Lo que faltaba
S¨ª, sobre el papel resultar¨ªa plausible que, una vez anunciada su decisi¨®n de no aspirar a un tercer cuatrienio en La Moncloa, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero consagrase los 10 o 12 meses que le restan al frente del Gobierno a aplicar, ya sin servidumbres demosc¨®picas, los dolorosos e impopulares ajustes a¨²n necesarios para que el pa¨ªs pueda levantar cabeza. Ser¨ªa como el fusible que se quema para preservar el resto de la instalaci¨®n, o como el soldado que se sacrifica para que los dem¨¢s miembros de su pelot¨®n puedan replegarse en orden hasta posiciones seguras.
Ojal¨¢ que Zapatero escogiera este colof¨®n para sus ocho a?os de presidencia, aunque un largo historial de frivolidades permite albergar serias dudas al respecto. Tampoco resulta muy tranquilizador el aserto del leon¨¦s con que este diario encabez¨® la entrevista del pasado s¨¢bado: "Voy a hacer campa?a explicando por qu¨¦ hemos salido de la crisis". ?Salido, con el paro registrado m¨¢s alto de la historia? El irredimible optimismo del presidente casa mal con el esp¨ªritu de sacrificio y el sentido de Estado que la recta final de la legislatura exigir¨ªan.
Para el PSC, desautorizar a Rodr¨ªguez Ibarra o Bono ha sido f¨¢cil; desmarcarse de Felipe Gonz¨¢lez o de ZP, mucho m¨¢s complicado
Comoquiera que sea, el paso atr¨¢s de Rodr¨ªguez Zapatero le abre al PSC un nuevo frente de complicaciones. Ante todo, los socialistas catalanes han sufrido del l¨ªder del PSOE el pen¨²ltimo desaire: ellos (por ejemplo, Miquel Iceta) hab¨ªan subrayado la inconveniencia de adelantar el debate sucesorio y pedido a ZP que no se pronunciase antes del 22 de mayo. Pues bien, ZP se pronunci¨® el 2 de abril, y por mucho que las eventuales primarias se pospongan hasta el verano, el debate sucesorio no s¨®lo est¨¢ servido, sino que planear¨¢ sobre cada mitin y cada rueda de prensa hasta el d¨ªa mismo de los comicios municipales.
Eso, sin embargo, es casi anecd¨®tico en comparaci¨®n con la otra consecuencia que la retirada de Zapatero puede tener para el PSC: la posibilidad de que Carme Chac¨®n compita por el liderazgo vacante y se convierta en el cartel electoral del PSOE en 2012 y/o en la secretaria general del partido que fund¨® Pablo Iglesias.
No entrar¨¦ ahora a comparar los curr¨ªculos ni los grosores pol¨ªticos del se?or P¨¦rez Rubalcaba y de la se?ora Chac¨®n, ni a discernir hasta qu¨¦ punto esta ¨²ltima es algo m¨¢s que el resultado de la mezcla entre el gusto de ZP por el progresismo gestual m¨¢s o menos ¨¦patant (una embarazada de nombre Carme en Defensa) y las destrezas comunicativas de la factor¨ªa Barroso. Me parece de mayor trascendencia subrayar la inequ¨ªvoca vocaci¨®n de Chac¨®n por la pol¨ªtica espa?ola y c¨®mo su eventual ascenso a la c¨²spide electoral y org¨¢nica del PSOE enredar¨ªa el ya de por s¨ª complejo sudoku que el socialismo catal¨¢n debe resolver de aqu¨ª al pr¨®ximo oto?o.
Recientemente, Raimon Obiols ha subrayado: "Zapatero no es de mi partido", y Jos¨¦ Zaragoza, m¨¢s cauto, ha dicho: "Nosotros nos sentimos solidarios con el proyecto pol¨ªtico del PSOE, pero ellos tienen el suyo, y nosotros, el nuestro". Y bien, ?ser¨ªan sostenibles estas tesis con una Carme Chac¨®n convertida en lideresa del socialismo espa?ol? ?Resultar¨ªa gestionable la tensi¨®n estructural PSOE-PSC -una tensi¨®n con tendencia inexorable a incrementarse en los pr¨®ximos tiempos- si en la madrile?a calle de Ferraz estuviera al mando una de los nuestros? Para los socialistas catalanes, desautorizar a Rodr¨ªguez Ibarra, Bono o Fern¨¢ndez Vara ha sido f¨¢cil; desmarcarse de Felipe o de ZP, mucho m¨¢s complicado. ?C¨®mo ser¨ªa chocar con una secretaria general del PSOE catalana y con carnet del PSC?
Expres¨¦moslo de otro modo. El pasado 24 de febrero, en sede parlamentaria, la ministra Chac¨®n se defini¨® como "una catalana no nacionalista" con tendencia a ser "cada d¨ªa menos nacionalista". En cambio, numerosos cuadros del PSC creen que el futuro de su partido pasa por moverse exactamente en sentido contrario. En fin, al lector discrepante con mi razonamiento le sugiero hacerse una pregunta: ?qu¨¦ beneficios report¨® al PSC, all¨¢ por 1998-99, tener a Josep/Pepe Borrell como fugaz l¨ªder electoral del PSOE?
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