"La ciencia es rentable"
El catedr¨¢tico de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica recibe el premio de investigaci¨®n de la Comunidad - Tiene 69 a?os y trabaja 17 horas al d¨ªa. "Si no me aburrir¨ªa", dice
Llega con una estructura de colores entre las manos. A simple vista parece un mecano, un juego de ni?os, pero a los ojos de Miguel ?ngel Alario y Franco puede explicar la naturaleza de un terremoto. Con ella entra en el Laboratorio Complutense de Altas Presiones, ¨²nico en Espa?a y uno de los logros de su larga carrera. Una trayectoria de m¨¢s de 40 a?os como catedr¨¢tico, investigador, profesor, acad¨¦mico y, por encima de todo, cient¨ªfico. Por su aportaci¨®n a la ciencia, la Comunidad de Madrid le concede hoy el Premio de Investigaci¨®n Miguel Catal¨¢n.
Empez¨® echando sal a la lumbre de la cocina de su casa y mezclando bicarbonato y lim¨®n cuando ten¨ªa ocho a?os. No volvi¨® a parar. Tiene 69 a?os y le dedica a su trabajo unas 17 horas al d¨ªa. "Si no me aburrir¨ªa", dice. T¨¦cnicamente es el padre espa?ol de la qu¨ªmica del estado s¨®lido, lo que podr¨ªa explicarse como el estudio de las propiedades de los s¨®lidos para ver c¨®mo se forman y conseguir nuevos materiales.
"Los s¨®lidos son como las personas; si no tienen defectos son muy aburridas"
El profesor critica el sistema de selecci¨®n del personal docente
Empez¨® echando sal a la lumbre de la cocina cuando era ni?o
Regres¨® de Inglaterra en 1973: "El que se va debe volver", afirma
Estaba en Inglaterra a principios de los a?os setenta cuando la universidad en la que trabajaba compr¨® el primer microscopio electr¨®nico del mundo. Se asom¨® a ¨¦l y descubri¨® fascinado c¨®mo se pod¨ªan ver "los defectos de los materiales". Y nunca m¨¢s volvi¨® a dejar de investigarlos. "Los s¨®lidos est¨¢n llenos de defectos, son como las personas, si no tienen defectos son muy aburridas".
Habr¨ªa que preguntar a los alumnos de las facultades de Qu¨ªmica de Espa?a su opini¨®n al respecto, porque Alario es, entre otras muchas cosas, responsable de que la materia llegara a los planes de estudio.
Regres¨® de Inglaterra en 1973 porque quer¨ªa volver. De eso se siente especialmente orgulloso. "Si me hubiera ido a EE UU quiz¨¢s no lo hubiera hecho, pero el que se va debe volver", dice convencido. A su regreso a Espa?a podr¨ªa haberse puesto a trabajar en una empresa en lugar de en la Universidad y ahora, dice, estar¨ªa "muy bien jubilado", como muchos de sus compa?eros. Pero eso tampoco va con ¨¦l. "Al contrario que el com¨²n de los mortales, yo trabajo en lo que me gusta".
Y lo que le gusta es la ciencia, un campo que cree que muy poca gente conoce. "La sociedad tiene buena opini¨®n de los cient¨ªficos, te miran bien si dices que eres cient¨ªfico, pero en realidad no saben lo que eres", apunta. Cree que el problema viene de la educaci¨®n secundaria, donde piensa que habr¨ªa que ense?ar ciencia a los que no quieren ser cient¨ªficos. "Los que quieren serlo ya lo aprender¨¢n despu¨¦s, pero todo el mundo tendr¨ªa que acercarse para ver que no es dif¨ªcil y que, sobre todo, es rentable".
En su caso, adem¨¢s de sus primeros pinitos en casa con la sal y el fuego fueron determinantes dos profesores de su ¨¦poca de instituto para decidirse a estudiar Qu¨ªmica. "Yo no era un alumno de matr¨ªculas, pero para compensar no ser el m¨¢s espabilado trabaj¨¦ mucho", explica. En 1983 logr¨® la c¨¢tedra de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica, en la que por encima de todo hace falta memoria, una cuesti¨®n que, reconoce el profesor, tiene mala fama, pero que es fundamental para ser cient¨ªfico.
Como desde las aulas ya ha visto de todo, siente que ahora los estudiantes llegan a la facultad un poco "desorientados", con la ¨²nica idea de conseguir un t¨ªtulo. Aunque apunta que siempre hay un 10% de alumnos que destaca ("en su mayor¨ªa chicas", precisa), lamenta que el resto se dedique a tomar apuntes "sin parar y con mil colores, a pesar de que luego no sirvan para nada". Pero no solo pone pegas a los alumnos. El profesor tambi¨¦n critica el sistema de selecci¨®n de personal docente. Cree que ya no se mide lo que uno sabe. "Aqu¨ª siempre hay quien te dice para meter a alguien eso de: 'Pobrecito, que era hijo de un compa?ero m¨ªo'. Y eso no deber¨ªa figurar entre los m¨¦ritos".
Para este catedr¨¢tico, el mejor m¨¦rito es el trabajo, en el que ¨¦l espera continuar al menos hasta los 75 a?os. Hace poco sum¨® a sus quehaceres la presidencia de la Real Academia de Ciencias Exactas, F¨ªsicas y Naturales, que, recuerda, recibe siete veces menos dinero que la Real Academia Espa?ola.
Si volviera a nacer tiene claro que ser¨ªa cient¨ªfico, pero advierte que quiz¨¢s har¨ªa m¨¢s cosas... Entonces se para, se calla un segundo y descarta la idea: "Como no va a pasar, no creo que haya que dedicarle mucho tiempo a pensarlo". Y tiempo es lo que no le sobra.
Sale de su laboratorio con la estructura para explicar terremotos en las manos. La Academia le espera.
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