La guerra fr¨ªa de Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª
Las relaciones entre Teher¨¢n y los pa¨ªses del Golfo se han tensado tras el env¨ªo de tropas saud¨ªes a Bahr¨¦in para evitar el contagio de las revueltas
Las siempre delicadas relaciones entre Ir¨¢n y los pa¨ªses ¨¢rabes ribere?os del golfo P¨¦rsico han entrado en una fase cr¨ªtica a ra¨ªz del env¨ªo de tropas saud¨ªes a Bahr¨¦in el mes pasado. Teher¨¢n acusa a Arabia Saud¨ª de "estar jugando con fuego". Riad y sus aliados del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) responsabilizan a la Rep¨²blica Isl¨¢mica de "inflamar las tensiones sectarias" y "atentar contra su seguridad". En el ¨²ltimo episodio de esta guerra fr¨ªa regional, el Gobierno iran¨ª ha expulsado a tres diplom¨¢ticos de Kuwait en respuesta a una medida similar del emirato.
"No se trata de un recelo reci¨¦n descubierto, lo que ha cambiado es el contexto regional e internacional", interpreta Ibrahim Khayat, director del International Center for Strategic Analysis de Dub¨¢i. "Con la ca¨ªda de Mubarak, los saud¨ªes han visto c¨®mo el sistema puesto en pie por EE UU en la regi¨®n empezaba a desvanecerse y de repente se encuentran incapaces de responder a los cambios que se est¨¢n dando", a?ade.
La par¨¢lisis pol¨ªtica de Arabia Saud¨ª es un anticipo de la crisis sucesoria
El Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo dice que Ir¨¢n inflama las tensiones
La situaci¨®n se ha agravado con la condena de dos iran¨ªes en Kuwait
Teher¨¢n asocia las revueltas con la revoluci¨®n que dio lugar a la rep¨²blica
El estallido de la protesta popular en Bahr¨¦in hizo saltar la alarma. La posibilidad de que esa isla-Estado se convierta en una verdadera monarqu¨ªa constitucional, como reclaman los manifestantes, abrir¨ªa el camino para cambios similares en Kuwait, Om¨¢n y, eventualmente, el resto de los miembros del CCG. Arabia Saud¨ª, el peso pesado de ese foro (que tambi¨¦n incluye a Catar y a Emiratos ?rabes Unidos), no puede consentirlo. Sin embargo, se halla en la peor situaci¨®n para actuar. Con el rey, el heredero y el tercero en la l¨ªnea al trono enfermos de c¨¢ncer y mayores de 80 a?os, su par¨¢lisis pol¨ªtica es un anticipo de la previsible crisis sucesoria.
"Necesitan que se les vea tomando la iniciativa", asegura Khayat. De ah¨ª la decisi¨®n de enviar a Bahr¨¦in la fuerza Escudo de la Pen¨ªnsula, transformando su misi¨®n militar en una de seguridad. "Tratan de ganar tiempo mientras buscan una soluci¨®n", a?ade el analista.
De ah¨ª tambi¨¦n el sutil giro que ha dado el CCG, fundado hace 30 a?os para contrarrestar la amenaza de Ir¨¢n tras el ascenso al poder de Jomein¨ª y su transformaci¨®n en Rep¨²blica Isl¨¢mica. A la importancia de la seguridad regional y la estabilidad interna, sus adalides han a?adido la necesidad de reforzar la capacidad militar del Consejo. Significativamente, el nuevo secretario general, Abdul Latif al Zayani, un bahrein¨ª, es el primero que procede de las Fuerzas Armadas.
A Ir¨¢n le ha faltado el tiempo para sacar partido de la situaci¨®n. Enseguida se apresur¨® a condenar como "una invasi¨®n" el env¨ªo de las tropas saud¨ªes a Bahr¨¦in. Aunque el Escudo de la Pen¨ªnsula tambi¨¦n incluye 500 polic¨ªas de Emiratos ?rabes Unidos y una patrulla mar¨ªtima de Kuwait, es el millar de soldados de Riad el que simboliza la rivalidad hist¨®rica e ideol¨®gica de los dos grandes de la regi¨®n. Mientras la Rep¨²blica Isl¨¢mica constituye el referente del chi¨ªsmo, los Saud se han erigido en defensores de las esencias del islam sun¨ª que practican la mayor¨ªa de los musulmanes.
Arabia Saud¨ª y el resto de las monarqu¨ªas sun¨ªes de la regi¨®n comparten la sospecha de la familia real bahrein¨ª de que Ir¨¢n est¨¢ detr¨¢s de las movilizaciones de su poblaci¨®n, dos tercios de la cual son chi¨ªes y tienen lazos hist¨®ricos y familiares con ese pa¨ªs. El modo tendencioso con el que los medios iran¨ªes informan de la revuelta en Bahr¨¦in no ayuda a disipar la desconfianza. El Gobierno de Manama, que ayer reconoci¨® la muerte de otros dos detenidos, ha denunciado una "interferencia intolerable en sus asuntos internos", suspendido las conexiones a¨¦reas y telef¨®nicas con Ir¨¢n, y retirado a su embajador. Los iran¨ªes han respondido llamando al suyo.
La situaci¨®n se ha agravado con la condena a muerte en Kuwait de un nacional y dos iran¨ªes acusados de pertenecer a una red de espionaje para la Guardia Revolucionaria. "La guerra fr¨ªa entre Ir¨¢n y el CCG est¨¢ afectando a toda la regi¨®n y empuj¨¢ndola al abismo", dice Abdullah al Shayji, jefe del departamento de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Kuwait.
Sin embargo, el ministro iran¨ª de Exteriores, Ali Akbar Saleh¨ª, se ha declarado dispuesto a "resolver" las diferencias. El propio Ahmadineyad ha tratado de quitar hierro al comunicado del CCG que acusaba a su pa¨ªs de inmiscuirse en sus asuntos internos. Aunque el r¨¦gimen iran¨ª ha abrazado con entusiasmo las revueltas ¨¢rabes tratando de asociarlas con la revoluci¨®n que dio lugar a la Rep¨²blica Isl¨¢mica, su ¨®rdago no est¨¢ exento de riesgos. Si en esos pa¨ªses triunfaran los islamistas sun¨ªes, existe el peligro de que se agrande la brecha sectaria. Si se encaminan hacia la democracia, pueden convertirse en un modelo para los propios iran¨ªes, cuya protesta fue aplastada en 2009. Tampoco parece que los saud¨ªes vayan a pasar de la escalada verbal. "?A d¨®nde les llevar¨ªa? Dentro del pa¨ªs, dar¨ªa m¨¢s peso a los takfiris [extremistas sun¨ªes] y en lo internacional, no iban a obtener apoyo", concluye Khayat.
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