Arrabal en su jard¨ªn, 50 a?os despu¨¦s
El dramaturgo, emocionado ante el estreno en Espa?a de 'El jard¨ªn de las Delicias'
Hablar de Fernando Arrabal (Melilla, 1932) es como hablar del poliedro. Porque escucharle o leerle es tambi¨¦n como contemplar esa figura geom¨¦trica de muchas caras. Arrabal se levanta de la mesa con su americana negra y su camiseta pintada y posa los pies sobre sus zapatillas Lecoqsportif para proyectar su voz. Empieza hablando de sus amigos Jodorowsky, Samuel Beckett, Dal¨ª o Bu?uel y termina hablando de los viajes en el tiempo y de la existencia de Dios. Sin soluci¨®n de continuidad. Ahora el Proyecto ETC, un laboratorio que empez¨® hace dos a?os en la sala Cuarta Pared -y con el apoyo de la Fundaci¨®n Teatro La Abad¨ªa y El Corral de Comedias de Alcal¨¢ de Henares-, se atreve con una de sus obras teatrales. Pero no una cualquiera de las escritas por el dramaturgo espa?ol, que son ya una veintena : "La peor obra m¨ªa, que es Pic-Nic en el campo de batalla, se hace m¨¢s que ninguna, debe ser porque vivimos tiempos de guerras", suelta de pronto Arrabal. En esta ocasi¨®n se trata de El Jard¨ªn de las Delicias en referencia al tr¨ªptico de El Bosco. Una obra escrita por Arrabal en 1967 despu¨¦s de pasar una temporada en la c¨¢rcel. Una obra nunca antes representada en Espa?a (su estreno se produjo en Par¨ªs en 1969). "Alguien la debi¨® colocar en el sitio equivocado para que haya pasado tantos a?os olvidada", justificaba Rosario Ru¨ªz, la directora del espect¨¢culo que se estrenar¨¢ ma?ana en la citada sala con presencia del dramaturgo. Permanecer¨¢ en cartel hasta el pr¨®ximo 17 de abril.
El Jard¨ªn de las Delicias
De Fernando Arrabal. Sala Cuarta Pared. 8, 9, 10, 14, 15, 16 y 17 de abril a las 21.00. 12 euros.
"En realidad, yo deber¨ªa haber desaparecido del mapa hace mucho"
Han sido seis meses de trabajo para montar una funci¨®n tremendamente compleja, con saltos temporales y elementos m¨²ltiples, como en el cuadro de El Bosco. Un esfuerzo desmedido por ordenar un aparente caos que ten¨ªa que volver a ser caos. Una inmersi¨®n en toda regla en el agujero negro del p¨¢nico arrabaliano para ver la luz: "Crea todo el mundo de una mujer que tiene que evolucionar a un m¨¢s all¨¢, trascender", explica Ru¨ªz.
"No quer¨ªa hacer nada en concreto, mis amigos creadores no quieren nunca hacer nada en concreto, quieren en todo caso hacer algo mejor, m¨¢s honesto", explicaba Arrabal entre trago y trago de vino. "En realidad, yo deber¨ªa haber desaparecido del mapa hace mucho. Ya hay de hecho algunos amigos que me dan por muerto. Si yo soy conocido es porque beb¨ª una vez en televisi¨®n". A?ade.
Al igual que el cuadro de El Bosco, la versi¨®n teatral de Arrabal es como una narraci¨®n aleg¨®rica acerca de la transformaci¨®n espiritual del individuo impulsada por el deseo.
"Sobre la escena veremos un teatro 'transtextual', un teatro libre en el que se incluya todo: el juego, el horror, el humor, la realidad, los sue?os. Un mundo de opuestos en el que vive el hombre p¨¢nico, un amante del Arte, del Juego, de la Fiesta. Lenguaje pl¨¢stico, audiovisual, canto, danza, una alta intensidad de la palabra y el lenguaje f¨ªsico del actor", explica la directora que no ha querido que Arrabal vea el v¨ªdeo que grabaron en el preestreno-ensayo que se hizo hace unos meses en El Corral de Comedias. El dramaturgo ver¨¢ por primera vez su obra en castellano hoy, a las 21.00 horas, cuando tendr¨¢ lugar el estreno nacional de la obra.
Arrabal no deja de sorprenderse por este hecho: "?C¨®mo pueden hacer mis obras de hace 50 a?os como si fueran textos de vanguardia?", se preguntaba. ?l que siempre habla de que escribe desde su circunstancia conclu¨ªa: "Concibo la imaginaci¨®n como el arte de combinar los recuerdos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.