatuto de Gernika. Eran carriles distintos e independientes entre s¨ª, seg¨²n las bases acordadas.

Pero aquel proceso que se inici¨® oficialmente con la tregua de marzo de 2006, y se ajustaba a la legalidad, no lleg¨® a arrancar. El Gobierno intent¨® desde el comienzo avanzar en el compromiso de ETA con el fin de la violencia a cambio de negociar la situaci¨®n de los presos. Pero las pretensiones de ETA fueron otras: lograr un acuerdo pol¨ªtico, previo a la negociaci¨®n paz por presos. Ah¨ª estuvo el germen de su fracaso.

PRIMER ENCUENTRO GOBIERNO-ETA

JUNIO DE 2006

Se comprob¨® desde el primer encuentro tras la tregua, celebrado los d¨ªas 22 y 23 de junio en Ginebra y Lausana. La cita la fij¨® el centro Henri Dunant y acudieron por parte de ETA Ternera y Juan Carlos Yurrebaso. La representaci¨®n gubernamental corri¨® a cargo de Eguiguren y Javier Moscoso, exdiputado de UCD, exministro de la Presidencia con Felipe Gonz¨¢lez, exfiscal general del Estado y exvocal del Poder Judicial.

La reuni¨®n estuvo dominada por las quejas de ETA por los incumplimientos del Gobierno. Entregaron un documento con el n¨²mero de detenciones de etarras y protestaron por las dificultades de Batasuna para ejercer su actividad. El Gobierno respondi¨® que la actividad judicial era independiente.

Seg¨²n los documentos incautados a ETA, las denominadas actas de las reuniones, reveladas esta semana por EL PA?S, la delegaci¨®n de la banda se quej¨® por la detenci¨®n de los miembros de una presunta red de apoyo a la extorsi¨®n de ETA en torno al bar Fais¨¢n, de Ir¨²n. La respuesta de la delegaci¨®n gubernamental fue en clave negociadora. Dijo que no hab¨ªan podido pararlo porque era una decisi¨®n judicial. Uno de los negociadores gubernamentales asegura que Ternera desconfiaba de esa red porque cre¨ªa que en ella hab¨ªa confidentes policiales.

Tras la reuni¨®n, el Gobierno intent¨® suavizar la tensi¨®n acelerando la hoja de ruta. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, Zapatero oficializ¨® el proceso en el Congreso, en una declaraci¨®n -contaba con el apoyo previo de una resoluci¨®n parlamentaria-. A la semana siguiente, una delegaci¨®n del PSE -Patxi L¨®pez y Rodolfo Ares- se reuni¨® en San Sebasti¨¢n, p¨²blicamente, con otra de Batasuna -Otegi, Rufi Etxeberria y Olatz Da?obeitia-.

La esperanza del Gobierno, al llegar el verano, era que Batasuna cumpliera con los requisitos de la Ley de Partidos y se legalizara y, a la vez, lograr que las conversaciones con ETA avanzaran en el cese definitivo de la violencia. Todo ello estaba previsto en la hoja de ruta acordada por el Gobierno y ETA con la declaraci¨®n de la tregua.

Pero no pas¨® nada de eso. Ni Batasuna acudi¨® al registro de partidos -luego se supo que ETA se lo impidi¨®- ni la banda quiso reunirse con el Gobierno. El 16 de agosto ETA reconoci¨® la crisis del proceso a trav¨¦s de un comunicado.

ETA, como ha podido conocerse despu¨¦s, pretend¨ªa cambiar la hoja de ruta y tratar de lograr un compromiso pol¨ªtico con los partidos y el Gobierno previo a cualquier avance en el cese definitivo de la violencia.

SEGUNDO ENCUENTRO SEPTIEMBRE

Lo reflej¨® con claridad el segundo encuentro entre el Gobierno y ETA, convocado por el centro Henri Dunant en Lausana entre el 26 y 28 de septiembre, donde aparecen por vez primera G¨®mez Ben¨ªtez, por parte del Gobierno, y Thierry, por parte de ETA. Esta reuni¨®n figura en las actas de ETA.

Las reuniones fueron un c¨²mulo de reproches de ETA a la delegaci¨®n gubernamental por la continuidad de las detenciones. Los terroristas llegaron a amenazar con la ruptura del proceso. El Gobierno no logr¨® su objetivo: empezar formalmente el proceso para hablar de paz por presos.

Cuando se celebr¨® esa reuni¨®n, el PSE, el PNV y Batasuna acababan de iniciar contactos para avanzar en un precuerdo que pusiera en marcha la futura mesa de partidos. El Gobierno se resist¨ªa a la petici¨®n del Partido Socialista de Euskadi, pero cedi¨® cuando sus dirigentes de este partido le comunicaron que el proceso se romp¨ªa.

Entre el 20 de septiembre y el 10 de noviembre, PSE, PNV y Batasuna llegaron a un preacuerdo pol¨ªtico, con base legal, tras reunirse intensivamente en un local de la bas¨ªlica de Loyola (Guip¨²zcoa), que les cedieron los jesuitas. Pero cuando Batasuna pidi¨® tiempo para consultas se encontr¨® con el rechazo de ETA. La banda exig¨ªa a Batasuna la constituci¨®n de un Estatuto ¨²nico para Navarra y Pa¨ªs Vasco en dos a?os, lo que el PSE y el PNV rechazaron. La actitud de ETA no ten¨ªa que ver con lo que hab¨ªa acordado en la hoja de ruta. Esto qued¨® claro para el PSE y PNV, pero, tambi¨¦n, para Batasuna.

Antes, el 27 de octubre, al d¨ªa siguiente de que ETA realizara un robo de pistolas en la localidad francesa de Vauvert, se celebr¨® una "reuni¨®n t¨¦cnica", a propuesta de ETA, en Ginebra. Las actas de ETA la reflejan y admiten la queja del Gobierno por el robo de pistolas. La r¨¦plica de ETA introduce un reproche por las detenciones del bar Fais¨¢n. La representaci¨®n del Gobierno respondi¨®, seg¨²n las actas, que "hab¨ªa un alto polic¨ªa encausado y casi el jefe de seguridad del PSOE por dar el aviso".

Eguiguren ha manifestado p¨²blicamente que del chivatazo del caso Fais¨¢n se enter¨®, como los dem¨¢s interlocutores, por los medios de comunicaci¨®n y que la respuesta a ETA en la mesa fue la cl¨¢sica de una negociaci¨®n, planteada como una partida de mus, en la que unos tratan de enga?ar a otros.

TERCER ENCUENTRO / DICIEMBRE

En esas condiciones, el centro Henri Dunant convoca la tercera tanda de reuniones entre el Gobierno y ETA, del 11 al 15 de diciembre, en Oslo, en la que ya no aparece Josu Ternera. La delegaci¨®n gubernamental sab¨ªa que, tras lo sucedido en Loyola, el proceso estaba casi roto.

La reuni¨®n, tormentosa, aparece recogida en las actas de ETA. Thierry denunci¨® los incumplimientos del Gobierno y rompi¨® abiertamente con la hoja de ruta del proceso al se?alar que la mesa de partidos era el gerente mientras el Gobierno y ETA eran sus garantes. Con ello, ETA se arrogaba la representaci¨®n pol¨ªtica del proceso. As¨ª se lo hizo saber la delegaci¨®n gubernamental, con lo que el centro Henri Dunant suspendi¨® la sesi¨®n en medio de mucha tensi¨®n.

No obstante, al d¨ªa siguiente, 12 de diciembre, la delegaci¨®n gubernamental, en un intento de recomponer la situaci¨®n, plante¨® que si ETA estaba dispuesta a un cese definitivo de las armas, el Gobierno estar¨ªa dispuesto a acercar presos de ETA al Pa¨ªs Vasco y estudiar el caso de los enfermos -se puso sobre la mesa un listado de siete- y de las presas que son madres.

Thierry pidi¨® en ese momento la retirada de la Ley de Partidos, algo que nunca, hasta entonces, hab¨ªa puesto ETA sobre la mesa. Al interrumpirse la reuni¨®n, al mediod¨ªa, Thierry pidi¨® un encuentro por separado con Eguiguren.

Almorzaron en las proximidades del hotel de Oslo en que se celebraban los encuentros y les atendi¨® un camarero valenciano que no se enter¨® de qui¨¦nes eran. Eguiguren pregunt¨® a Thierry por la ausencia de Josu Ternera y el nuevo jefe pol¨ªtico de ETA no contest¨®. Aclar¨® que ¨¦l asum¨ªa todo el poder y no le dio importancia a la denuncia de Eguiguren de que hab¨ªa roto la hoja de ruta pactada en Ginebra y Oslo.

Thierry era un personaje que nada ten¨ªa que ver con Josu Ternera, seg¨²n fuentes de la negociaci¨®n. Mientras este ¨²ltimo era discreto y serio, Thierry era fanfarr¨®n, un aut¨¦ntico bocazas, que pasaba de la mayor afabilidad a la mayor irritaci¨®n.

La conversaci¨®n con ¨¦l era imposible. Si la delegaci¨®n gubernamental le planteaba las enormes dificultades que hab¨ªa para adoptar beneficios penitenciarios para los presos, respond¨ªa que para ETA ten¨ªa preferencia el que hab¨ªa matado sobre el que hab¨ªa quemado un autob¨²s.

Thierry, ya sin tapujos, pretendi¨® un acuerdo pol¨ªtico con el Gobierno como condici¨®n previa, consistente en un Estatuto ¨²nico para Navarra y el Pa¨ªs Vasco. La delegaci¨®n del Gobierno le dijo que no. A¨²n hubo reuniones el 14 y 15 de diciembre. Thierry insisti¨® en el acuerdo pol¨ªtico. La delegaci¨®n gubernamental contraatac¨® con la propuesta de realizar movimientos de presos si ETA avanzaba en el cese definitivo de las armas. Pero era un di¨¢logo de sordos.

Pero, curiosamente, el centro Henri Dunant, al acabar las reuniones, hizo una valoraci¨®n que sorprendi¨® a todos, a la delegaci¨®n gubernamental y a la de ETA. Calific¨® el encuentro de "positivo" porque las posiciones hab¨ªan sido claras, se hab¨ªan tocado todos los temas y hab¨ªa habido propuestas concretas. Henri Dunant cit¨® a las dos delegaciones para enero, con la "esperanza de avanzar en una visi¨®n compartida".

En esta visi¨®n esperanzadora del centro Henri Dunant radica, posiblemente, el panorama optimista del proceso que ofreci¨® Zapatero en la rueda de prensa ofrecida en La Moncloa el 29 de diciembre, un d¨ªa antes al atentado de la T-4. "Dentro de un a?o estaremos mejor que hoy", dijo entonces.

Otegi tambi¨¦n tuvo una visi¨®n pesimista de esa reuni¨®n. La informaci¨®n del proceso procedente de Thierry estaba te?ida por alguien que apostaba por la ruptura. Lo que tambi¨¦n se refleja en sus actas.

ATENTADO DE LA T-4 Y ?LTIMO INTENTO

Tras el atentado de la T-4 y, al conocer que hab¨ªa dos v¨ªctimas mortales, el Gobierno dio por roto el proceso. Pero ETA no. Ni Batasuna. Sab¨ªan que se abr¨ªa una batalla de opini¨®n sobre la responsabilidad de la ruptura de un proceso que hab¨ªa suscitado muchas esperanzas de final del terrorismo.

En abril, ETA pidi¨® por carta a Zapatero reanudar el di¨¢logo. No hizo caso. Pero, al poco, el centro Henri Dunant, el Sinn Fein y el propio Tony Blair informan a Zapatero de que ETA tiene una nueva propuesta que puede ser importante.

La estrategia del Gobierno pasa, en ese momento, por ganar la batalla de la opini¨®n a ETA, sobre todo en el Pa¨ªs Vasco. Quiere dejar claro que ha sido ETA quien ha roto y no el Gobierno, sabiendo, adem¨¢s, que existe un gran malestar en las bases abertzales contra ETA por el atentado de la T-4.

En esas condiciones, acepta el encuentro que el centro Henri Dunant convoca del 14 al 16 de mayo en un hotelito de Ginebra, que recoge las actas de ETA. La cita tendr¨ªa una segunda parte celebrada entre el 18 y 21 de mayo. Adem¨¢s de las representaciones del Gobierno y ETA, las mismas que de diciembre, as¨ª como de Batasuna y el PSE, que se reunieron aparte, acudieron a la cita un asesor de Blair, Jonathan Powell, experto en el proceso de paz irland¨¦s, y un representante del Sinn Fein, Gerry Kelly.

La propuesta de ETA fue un fiasco. Lo que pretend¨ªa Thierry fue que la representaci¨®n del Gobierno asumiera un refer¨¦ndum sobre el estatuto ¨²nico para Navarra y el Pa¨ªs Vasco en el plazo de dos a?os. ETA puso sobre la mesa la misma propuesta que hab¨ªa roto las conversaciones de Loyola. ETA deb¨ªa pensar que ante la inminencia de las elecciones municipales -que se celebraban la semana siguiente-, el Gobierno ceder¨ªa. Thierry hizo referencia, incluso, a la fuerte oposici¨®n del PP al proceso que, para esos momentos, ya hab¨ªa convocado cinco manifestaciones callejeras para protestar contra el mismo. Pero la representaci¨®n gubernamental se neg¨® en redondo.

Antes, el Gobierno propuso a ETA la posibilidad de retomar el proceso bajo dos condiciones: que condenara el atentado de la T-4 y se comprometiera p¨²blicamente al cese definitivo de la violencia. No lo logr¨®.

Al final fue ETA la que se levant¨® de la mesa al presentar un manifiesto con el que trataba de justificar la ruptura. Dos semanas despu¨¦s, una vez celebradas las elecciones municipales, el 5 de junio, ETA declar¨® oficialmente la ruptura de la tregua.

CONSECUENCIAS DE LA RUPTURA

Para la delegaci¨®n gubernamental, el proceso fracas¨® desde el comienzo. Ni siquiera arranc¨® como tal porque Batasuna y ETA llegaron con visiones distintas al proceso. Y se rompi¨® en el verano de 2006, aunque se formalizara en junio de 2007, porque se impuso en ETA la posici¨®n contraria al proceso que lideraba Thierry contra Ternera.

Esta tesis la corrobor¨® el propio Thierry en sus papeles, incautados por la polic¨ªa. Thierry fue cr¨ªtico con la gesti¨®n inicial que hicieron del proceso Otegi y Josu Ternera, a los que acus¨® de no haber priorizado con claridad los acuerdos pol¨ªticos. Adem¨¢s, la hoja de ruta pactada entre el Gobierno y ETA fue un procedimiento y no un pacto pol¨ªtico cerrado, como pretend¨ªa Thierry.

Todo ello, seg¨²n los escritos incautados a Thierry, dio pie a que el Gobierno planteara el proceso en t¨¦rminos de paz por presos. Thierry admite que por eso rompi¨® ETA y se?ala que la banda terrorista atent¨® contra la T-4 para presionar al Gobierno al no aceptar este la propuesta de un refer¨¦ndum de unidad entre Navarra y Pa¨ªs Vasco en el plazo de dos a?os. El dirigente etarra confiesa las disensiones con Batasuna en las conversaciones de Loyola y c¨®mo el atentado de la T-4 supuso una desafecci¨®n en la izquierda abertzale respecto a ETA.

DIFERENCIAS ETA-BATASUNA

Tras la ruptura de la tregua, ETA abri¨® un proceso asambleario entre el oto?o de 2007 y junio de 2008, que culmin¨® con la decisi¨®n de seguir con los atentados. ETA, en su delirio, concluy¨® que una de las causas del fracaso hab¨ªa consistido en no sentarse "con muertos en la mesa de negociaci¨®n".

Pero Batasuna sigui¨® otro camino. Abri¨® una reflexi¨®n para abandonar la violencia porque el proceso le ense?¨® que por esa v¨ªa no ten¨ªa futuro y que su proximidad con ETA pon¨ªa en riesgo su proyecto pol¨ªtico.

Contribuy¨® a¨²n a exacerbar esas contradicciones los sucesivos ¨¦xitos del Gobierno en la lucha antiterrorista. El ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, dio la consigna a las Fuerzas de Seguridad de que no bajaran la guardia contra ETA durante la tregua. No quer¨ªa que se repitiera lo sucedido al romperse la tregua anterior, cuando gobernaba Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que ETA protagoniz¨® una campa?a de asesinatos en la que mat¨® a 50 personas en tres a?os.

No solo hubo detenciones sino que sigui¨® intensivamente la labor de investigaci¨®n policial. Rubalcaba hab¨ªa vaticinado antes del proceso que el Estado ganaba de todas todas: si ETA se hubiera plegado en la mesa de di¨¢logo, bien; y si no, tambi¨¦n, porque la ruptura del proceso le debilitar¨ªa a¨²n m¨¢s.

El resultado fue que en dos a?os las Fuerzas de Seguridad desarticularon a los cinco comandos que ETA ten¨ªa preparados para actuar y en tres detuvo a tres c¨²pulas enteras de la banda. Entre ellos, todos los interlocutores que participaron en las conversaciones con el Gobierno en el proceso de di¨¢logo, con la ¨²nica excepci¨®n de Josu Ternera.

La cadena de detenciones, junto a la decisi¨®n de ETA de mantener los atentados, reforz¨® a¨²n m¨¢s la posici¨®n de la c¨²pula de Batasuna de distanciarse de la banda. Adem¨¢s, Batasuna sab¨ªa que el propio proceso hab¨ªa dividido a la c¨²pula etarra entre los seguidores de Thierry, jefe del aparato pol¨ªtico, y los de Txeroki, jefe del aparato militar, llegando a expulsarse mutuamente.

Batasuna comprobaba que ETA, tras la ruptura del proceso, entraba en estado de descomposici¨®n, con una direcci¨®n enfrentada y muy debilitada por la presi¨®n policial. El problema se le agrava cuando en junio de 2009 el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, al que hab¨ªa apelado tras su ilegalizaci¨®n, ratifica su ilegalizaci¨®n al identificarle con ETA.

En ese momento, Batasuna decide alejarse de ETA, aunque ya hab¨ªa tenido algunos enfrentamientos que hab¨ªa ganado. En las elecciones vascas de 2003 ETA quiso imponer la abstenci¨®n, mientras Batasuna gan¨® su apuesta por el voto nulo. Se repitieron las diferencias con las europeas de junio, en que ETA quer¨ªa una candidatura abertzale y Batasuna impuso la Iniciativa Internacionalista, que encabez¨® Alfonso Sastre.

Un texto incautado por la polic¨ªa a ETA a finales de ese a?o recoge los recelos de la banda terrorista hacia una izquierda abertzale que le disputa la vanguardia del llamado Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco.

Ante la situaci¨®n creada, la izquierda abertzale relanza una nueva estrategia: un polo soberanista, que agrupe al independentismo y apueste exclusivamente por v¨ªas pac¨ªficas, con expreso rechazo de la violencia. Encabezan el movimiento los perdedores pol¨ªticos del proceso de paz: Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Rafael Diez Usabiaga.

Pero los l¨ªderes de la izquierda abertzale, bas¨¢ndose en la experiencia del proceso, deciden que sean las bases de la izquierda abertzale las que se pronuncien por el nuevo proyecto de alejamiento de ETA. Entre noviembre de 2009 y febrero de 2010 abren un proceso asambleario que culmina con una votaci¨®n del 80% a favor del nuevo proyecto. Otegi ha reconocido posteriormente que si hubieran procedido igual en el proceso de paz, este no se hubiera frustrado.

El alejamiento contin¨²a y el nuevo partido, Sortu, presentado el 7 de febrero, que en sus estatutos rechaza con nitidez la violencia de ETA, lo consagra. Y es dif¨ªcil cuestionar que ese alejamiento, que marca el fin de ETA, sea consecuencia del frustrado proceso. -