"Cueste lo que me cueste"
Zapatero f¨ªa su validaci¨®n hist¨®rica en ser capaz de transformar la econom¨ªa
El panorama no era muy estimulante desde el momento en el que la consigna "?Zapatero, dimisi¨®n!" que corea a diario el PP y grita y se desga?ita la ultraderecha cainita brot¨® tambi¨¦n entre sindicalistas, funcionarios, parados y otros damnificados de la pol¨ªtica econ¨®mica. Y se torn¨® dolorosamente sombr¨ªo cuando el plomo con el que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero carga en las encuestas de popularidad llev¨® a algunos barones regionales del PSOE a creer que sus opciones en los comicios del 22 de mayo mejorar¨ªan si el presidente del Gobierno anunciara que no se presentar¨¢ a la reelecci¨®n.
Con un ¨ªndice de valoraci¨®n ciudadana inferior al del peor Aznar de la guerra de Irak, el pol¨ªtico talism¨¢n, caballo ganador hasta ahora del socialismo espa?ol, empezaba a ser visto como un lastre por algunos dirigentes de su partido. En contraste con las entusiastas reacciones de adhesi¨®n que Felipe Gonz¨¢lez obtuvo en una situaci¨®n similar, su insinuaci¨®n-anuncio de que no aspirar¨ªa al tercer mandato encontr¨® en su partido mucho silencio respetuoso, junto al apremio de que se decidiera lo antes posible. Pero, antes que nada, la renuncia de ayer responde a una convicci¨®n personal y un compromiso asentados mucho tiempo atr¨¢s.
Su fuerza psicol¨®gica se agriet¨® con la crisis y su impacto social y pol¨ªtico
Puede que ahora se sienta m¨¢s libre para tomar todas las medidas necesarias
Por grande que sea su autocontrol y su temple, Zapatero ha acusado an¨ªmicamente los ¨²ltimos golpes. Su blindaje psicol¨®gico ha quedado agrietado por la endiablada din¨¢mica de la crisis econ¨®mica y su reflejo pol¨ªtico y social. Pese a su acusada austeridad psicol¨®gica, heredada de su madre, su resistencia a verbalizar las emociones y lo inescrutable de su actitud, el presidente del Gobierno no es un hombre de hierro. La teor¨ªa que le presenta como un l¨ªder m¨¢gico acorazado frente a la adversidad no deja de ser una creaci¨®n de "marketing pol¨ªtico ZP", a¨²n admitidas las dificultades que hasta sus m¨¢s allegados encuentran para atravesar su piel y llegar a sus estancias ¨ªntimas.
Desconcertado por el terremoto financiero y laboral que le ha roto el espinazo program¨¢tico de la legislatura y dolido por los desafectos, Zapatero luce ahora una sonrisa m¨¢s apagada y un rictus de amargura que hace juego con sus ojeras, arrugas y pliegues crecientes, pero no ha descompuesto la figura y su mirada y sus gestos parecen ¨²ltimamente animados por la determinaci¨®n que exigen las grandes empresas. Puede que ahora, en el tiempo de descuento, se sienta m¨¢s libre y relajado y tambi¨¦n m¨¢s comprometido, si cabe, con la misi¨®n de devolver al pa¨ªs a la senda del crecimiento.
Ah¨ª est¨¢, desde hace meses, encadenado al campo de pruebas de la crisis, maniobrando frente a los mercados financieros que acechan a nuestro pa¨ªs, tratando de sentar las bases de la transformaci¨®n de las estructuras econ¨®micas. Zapatero es ahora el S¨ªsifo condenado a ascender la monta?a de la recuperaci¨®n econ¨®mica con la roca de la crisis a la espalda. Es una condena y tambi¨¦n su tabla de salvaci¨®n porque, llegados a este punto, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero solo puede encontrar acomodo seguro ante la posteridad si el relato biogr¨¢fico le caracteriza como el pol¨ªtico que modific¨® las estructuras que hacen posible que Espa?a sume un tercio del desempleo existente en el conjunto de la eurozona.
?l lo ha dicho: "Me gustar¨ªa pasar a la historia de Espa?a como el presidente que, adem¨¢s de hacer frente a la crisis, transform¨® la econom¨ªa y llev¨® a cabo la tercera gran transici¨®n econ¨®mica de la democracia". Le habr¨ªa horrorizado llegar a figurar ante la posteridad como el presidente bajo cuyo mandato Espa?a tuvo que ser rescatada econ¨®micamente por la comunidad europea. Dicen quienes le tratan que el secretario general del PSOE es un pol¨ªtico transformado por la fuerza implacable de los hechos y que, aunque le cost¨® mucho leer la realidad econ¨®mica desbocada, ha asumido la tarea de interpretarla y abordarla con buen juicio y un elevado sentido de la responsabilidad.
"Cuando te despiertas y descubres que los ingresos fiscales se caen y el paro se dispara tienes que recomponer tu discurso y escuchar a aquellos que te indicaban que hab¨ªa que tomar medidas. Entonces, te caes del caballo y te distancias de quienes, como los sindicalistas y otros, te dec¨ªan que no hab¨ªa que moverse, que bastaba con aplicar una pol¨ªtica de corte keynesiano para inyectar liquidez e impedir el crack", resume un exministro. Tras un a?o perdido en la aplicaci¨®n de medidas cosm¨¦ticas; primero, ante la duda de si exist¨ªa la crisis y, luego, con las conjeturas sobre su alcance temporal y envergadura, Zapatero descubri¨® abruptamente el abismo en la semana negra del 3 al 9 de mayo, con los ataques contra el euro y Espa?a.
Durante esos d¨ªas, el presidente constat¨® dolorosamente que retrasar tareas pendientes y acuciantes, como la de desinflar la burbuja inmobiliaria, conducen a un estallido mayor, que el margen de maniobra de la pol¨ªtica en la econom¨ªa es mucho m¨¢s estrecho de lo que pensaba, que los mercados pueden reformarte antes de que t¨² los reformes a ellos, y que la intuici¨®n personal, en la que tanto hab¨ªa confiado, no es, en estas materias, un valor seguro. Puede que tambi¨¦n haya puesto en cuarentena o relativizado una serie de asertos de filosof¨ªa pol¨ªtica que le resultaban familiares: "La democracia es un sistema de Gobierno en el que los no expertos gobiernan a los expertos", "cualquiera puede llegar a ser presidente". Seguramente, comprob¨® que la exagerada autoconfianza no es buena consejera.
El destino le ha deparado a Zapatero una jugarreta particularmente cruel al obligarle a llevar a cabo, a ¨¦l, precisamente, el mayor recorte social de la historia de la democracia. Arrollado por la crisis, el campe¨®n de la extensi¨®n de los derechos sociales, promotor de un nuevo modelo de socialismo sustentado en los derechos civiles, tuvo que renunciar al 3,5% del presupuesto. La mano que concedi¨® los 3.000 euros del cheque beb¨¦ y los 400 a deducir de la declaraci¨®n del IRPF; la que increment¨® las pensiones y la ayuda a los parados de larga duraci¨®n y a las personas dependientes es la misma que ha tenido que retirar o congelar esas medidas. Para Zapatero, ha sido un trago muy amargo, un desastre en t¨¦rminos de imagen p¨²blica y una herida interior que solo dejar¨¢ de sangrar cuando vea la econom¨ªa recuperada.
No estaba preparado para esto; ¨¦sta no es la legislatura que esperaba. Pero a decir de sus compa?eros de la ejecutiva y del Gobierno, Zapatero siempre se mostr¨® decidido partidario de no prolongar el mandado presidencial m¨¢s all¨¢ de los ocho a?os, dos legislaturas. "Recuerdo muy bien que cuando Aznar comunic¨® al pa¨ªs que no se presentar¨ªa a una tercera reelecci¨®n, Jos¨¦ Luis nos coment¨® en la comisi¨®n ejecutiva del partido que ning¨²n presidente deber¨ªa estar m¨¢s de ocho a?os y es lo que ha estado diciendo en todo este tiempo", sostiene un veterano dirigente del partido.
Fiel a sus convicciones, el presidente hab¨ªa descartado la reelecci¨®n, aunque la envergadura de la crisis y las voces que le ped¨ªan que continuara hayan podido hacerle dudar en alg¨²n momento. Como jugador de ajedrez que es, ten¨ªa ya en la cabeza los cuatro o cinco movimientos siguientes a realizar de cara a su sucesi¨®n y, de hecho, ¨¦l hab¨ªa empezado a mover algunas fichas: Bibiana A¨ªdo, Leyre Paj¨ªn..., que deb¨ªan prefigurar la renovaci¨®n del partido y dar el paso a una segunda generaci¨®n dirigente. "El partido estaba dividido entre los que cre¨ªan que deber¨ªa anunciar su retirada ya y los que pensamos que lo importante es terminar bien la tarea. Creo que ¨¦l le ha estado dando vueltas", afirma un antiguo dirigente. En el PSOE ha quedado un ambiente algo enrarecido porque todas y cada una de las personas consultadas para este art¨ªculo prefieren no ser citadas para que no se les atribuyan segundas intenciones en momentos en los que algunos dirigentes se miran de reojo.
En su proyectada salida de la Presidencia y de la Secretar¨ªa General del PSOE, Zapatero ten¨ªa dos precedentes claros a evitar: el de Felipe Gonz¨¢lez saliendo tras una oleada de casos de corrupci¨®n y el de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar nombrando a dedo a un sucesor que perder¨ªa las elecciones. La crisis le ha impedido ir m¨¢s all¨¢ de mostrar su preferencia sucesoria con el nombramiento del vicepresidente Rubalcaba. "Quiere irse con los deberes hechos: reducir el d¨¦ficit y el paro, iniciar la recuperaci¨®n y dejar el partido en condiciones de poder ganar. Me consta que le habr¨ªa gustado posponer el asunto sucesorio hasta el ¨²ltimo momento", dice una de las nuevas figuras socialistas.
El presidente ha reconocido p¨²blicamente haber reaccionado tarde ante la crisis, pero ese gesto, nada habitual en los pol¨ªticos espa?oles, no se ha traducido, a tenor de las encuestas, en una mejora de su imagen. No parece que, ahora mismo, el pa¨ªs est¨¦ por perdonar los errores de los pol¨ªticos y aceptar sus disculpas. Al contrario que Felipe Gonz¨¢lez, que sal¨ªa mejor librado que su partido en los sondeos, incluso, cuando adoptaba medidas impopulares, la imagen de Zapatero se ha desgastado m¨¢s que la del PSOE y eso que, a un a?o de los comicios generales, era dudoso que el PSOE dispusiera de un l¨ªder m¨¢s id¨®neo para batir a Mariano Rajoy. En todo caso, despu¨¦s de haber contemplado de cerca el peligro de derrumbe econ¨®mico, Rodr¨ªguez Zapatero ha asumido la magna tarea de reducir el d¨¦ficit p¨²blico y reformar las estructuras econ¨®micas. Lo ha hecho con un empe?o extraordinario, como si le fuera la vida en ello. "En la vida, para comprender, comprender de verdad c¨®mo son las cosas de este mundo, debes morir por lo menos una vez", dej¨® escrito Thomas Mann.
Presa de su frenes¨ª reformador, el l¨ªder socialista se ha quedado pr¨¢cticamente solo ante el peligro, pero en la actitud de asumir la responsabilidad hist¨®rica que le corresponde. "Cueste lo que me cueste", como ¨¦l ha afirmado. Puede que de las cenizas de sus errores, de la ruina de su prestigio y popularidad est¨¦ surgiendo, como se?alan algunos analistas, el mejor Zapatero conocido, el pol¨ªtico profesional, que acomete las grandes reformas: mercado de trabajo, Seguridad Social, pensiones..., pendientes desde hace tiempo y ahora, seguramente inaplazables.
No solo lo piensan los empresarios del "siga Zapatero, siga". "He sufrido con el ZP triunfante que convert¨ªa sus intuiciones en an¨¢lisis y tengo que reconocer que ahora lo est¨¢ haciendo bien, con racionalidad, coherencia y responsabilidad", apunta un antiguo dirigente. "Una de las cosas que ha hecho mejor es maniobrar frente a los ataques de los mercados. La gente no lo ha valorado porque todav¨ªa no sabe que estuvimos en una situaci¨®n cr¨ªtica, a punto de ser una Grecia bis", indica un antiguo dirigente discrepante con su trayectoria anterior. En las filas socialistas, se le reprocha a Zapatero que no haya explicado en toda su crudeza c¨®mo y por qu¨¦ tuvo que cambiar de pol¨ªtica, las exigencias de los mercados y de la UE, la carta de Obama... "Estuvo muy bien lo que hizo en la anterior legislatura, pero es ahora cuando Jos¨¦ Luis ha cogido altura y ese camino de sacrificio conduce a la soledad", enfatiza un diputado.
Nadie de quienes le conocen bien le niega sobriedad en lo material y lo psicol¨®gico. "Zapatero no necesita mucho para vivir. Dejar¨¢ la Presidencia sin mayor problema y volver¨¢ a Le¨®n a reencontrarse consigo mismo y con su familia que, por cierto, le empujaba mucho para que saltara cuanto antes", apunta un antiguo miembro del Gobierno. Es seguro que el desafecto ¨²ltimo del electorado y el odio que le vomitan los medios ultras han tenido para ¨¦l un alto coste personal, aunque, subrayan sus fieles, siempre ha sido consciente de que su destino era ser expresidente y que la popularidad es un viento ef¨ªmero y de corriente alterna.
Zapatero se ha echado la carga lacerante de la crisis a la espalda en nombre del patriotismo constitucional y del republicanismo laico y convivir¨¢ con ella durante los pr¨®ximos 12 meses. Buscar¨¢ la justificaci¨®n hist¨®rica de su mandato porque le preocupa mucho lo que dir¨¢n de ¨¦l los libros de Historia. El duro castigo de esta segunda legislatura y su sacrificio personal y pol¨ªtico parecen avalar esa buena dosis de grandeza que precisa para que su obra llegue a reivindicarle. M¨¢s que a la gloria -"la gloria es como una burbuja" dijo Shakespeare-, el presidente podr¨ªa aspirar a que con el tiempo, una vez que la roca de la crisis sea devuelta a su monta?a, los ciudadanos le agradezcan retrospectivamente sus esfuerzos y le instalen, quiz¨¢, en el pabell¨®n de los pol¨ªticos que, como Adolfo Su¨¢rez, no obtuvieron en su d¨ªa el justo reconocimiento.
Profesor, secretario general y presidente
- Nieto de un oficial republicano fusilado en 1936, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (Valladolid, 1960) se afili¨® a las Juventudes Socialistas en 1979, tras largas charlas con su padre y encandilado por un mitin de Felipe Gonz¨¢lez al que hab¨ªa asistido con su familia un a?o antes en Gij¨®n (su primer acto pol¨ªtico). Ten¨ªa 18 a?os, Francisco Franco hab¨ªa muerto tres a?os antes, y se acababa de aprobar la Constituci¨®n. Se lo coment¨® a su familia despu¨¦s de haber dado el paso.
- Se licenci¨® en Derecho en la Universidad de Le¨®n cuatro meses antes de que el PSOE obtuviera la mayor¨ªa absoluta en las elecciones generales de 1982 y accediera por primera vez al Gobierno de la mano de Gonz¨¢lez. Luego ser¨ªa contratado como profesor de Derecho Constitucional en ese centro educativo. Su tesina vers¨® del Estatuto de Autonom¨ªa de Castilla y Le¨®n.
- En 1986 se convirti¨® en el diputado m¨¢s joven entonces del Congreso. Dos a?os despu¨¦s fue elegido secretario provincial de los socialistas leoneses.
- Fue nombrado portavoz del PSOE en la Comisi¨®n de Administraciones P¨²blicas de la C¨¢mara Baja en 1996. Antes hab¨ªa formado parte de las Comisiones de Justicia e Interior; Constitucional; y del Defensor del Pueblo.
- Su impulso renovador hab¨ªa nacido en las reuniones celebradas en casa de Trinidad Jim¨¦nez, a las que asistieron, entre otros, Jes¨²s Caldera y Jordi Sevilla. A ese grupo aglutinado alrededor de su liderazgo se le llam¨® Nueva V¨ªa. Tambi¨¦n formaban parte de esa corriente Jos¨¦ Blanco y Juan Fernando L¨®pez Aguilar.
- En 2000 alcanz¨® la secretar¨ªa general del PSOE en el 35? Congreso del partido. Hac¨ªa solo tres a?os que formaba parte de la direcci¨®n, y estaba a punto de cumplir los 40 a?os. Logr¨® 414 votos (41,69%), frente a los 405 votos (40,79%) de Jos¨¦ Bono. Matilde Fern¨¢ndez obtuvo 109, (10,98%) y Rosa D¨ªez 65 (6,55%).
- El 14 de marzo de 2004 gan¨® las elecciones generales y se convirti¨® en el quinto presidente del Gobierno de la democracia. Obtuvo algo m¨¢s de 11 millones de votos (el 42,6%) frente a los 9,8 millones (37,8%) del candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy.
- Zapatero fue reelegido en 2008. Logr¨® 11,3 millones de votos (43,9%), frente a los 10,3 millones (39,9%) de Mariano Rajoy.
- Est¨¢ casado desde 1990 con Sonsoles Espinosa, y tiene dos hijas.
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