La 'normalidad' de Salvador Sostres

Hay quienes, como Salvador Sostres, comprenden que un hombre al que le abandona su novia embarazada de otro hombre se sienta agredido por una violencia brutal. Estos energ¨²menos consideran que el hombre que se siente roto, pretendidamente muerto en vida por este hecho, es un chico normal. El propio Sostres que, sin embargo, recalca que en ning¨²n caso se puede justificar el asesinato de la mujer, reconoce no estar seguro de cu¨¢l podr¨ªa ser su reacci¨®n de macho herido -"Me reconozco en su desesperaci¨®n, muy normal y nada monstruosa: en su herida, en su desgarro. Quiero pensar que no tendr¨ªa su reacci¨®n, como tambi¨¦n lo quieres pensar t¨². Pero ?podr¨ªamos realmente asegurarlo?" (sic)-.

Creo que es este rasgo patol¨®gico el principal actor en la violencia de g¨¦nero. Solo se podr¨¢ acabar con esta lacra criminal cuando desaparezca de la faz de la tierra el "macho herido". Es una tarea ardua, sobre todo cuando hay prensa que le paga por publicar sus art¨ªculos de opini¨®n. Pero no hay otro camino. Estoy seguro de que alg¨²n d¨ªa la sociedad ver¨¢ tan aberrantes los art¨ªculos de este tipo de machos como ahora ve los de un pederasta; por cierto, el propio Sostres se confes¨® amante de las ni?as. Si admitimos ese concepto de normalidad que defiende Salvador Sostres, tendremos que convenir en que a¨²n no hemos salido de las cavernas. Y ellas, las mujeres, no tienen la culpa.