El enigma
Un d¨ªa, hace ahora cuatro a?os, una persona muy cercana, mucho, al presidente me dijo:
-Te va a parecer una exageraci¨®n, pero yo creo que a Jos¨¦ Luis, a fondo, a fondo, no lo conoce ni Sonsoles.
Acaba pues de anunciar su retirada un hombre al que no conocemos. Entr¨® como un enigma y se va como un enigma. Pero sabemos de ¨¦l algunas cosas: por ejemplo, que es el primer presidente de izquierdas que ha gobernado este pa¨ªs desde la democracia; que le ha interesado m¨¢s la pol¨ªtica que el poder; que no ha sabido o no ha querido llevarse bien con los medios de comunicaci¨®n (y que dio libertad a aqu¨¦llos a los que pod¨ªa controlar (TVE); que durante sus mandatos se ha avanzado en temas de igualdad y derechos civiles m¨¢s que en los ¨²ltimos cien a?os; que es una rara mezcla de ingenuidad y astucia, de humildad y arrogancia; que al menos durante su primera legislatura se cre¨ªa todo lo que dec¨ªa; que es un feminista radical. Sabemos tambi¨¦n que la derecha, a la que nadie ha irritado tanto como ¨¦l, ha dicho que su capacidad para el Mal (con may¨²sculas) carece de l¨ªmites, que es un tontiloco, que sus formas suaves ocultan a un lobo sediento de sangre, que es un resentido, un simulador, un visceral con obsesiones pol¨ªticamente inconfesables, que es un inconsistente, un tonto, un in¨²til, un bobo, un incapaz, un acomplejado, un cobarde, un prepotente, un mentiroso, un inestable, un desleal, un perezoso, un pardillo, un irresponsable, un revanchista, un d¨¦bil, un arc¨¢ngel, un sectario, un radical, un chisgarab¨ªs, un maniobrero, un indecente, un loco, un hooligan, un propagandista, un chapucero, un exc¨¦ntrico, un disimulador, un estafador, un agitador, un fracasado, un triturador constitucional, un malabarista, un mendigo de treguas, un traidor a los muertos...
Sabemos que nos decepcion¨®, y quiz¨¢ se decepcion¨® a s¨ª mismo tambi¨¦n
Sabemos que ha legislado a una velocidad de v¨¦rtigo sobre lo visible, pero tambi¨¦n sobre lo invisible: durante su primer mandato, por ejemplo, se suprimi¨® la tartamudez como causa de exclusi¨®n en el acceso al empleo p¨²blico, se increment¨® en un 30% la inserci¨®n laboral de personas con discapacidad, se aprob¨® la ley que reconoc¨ªa la lengua de signos (una antiqu¨ªsima reivindicaci¨®n del colectivo de sordos) y la asistencia gratuita a personas con discapacidad, sabemos que elimin¨® de la ley del divorcio la necesidad de que hubiera un culpable... Sabemos que cuando afirmaba que se propon¨ªa quitar el poder a los poderosos y entreg¨¢rselo a los ciudadanos estaba convencido de que podr¨ªa hacerlo.
Sabemos que le dol¨ªa de verdad el hecho de que los ciudadanos solo votasen cada cuatro a?os, mientras que los poderosos lo hicieran todos los d¨ªas del a?o. Sabemos que al poco de llegar a La Moncloa dijo que su biograf¨ªa estaba por llegar. Sabemos que ten¨ªa un lado visionario tan peligroso para ¨¦l como para los contribuyentes. Sabemos que ese lado visionario fue el que le condujo a creer que estaba destinado a acabar del todo con ETA o a detener el avance de la crisis con solo orden¨¢rselo. Sabemos que en septiembre de 2010 se reuni¨® en Nueva York con los banqueros y los representantes de los fondos de inversi¨®n m¨¢s importantes de EE UU para pedirles ¨¢rnica. Sabemos que aquella reuni¨®n fue lo m¨¢s parecido a la escena de un presidente constitucional solicitando clemencia ante un Gobierno de facto. Sabemos que a partir de entonces (aunque ya antes) Zapatero empez¨® a hacer todo lo contrario de aquello en lo que hab¨ªa cre¨ªdo. Sabemos que comenz¨® a gobernar sin convicci¨®n. Sabemos que si en ese momento hubiera dimitido, dejando que hicieran el trabajo sucio quienes cre¨ªan en la necesidad (y en el placer) de ensuciarse, hoy ser¨ªa un mito de la izquierda. Sabemos que el destino de todos nuestros presidentes es salir mal de La Moncloa. Sabemos que Zapatero cre¨ªa que escapar¨ªa a ese destino. Ya sabemos que no.
Sabemos que dijo que no nos decepcionar¨ªa.
Sabemos que nos decepcion¨® (quiz¨¢ que se decepcion¨® a s¨ª mismo).
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