Los magnates se cubren de arte
En medio de la mayor escalada de protestas que pueden decidir la victoria o derrota total del cambio pol¨ªtico en Oriente Pr¨®ximo, a los emires de Dubai y Abu Dabi les sigue resultando comprensible que el Estado, encarnado por ellos mismos como promotores de impresionantes equipamientos culturales, pistas de esqu¨ª artificiales y resorts de lujo, asuma todo el peso y control de la sociedad, con el coto o aniquilaci¨®n de las libertades que se producen en una econom¨ªa basada en el petrod¨®lar y una disciplina religiosa que reserva a los hombres un tratamiento preferencial, manteniendo a raya a las mujeres y a las clases deprimidas. Los jeques sunn¨ªes del golfo P¨¦rsico no pueden vivir sin la religi¨®n, pero al no encontrar en ella lo que buscaban han decidido abrazar una mucho m¨¢s poderosa, que no exige sufrimiento ni sensibilidad y que es capaz de crear kilom¨¦tricos campos de golf en medio de los arenales yermos, bab¨¦licos rascacielos que rompen las leyes de la naturaleza y ciudades sostenibles que la protegen. Si Roma o Viena pudieron ser infames y gloriosas, Abu Dabi y Dubai empiezan a acaparar tambi¨¦n expresiones extremas: rehechas de la nada, las dos monarqu¨ªas m¨¢s importantes de los Emiratos ?rabes Unidos son hoy el fresco arcaico-futurista de un no lugar, el escenario de febril metamorfosis que obliga al for¨¢neo a preguntarse si detr¨¢s de esa insustancial, ahist¨®rica y brillante ficci¨®n existe una esencia de la vida y la cultura. De momento, no. En los EAU, la distancia entre la vida y su significado es la conciencia de su ausencia, un potemkinismo vac¨ªo e indiferente envuelto en una aparente paz y custodiado en la caja fuerte de un Estado que presume de su condici¨®n de para¨ªso fiscal.
En aquel ilusorio 'passe-partout' es evidente el inter¨¦s de los emires por la creaci¨®n de un patrimonio cultural propio
Frente a la reja del versallesco palacio de una de las esposas del emir Rashid al Maktoum, una pareja de pavos reales inicia su danza nupcial. La primavera es, en el mes de marzo, un avanzado verano, y un viento c¨¢lido revestido de fina arena da vueltas como un n¨®mada por la kasbah. La comitiva real atraviesa la magn¨ªfica puerta ateniense, coronada por una cuadriga ba?ada en oro, rumbo a la feria de arte m¨¢s importante del mundo ¨¢rabe, que se celebrar¨¢ en el hall del hotel Madinat Jumeirah de Dubai, frente al Burj al Arab, un sietestrellas con forma de vela que parece estar a punto de romper con su m¨¢stil un falso horizonte azul, mimetizado en un "show de Truman". En la quinta edici¨®n de este evento todo es abstracto, en la m¨¢s pura tradici¨®n de la iconoclastia musulmana, de manera que es dif¨ªcil adivinar en qu¨¦ tipo de feria estamos: creada con el dinero de la familia del emirato, alberga 82 galer¨ªas de 34 pa¨ªses, con la peculiaridad de que "dedica" un d¨ªa a la mujer (y la consiguiente prohibici¨®n de entrada a los hombres). ?Discriminaci¨®n positiva? Se trata, m¨¢s bien, de la ret¨®rica de afirmaci¨®n de un sistema abominable que no solo no rompe un escudo represivo sino que lo refuerza. El resto del a?o, las mujeres siguen sin tener rostro ni poder de decisi¨®n en el espacio p¨²blico.
El acontecimiento m¨¢s importante de la feria de arte de Dubai es la concesi¨®n del Premio Abraaj, el mejor dotado del mundo (un mill¨®n de d¨®lares) destinado a la producci¨®n de cinco obras de artistas del norte de ?frica, Oriente Pr¨®ximo e India. Hace a?os que Christie's y Sotheby's apostaron por este mercado en expansi¨®n, pero desde el crash de 2008 las cosas han cambiado sustancialmente; las casas de subastas tienen hoy un papel m¨¢s bien testimonial, mientras la feria de arte parece estar pagando su tributo a la fugacidad terrena del capital. Lo cierto es que los precios de las obras -la mayor¨ªa de autores de la regi¨®n, con trabajos t¨ªmidamente pol¨ªticos o muy decorativos- son asequibles, aunque muchos galeristas se quejaban del poco negocio, contradiciendo las alegres declaraciones oficiales que afirmaban que Dubai ser¨ªa, por fin, la nueva competidora de Basel. Mientras, en el downtown, inauguraban las galer¨ªas del distrito DIFC: Arspace, The Farjam Collection, Ayyam Gallery, Cuadro Fine Art y Empty Quarter. Arte muy comercial en espacios envidiables. Con todo, en aquel ilusorio passe-partout era evidente el inter¨¦s de los emires por la creaci¨®n de un patrimonio cultural propio, al que se sumar¨¢n en muy pocos a?os las colecciones de expatriados de alto nivel cultural establecidos en estas tierras, tambi¨¦n patrocinadores de la feria, como la india Smita Prabhakar, la kuwait¨ª Samina Saleh, el matrimonio iran¨ª Salsali y el holand¨¦s Kito de Boer, con su singular colecci¨®n de arte indio.
A poco m¨¢s de treinta kil¨®metros, el vecino Sharjah inauguraba la X Bienal de Arte, auspiciada por las familias reales, mientras el Consejo de Seguridad del Golfo (CSG), integrado por Arabia Saud¨ª y los siete emiratos, enviaba tropas de ayuda al Gobierno de Bahrein para sofocar las revueltas de miles de personas que reclamaban democracia y dignidad. Se podr¨ªa decir que las tibias manifestaciones art¨ªsticas contra la represi¨®n en pa¨ªses como Egipto, Yemen o Libia que se pod¨ªan ver en los diferentes enclaves de la bienal parec¨ªan oportunistas, estetizadas o fuera de lugar.
Comisariada por Suzanne Cotter y Rasha Salti, la bienal se presenta como una plataforma -un plat¨®- con 200 obras (entre cine, v¨ªdeo, performance, pintura, escultura, fotograf¨ªa) para articular una trama f¨ªlmica, a partir de las narraciones de 76 autores nacidos o residentes en los pa¨ªses de la regi¨®n, a los que se suman otras de autores europeos y americanos. Para Cotter, comisaria del Guggenheim Abu Dabi, la bienal podr¨ªa servir de banco de pruebas para armar la colecci¨®n de arte de Oriente Pr¨®ximo de la franquicia americana. Pero la crisis ha golpeado tambi¨¦n al riqu¨ªsimo emirato -Abu Dabi posee el diez por ciento de las reservas mundiales de petr¨®leo-: los trabajos de construcci¨®n de la isla de los museos en Saadiyat (isla de la felicidad), con el Louvre de Jean Nouvel, la ?pera de Zaha Hadid, el Guggenheim de Gehry, el Museo Mar¨ªtimo de Tadao Ando y el British Museum de Norman Foster, no tienen todav¨ªa fecha de conclusi¨®n (se preve¨ªa para 2012). Hace un par de semanas, el artista liban¨¦s Walid Raad, que tiene varias obras en Sharjah, lanz¨® un boicot junto a 130 artistas, escritores y comisarios contra la fundaci¨®n Guggenheim, como denuncia de las condiciones de precariedad y explotaci¨®n de los obreros inmigrantes que trabajan en el complejo muse¨ªstico. "La bienal de Sharjah tiene mucho que decir sobre esto -explica Raad- y tambi¨¦n su comisaria, responsable del nuevo Guggenheim". Isla de la felicidad, s¨ª, pero ?para qui¨¦n?
Hasta hace tres d¨¦cadas, la ¨²nica riqueza de las tribus asentadas en esta regi¨®n del golfo era el comercio de perlas y la cr¨ªa de halcones. El petr¨®leo arranc¨® a los emirat¨ªs de su sencilla vida entre camellos y jaimas. En menos de diez a?os, los jeques han transformado la orograf¨ªa de estas costas, con proyectos fara¨®nicos como el Palm Jumeirah o The World, un archipi¨¦lago artificial compuesto por 300 islas dispuestas en forma de mapamundi, que albergar¨¢ lujosos resorts. Hoy, este proyecto no solo est¨¢ parado por la recesi¨®n econ¨®mica, la naturaleza tambi¨¦n ha desencadenado su venganza contra las patolog¨ªas que destila cierto orden social: a partir de unas fotograf¨ªas a¨¦reas se ha podido comprobar que el mar est¨¢ desfigurando el complejo, deshaciendo las islas. La pregunta es si la vecina isla de la Palmera -donde viven los hombres de negocio, coleccionistas de arte y de autom¨®viles Rolls Royce-, con su estructura artificial de arena, podr¨¢ soportar el peso de los grandes complejos y hoteles ya construidos. O se hundir¨¢ para siempre en el mar, como un acorazado, bajo el peso de su saturada riqueza.
X Bienal de Sharjah. "Plot For a Biennial". Del 16 de marzo al 16 de mayo. Comisaria: Suzanne Cotter y Rasha Salti. Sharjah Art Museum, Cricket Stadium y Heritage Area. Sharjah. Emirates.
![Museo Soumaya (M¨¦xico DF), del arquitecto Fernando Romero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZURYHZXIW4SO4BECO7Z2KGI4RM.jpg?auth=b072992d798fd45ff88c6b30438be25ce62b28d619a65bcb7903e067ad222a04&width=414)
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