Artistas que desaf¨ªan el poder chino
Ai Weiwei, desaparecido hace una semana, no est¨¢ solo en sus cr¨ªticas al r¨¦gimen comunista - Otros creadores son censurados por enfrentarse a ¨¦l
Fuck off! Quiz¨¢ solo Ai Weiwei se atreva a fotografiar su pu?o con el dedo coraz¨®n bien erguido frente a la Ciudad Prohibida en el centro de Tiananmen y titular as¨ª la obra. Pero Weiwei no est¨¢ solo en su empe?o por "buscar la justicia para China". Muchos otros creadores plantan cara al sistema y ponen en juego su vida profesional, e incluso su integridad f¨ªsica, con cr¨ªticas al autoritarismo del poder pol¨ªtico y a la sociedad neocapitalista que se han impuesto en China en las tres d¨¦cadas posteriores a la apertura econ¨®mica iniciada por Deng Xiaoping.
Hormigas humanas contra el Gran Drag¨®n. Luchan contra la censura y para que la poblaci¨®n se conciencie de los diferentes problemas que la asfixian. La detenci¨®n y posterior desaparici¨®n de Ai Weiwei el pasado domingo, acusado de presuntos "delitos econ¨®micos", suponen solo el ¨²ltimo eslab¨®n de un duro mensaje que llega ahora al mundo de la cultura, y que resume de forma contundente el t¨ªtulo de un editorial publicado ayer por el diario China Daily: "El activismo pol¨ªtico no puede ser un escudo legal". A fin de cuentas, Pek¨ªn considera que Ai Weiwei es solo un delincuente com¨²n.
"Todo es dinero. Hemos perdido la dignidad, el amor", se queja un cineasta
El artista era perfectamente consciente de que sus incendiarios mensajes podr¨ªan acarrearle graves problemas. "Estoy preparado para hacer frente a las consecuencias", aseguraba hace un a?o. "Soy consciente de que mi faceta como creador me da una voz m¨¢s fuerte en el mundo, y por eso considero que es mi obligaci¨®n hacerla valer. No hacerlo ser¨ªa un crimen".
Por eso, el creador que expone actualmente en la galer¨ªa Tate Modern de Londres no desperdicia ocasi¨®n para disparar contra el Partido Comunista: "Funciona como un ej¨¦rcito. No importa cu¨¢nta gente muera para conquistar la colina. A este Gobierno no le importa la vida humana". No lo dice solo por el edema cerebral que le provocaron varios polic¨ªas cuando se encontraba investigando las consecuencias del terremoto que sacudi¨® Sichuan hace tres a?os, Weiwei encuentra muchas razones para mostrarse beligerante en sus frecuentes posts en blogs porque considera que "Internet es la ¨²nica esperanza de China".
Otros creadores no cuentan con protecci¨®n alguna y han de mostrarse m¨¢s comedidos. Sus mensajes explotan en la literatura o la moda, y muchas veces ponen contra las cuerdas al Gobierno. Es lo que hizo Zhao Bandi durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn, que consider¨® "totalmente desligados de la gente".
Ni corto ni perezoso, este dise?ador de moda cre¨® mascotas alternativas, osos panda de diferentes colores a semejanza de los mu?ecos originales, y se atrevi¨® a organizar un recorrido de relevos para una antorcha alternativa que culmin¨® en una ceremonia de inauguraci¨®n paralela a la que acudi¨® hasta el alcalde de Ginebra. "Pretend¨ªa demostrar que los individuos pueden marcar la diferencia. Fue una iniciativa ir¨®nica, pero tuvo mucho m¨¢s ¨¦xito del esperado", se enorgullece al recordarlo en su estudio en Pek¨ªn.
Claro que a las autoridades no les hizo ninguna gracia. Lo mismo sucedi¨® con el desfile que organiz¨® utilizando la figura del oso panda en dise?os de lencer¨ªa excesivamente provocativos para el gusto de las autoridades. Fue la excusa perfecta que utiliz¨® el Gobierno de Sichuan para aprobar una ley que proh¨ªbe el uso comercial de este animal, considerado una "figura nacional", y evitar as¨ª nuevas salidas de tono de Zhao. No lo han conseguido.
La prohibici¨®n de tres de sus novelas en territorio chino tampoco ha callado a Yan Lianke, un reputado novelista que tambi¨¦n utiliza el sarcasmo en sus s¨¢tiras pol¨ªticas sobre la Revoluci¨®n Cultural para descubrir los l¨ªmites de lo pol¨ªticamente correcto en China. "Vivimos una situaci¨®n absurda", critica en una librer¨ªa de las afueras de Pek¨ªn. "Hay muchas cosas que se pueden hacer en China, pero de las cuales est¨¢ prohibido hablar. Quiero mostrar la falsedad de esta sociedad y de la pol¨ªtica que la rige". Sin embargo, no cree que el escenario vaya a cambiar. "Los occidentales se empe?an en asegurar que habr¨¢ problemas pol¨ªticos en China y que el desarrollo desembocar¨¢ irremediablemente en reformas democr¨¢ticas, pero yo creo que el Partido Comunista gobernar¨¢ China durante mucho, mucho tiempo".
Yan no est¨¢ solo en esta observaci¨®n. Por eso, muchos creadores prefieren ceder ante la censura. Es el caso de Li Yu, una directora que ya sufri¨® en sus propias carnes la retirada en 2007 de su pel¨ªcula Lost in Beijing poco despu¨¦s de su estreno en China. "Todo porque a la mujer de un importante pol¨ªtico le parecieron excesivas las escenas de sexo", aclara. "Pensamos que la censura es un sofisticado sistema de control pol¨ªtico en el que miles de personas trabajan como hormigas para detectar cualquier mensaje contrario a la doctrina del Gobierno. No es as¨ª. Todo el sistema est¨¢ en manos de ciertos individuos, pocos, que concentran una gran cuota de poder. Hay que negociar todo con ellos, porque si no les gusta lo que ven, no se muestra". Marcarles un gol no es f¨¢cil. Para poder estrenar su ¨²ltima producci¨®n, Buddha mountain, Li ha tenido que trabajar codo con codo con los censores chinos, y se le ha atragantado el coraz¨®n en varias ocasiones. Sobre todo cuando le dijeron que no pod¨ªa mostrar a unos j¨®venes haciendo descarrilar un tren, aunque la acci¨®n no tuviese motivaci¨®n pol¨ªtica. "Si no est¨¢ aprobado de antemano el gui¨®n, no se puede comenzar a rodar, as¨ª que hice cambios m¨ªnimos para que el mensaje -una ¨¢cida cr¨ªtica social- quedase intacto".
Lo mismo ha vivido Wang Xiaoshuai, director de La bicicleta de Pek¨ªn y, recientemente, Chongqing Blues. Su cineexplora los entresijos de "una sociedad que est¨¢ perdida". Para finalizar So close to paradise, el primer proyecto que cont¨® con financiaci¨®n estatal, necesit¨® cuatro a?os de guerra con la censura. Su batalla contin¨²a. El mensaje de sus filmes es demoledor: "Todo es capitalismo, todo es dinero en China. No hay ni filosof¨ªa ni religi¨®n. Se ha perdido el pasado. Dir¨ªa m¨¢s. Hemos perdido la dignidad, la amistad, el amor. Sin embargo, parece que todo va bien en China".
Babelia
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